La historia de la aviación en Chile comenzó a escribirse de la mano de dos hermanos provenientes de Francia, César y Félix Copetta Brosio. Ambos nacidos en Paris, arribaron a territorio nacional aún siendo niños, con 12 y 14 años respectivamente. Su padre (Charles Copetta), fue enviado en 1892por Gustave Eiffel para trabajar en algunos de sus proyectos en el país. En ese entonces, aún no imaginaban que quedarían en la historia como los protagonistas del primer vuelo en Chile.
Después de un inicio difícil en nuestro país, sumado a la temprana muerte de su padre (estuvo sobrevivió tres años desde su llegada), los Copetta heredaron el oficio de mecánico y comenzaron con un modesto taller de reparación de bicicletas, transformándose posteriormente en fabricantes. A esto, se sumó un taller de automóviles en 1905, lo que sería el primer Garage en Chile, en la calle Ejército Libertador 755, en el centro de Santiago.
Casi cinco años después, a fines de 1909, arribó al país el primer avión, un Voisin con motor Gnome de 50 H. P. “Los responsables de traer esta novedosa maquinaria fueron David Echeverría y Miguel Covarrubias, con motivo del primer centenario que viviría el país. Como ambos eran clientes del Garaje Copetta, les propusieron ser los pilotos del avión”, relata hoy a Qué Pasa Ricardo Copetta, bisnieto de Félix Copetta y actual piloto comercial.
Tras ir a Francia a tomar cursos, el sábado 20 de agosto de 1910 se reunieron en la Chacra Valparaíso, hoy Parque Ramón Cruz en Ñuñoa ( donde existe un monolito en el lugar), para hacer las últimas pruebas. Luego de un par de intentos fallidos, Félix Copetta realizó un sobrevuelo de no más de 10 metros de largo y a una altura de un metro. Al día siguiente, el domingo 21 de agosto, esta vez a cargo de César, se realiza el primer vuelo oficial del que se tenga registro en Chile, llamado circuito de tránsito (imagen principal). “El avión Voisin alcanzó una altura de 10 metros, durante cuatro a cinco minutos”, explica Copetta (ver infografía).
Eduardo Werner, encargado de la Sección Historia del Museo Nacional Aaeronáutico y del Espacio de la DGAC, señala que con este hito “se inicia la actividad aérea en Chile. Contribuyó a crear el ambiente, favoreciendo la difusión de la aviación y estableciendo corrientes de opinión que apoyaban e impulsaban la creación de una aviación militar, lo que se plasmó en 1913″.
Ricardo Delpiano, analista de transporte aéreo, explica que representa el punto de partida para un desarrollo continuo de la aviación chilena. “Fue un hito para Chile, una demostración tanto para la población local, como para la comunidad internacional de esa época, de que el país estaba en condiciones de incorporar la aviación a su sistema, primero de Defensa, y posteriormente de transporte. Hasta entonces, los incipientes logros que la aviación conseguía se daban fuera de Chile, en Europa, Estados Unidos, Brasil. El vuelo de los hermanos Copetta trae el desarrollo aeronáutico al país”.
“Del mismo modo, también dio estímulo a la acción de chilenos que se lanzaron a conquistar los cielos con poco más que su entusiasmo e iniciativa. Entre ellos Luis Alberto Acevedo, primer mártir de la aviación civil chilena o Clodomiro Figueroa Ponce”, agrega Werner.
“Fue un hito bastante importante no solo en Chile. Imagínate lo que era volar después de seis años y medio del primer vuelo en el mundo de los hermanos Wright. En ese minuto, Chile atraía a extranjeros porque se veía un país muy próspero en la época”, añade Copetta.
El bisnieto señala que “no solo son los primeros en volar en Chile, sino son los primeros en diseñar y construir aviones en Chile, comenzado en 1911. Lo más relevante es que construyeron un motor de aviación en 1914, desde su fundición hasta su vuelo. Hito nunca superado ni repetido en Chile hasta hoy”.
