La cápsula Starliner de Boeing regresó exitosamente a la Tierra desde la Estación Espacial Internacional, completando de buena forma el vuelo de prueba antes de que los astronautas de la Nasa suban a bordo.
Fue un viaje rápido de regreso: la cápsula se lanzó en paracaídas al desierto de Nuevo México solo cuatro horas después de abandonar el laboratorio en órbita (con paracaídas) para amortiguar el aterrizaje. No iban personas, solo un maniquí estaba abrochado.
A pesar de algunas fallas en los propulsores e inconvenientes del sistema de enfriamiento, Starliner pareció asegurar su crucero de prueba de alto riesgo, dos años y medio después de su primer intento fallido. Los controladores de vuelo en Houston aplaudieron y vitorearon el aterrizaje.
“Es grandioso tener este increíble vuelo de prueba detrás de nosotros”, dijo Steve Stich, director del programa de tripulación comercial de la Nasa. El mismo describió la demostración como “extremadamente exitosa”, con todos los objetivos cumplidos.
Mark Nappi, vicepresidente de Boeing, añadió que “en una escala del uno al 10, creo que le daría un 15″.
Considerando estos primeros resultados, los astronautas de la Nasa ahora se unirán para un nuevo viaje a la Estación Espacial, posiblemente a fin de año. La Nasa ha querido durante mucho tiempo que dos compañías estadounidenses transporten astronautas, como un seguro adicional, ya que redujo drásticamente su dependencia de Rusia para los viajes hacia y desde la Estación Espacial.
En 2019, Boeing realizó su primer intento por llegar a la Estación Espacial, pero se produjeron una serie de errores de software que dejaron la cápsula en la órbita equivocada. La compañía arregló las fallas y volvió a intentarlo el verano pasado, pero las válvulas corroídas detuvieron la cuenta regresiva. Luego de una serie de reparaciones, finalmente Starliner despegó de Cabo Cañaveral esta semana, acoplándose a Estación Espacial.
Las reparaciones y la renovación le costaron a Boeing casi 600 millones de dólares.
Los astronautas de la estación probaron los sistemas informáticos y de comunicación de Starliner durante los cinco días de la expedición espacial. También descargaron cientos de kilogramos de artículos comestibles y otros suministros que volaron en la cápsula de Boeing, luego la llenaron con tanques de aire vacíos y otros equipos desechados.
A lo largo del viaje estuvo el muñeco de prueba de Starliner: Rosie the Rocketeer, inspirado en Rosie the Riveter, la icónica imagen de la Segunda Guerra Mundial.