Mujeres manifiestan más rechazo que los hombres a la vacuna contra el Covid
Estudio realizado por la U. de Chile descubrió diferencias de género y de edad a la hora de inocularse contra el coronavirus.
De acuerdo a lo que han informado las autoridades, la mayoría de los chilenos tendrá acceso a la vacuna contra Covid-19, la enfermedad provocada por el virus pandémico Sars-CoV-2 y tal como lo han repetido varias veces, ésta será voluntaria.
Cabe entonces la pregunta, siendo voluntaria, ¿se logrará llegar a una cobertura del 70 u 80% de la población vacunada para tener algún efecto de protección?
Investigadores de la Universidad de Chile, coordinados por Irma Palma, académica e investigadora de Facultad de Ciencias Sociales de esta universidad, centraron el Séptimo Informe de Vida en Pandemia, precisamente en las dudas y certezas que la vacuna podría despertar entre la población (“Vacilación en la Transición al dispositivo médico en la lucha contra el Covid-19″).
¿Los resultados? En términos generales, el 41% de las personas encuestadas afirma tener una máxima disponibilidad frente a la vacuna, frente a un 17% que respondió que “de ninguna manera” se vacunará, matizado por un 11% que dijo “no sé”. Así sumados aquellos que dicen “no sé” más todos los que tuvieron algún nivel de vacilación, los que dudan de la inoculación llegan al 42%.
Pero al analizar por género, o edad, el rechazo o la voluntad de vacunarse tiene importantes matices. Por ejemplo, por género, los hombres muestran una mayor disposición a vacunarse (48%), pues en las mujeres esta cifra solo llega a al 36%. Y cuando la respuesta es que “de ninguna manera” están dispuestos a vacunarse, la negativa es mayor en las mujeres (20%) pues en los hombres solo llega al 14%.
Por edad, dice la investigación, las personas mayores son las que manifiestan mayor disposición a vacunarse: 52% de las personas de 50 años o más lo haría “de todas maneras”, respuesta que sólo llega al 34% del grupo de 20 a 29 años. ¿La razón? “La diferencia se produce entre los hombres de diferentes edades. Las mujeres son mucho más homogéneas y en todas las edades aparecen con menos probabilidad de que se vacunen. Como hipótesis, creo que los hombres más jóvenes están menos asediados en términos de riesgo de morir que las personas mayores. Podría ser que ellos tengan una percepción del riesgo diferenciado”, dice Palma.
Razones para dudar
La encuesta fue aplicada entre el 26 de noviembre y el 12 de diciembre del año pasado a 2.019 personas desde los 20 años, de distintas partes del país seleccionadas en función de cuotas por comunas, edades y sexo, justo cuatro días antes que se aprobara por unanimidad el uso excepcional de la vacuna desarrollada por el laboratorio Pfizer/BioNTech.
A quienes dudaban sobre ponerse la vacuna, se les preguntó además por la razón por la que no estaban seguros de hacerlo. El 45% dijo que lo haría cuando se pruebe en el resto la población ya inoculada que no hay efectos secundarios, mientras otro 33% también mencionó estar preocupado por los efectos secundarios.
A ellos se suma el 8% que dijo que no cree que sea eficaz, un 4% que dice que lo hará con la segunda o tercera vacuna que salga, un 3% que lo haría si recomendara su médico, el 1% cree que tiene pocas posibilidades de enfermar, mientas que otro 1% señala que la epidemia ya pasó.
Un 3% declaró que están en contra de las vacunas en general. Con esta cifra, los investigadores llegan a la conclusión que no se observa oposición declarada a las vacuna en la sociedad chilena. “Ese 3% está haciendo una apropiación del discurso, son opositores al dispositivo de vacunas en general. Es muy interesante porque si esa resistencia llega hasta el final, igual hay condiciones para lograr una inmunización colectiva de al menos el 70% en el país. Por lo tanto, el centro de la preocupación no debe estar en ellos porque ellos se oponen a cualquier vacuna. Es un porcentaje bajo”, dice Palma.
Distinto es el caso de quienes vacilan o dudan. Según la investigadora, lo que hay es una vacilación que tiene que ver con asuntos médicos sobre la eficacia y seguridad de la vacuna. “La evaluación de las vacunas se produce por tres elementos: eficacia, efectos secundarios de corto y largo plazo y el tiempo de protección de la vacuna o inmunidad. El tiempo de desarrollo de esta vacuna fue distinto, más rápido. Esta duda y la necesidad de confiar para vacunarse se resolverá pero no con conocimiento científico directamente, sino con una relación entre ciencia y conocimiento de las personas”, explica la investigadora.
En esa lógica, señala Palma, podría ser relevante la agencia que acredita las vacunas, el país de origen, las contradicciones al interior de los científicos, pudieran pesar más esos elementos que el conocimiento específico, insiste.
A la luz de este estudio y en el supuesto de que lleguen todas las vacunas que se han comprometido públicamente, la vacunación será una cuestión de tiempo, asegura Palma.
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