No es el Salto Ángel: la cascada más grande del planeta está escondida bajo el océano
La colosal cascada tiene más de 3 kilómetros y permanece oculta de la vista bajo la superficie del mar.
El Salto Ángel, también llamado el mundo perdido, es la cascada más alta del mundo y la cascada de agua ininterrumpida más alta del mundo, con una altura de 979 m (807 m de caída ininterrumpida).
Otras las más espectaculares catataras en el mundo son las del Niágara, que en realidad son un conjunto de cascadas situadas en el río Niágara, en la zona noreste de América del Norte, entre Canadá y Estados Unidos. Aunque su caída es de aproximadamente 51 metros, su amplia distribución las hacen unas de las más visitadas del mundo.
No es el Salto Ángel: la cascada más grande del planeta está escondida bajo el océano
Pero la cascada más alta del mundo en realidad no está en la superficie del planeta. Está oculta bajo el océano. Se ubica en el estrecho de Dinamarca, que separa Islandia de Groenlandia. Aunque no es visible porque está bajo la superficie del océano Atlántico, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, su sigla en inglés) esta cascada mide 3,51 kilómetros, lo que la hace tres veces más alta que la del Salto del Ángel, la más alta sobre la superficie terrestre.
Según National Geographic, la cascada se forma porque el agua fría que viaja hacia el sur se encuentra con las aguas cálidas del Mar de Irminger. El agua de menor temperatura es más densa, con lo cual se hunde siguiendo el desnivel del suelo oceánico y crea un flujo descendiente.
Así, el marcado contraste de temperatura y salinidad alimenta una cascada lo suficientemente poderosa como para mover volúmenes colosales de agua a través del fondo del océano.
Los científicos, que llevan investigado este fenómeno desde 1995, aseguran que la catarata tiene un papel fundamental en la estabilidad del sistema climático global.
Con un ancho de 480 kilómetros, este gigante invisible es un actor crítico en la circulación oceánica de nuestro planeta.
Y, sin embargo, a pesar de su enorme escala, la cascada permanece oculta a la vista humana y sólo es detectable utilizando herramientas oceanográficas avanzadas.
Mientras que en el Niágara, el agua alcanza velocidades de unos 30,5 metros por segundo de caída, las del estrecho de Dinamarca se precipitan unos 0,5 metros por segundo. A pesar de eso, según Mike Clare, líder de Geosistemas Marinos en el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido en Southampton, entrevistada por Live Science “si estuvieras allí abajo, probablemente no notarías todo ese revuelo”.
Sin embargo, bajo la tranquila superficie, actúan poderosos procesos naturales que impulsan las corrientes oceánicas globales y regulan el clima del planeta
Creación de la cascada más grande
La catarata del estrecho de Dinamarca no apareció de la nada. Es una reliquia antigua, formada entre 17.500 y 11.500 años atrás durante la última Edad de Hielo.
A medida que inmensos glaciares remodelaron el paisaje, se esculpió la estructura única de esta inmensa cascada.
A diferencia de sus contrapartes terrestres, esta maravilla oculta existe en un entorno dinámico, moldeado y preservado por una combinación milenaria de corrientes oceánicas cambiantes , fluctuaciones de temperatura y procesos geológicos.
Esta imponente cascada submarina no solo desafía nuestra noción de tamaño y poder, sino que cumple una función fundamental en la regulación de algunos de los procesos más cruciales de la Tierra.
Como parte de un sistema global, la catarata del estrecho de Dinamarca ayuda a distribuir calor, nutrientes y energía en todo el mundo.
Este fenómeno tiene un papel decisivo en la circulación termohalina atlántica —y por tanto, en el clima global—, y es clave para el funcionamiento de los ecosistemas marinos profundos de la zona. Aunque este desbordamiento de agua densa es y ha sido intensamente estudiado por la comunidad científica desde el punto de vista de la oceanografía física, existen aspectos clave que todavía son una incógnita
“Lo que ocurre aquí se siente en todas partes. El flujo crea un efecto dominó que conecta ecosistemas y climas de todo el mundo”, explicó la científica marina Anna Sánchez Vidal.
El poder de la naturaleza
La catarata del estrecho de Dinamarca es única en su escala e importancia, pero también representa una categoría más amplia de fenómenos naturales raros: las cataratas submarinas.
Estas cascadas submarinas se diferencian de las cascadas terrestres más conocidas, ya que dependen de condiciones oceanográficas como las diferencias de temperatura, salinidad y densidad del agua.
Lo que hace que la catarata del estrecho de Dinamarca sea verdaderamente extraordinaria es el marcado contraste entre los gélidos mares nórdicos y las aguas más cálidas del Atlántico. Estas condiciones crean un flujo impulsado por la gravedad que supera cualquier proceso similar que se encuentre en las profundidades del océano.
Aunque en otras regiones, como cerca de las dorsales oceánicas o en ciertos estrechos, se producen flujos de menor densidad, ninguno alcanza el ancho o la caída vertical del desbordamiento del estrecho de Dinamarca.
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