En vuelos posteriores, el avión quedó seriamente dañado, por lo que no pudo ser utilizado para la conmemoración del Primer Centenario de Chile el 18 de septiembre, que era el objetivo final, pero a esa altura, ya se había logrado el primer vuelo.
César murió el 27 de octubre de 1940 en Los Cerrillos a los 62 años, mientras que Félix, el 13 Septiembre de 1953 a los 73 años.
“No solamente es un tremendo orgullo, sino que ellos me envenenaron con la aviación. Cuando alguien me pregunta por mi bisabuelo, digo que sin duda es orgullo seguir manteniendo viva la llama de volar porque es una tremenda pasión”, señala Copetta, que agrega que su hijo mayor es piloto privado.
Delpiano dice que lo hecho por los hermanos Copetta, “demuestra la voluntad y el espíritu de alcanzar objetivos claros, dentro de una propuesta de visión a largo plazo y de un sentimiento patrio, que en estos días pareciera desaparecer en la sociedad actual. La hazaña de los hermanos Copetta nos debiera hacer recordar el compromiso que tendrían que tener los chilenos con su país”.
“Los hermanos Copetta tienen el significado y valor que otorga el atreverse. En 1910 fueron quienes estuvieron dispuestos a aventurarse en el uso de esta nueva tecnología, iniciando una vida estrechamente ligada a la aviación, pasando a integrar el selecto grupo de los precursores aeronáuticos nacionales. Ellos, aún cuando eran franceses, se afincaron en nuestra tierra estableciendo un taller de mecánica, el cual llegó a ser posteriormente el núcleo de sus proyectos en aviación”, añade Werner.
Pamela Copetta, la mayor de los bisnietos de Félix Copetta (César no tuvo hijos), lo recuerda con cariño, pese a que su bisabuelo murió cuando ella era niña. “Ellos fueron los pioneros, después armaron sus propios aviones, César murió experimentando con uno de ellos”.
Mario Magliocchetti, jefe de la Sección Restauración y Mantenimiento del Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, es el responsable de la réplica que hoy existe en el museo, creada para su centenario en 2010. “El criterio seguido fue realizar una réplica exacta del avión Voisin de tipo Celular modelo 1909 que los propietarios del avión compraron a principios de 1910”, señala.
“El Museo debió reunir fotos, bosquejos de época, dibujos de tres vistas publicados en las revistas de ese entonces del modelo que se fabricaba a finales de 1909 y principios de 1910. Tomé contacto con Les Vieilles Tiges, asociación francesa de precursores, con el Musee de L´Air y con el Museo de las Fuerzas Armadas de Bruselas (Bélgica), donde se había reconstruido hace algunos años un Voisin similar al que voló en Chile”, añade Magliocchetti.
“Su propósito se puede trasladar a la aviación chilena de hoy, cuando tenemos líneas aéreas seguras, modernas, eficientes, competitivas, que no solo conquistan los cielos de Chile, sino que también los de América y por qué no del mundo, facilitando la conectividad y brindando más opciones de viaje a más personas en una verdadera democratización de los cielos”, analiza Delpiano.
“También el legado de los hermanos Copetta se manifiesta en los nuevos líderes de la aviación cuya visión hace posible que todos podamos volar. Por ejemplo, pienso en un Enrique Cueto, CEO de LATAM , que transforma a una pequeña aerolínea nacional en una global que une a Chile con los cinco continentes o también en un Holger Paulmann, CEO de SKY, que se atrevió a introducir el modelo low cost”, explica Delpiano.
“Como familia estamos orgullosos de descender de quienes dieron inicio a la historia de la aviación en Chile. En lo personal me enorgullece continuar con la pasión, reconociendo con humildad que nuestros antepasados dejaron la vara muy alta”, señala Ricardo Copetta.