Estadísticamente, se estima que cada año la Tierra es golpeada por unos 6.100 meteoritos lo suficientemente grandes como para alcanzar el suelo. El evento más conocido es el ocurrido hace 65 millones de años, cuando un enorme objeto de 14 kilómetros de diámetro golpeó la península de Yucatán en México, con energía equivalente a 100 teratones de TNT y generó un cataclismo que marcó la extinción de los dinosaurios, que habían reinado por 180 millones de años.

Pasarían muchos años antes que la ciencia tuviese un real conocimiento de estos objetos. Recién en los años 80 los científicos fueron conscientes de su amenaza, a partir de los primeros estudios que apuntaron a un asteroide como el culpable de la desaparición de los dinosaurios. Y sólo en 1994 la ciencia pudo presenciar un impacto en directo con el choque de Shoemaker-Levy 9 en Júpiter.

Diez años después, el Congreso de EE.UU. dictaminó que la Nasa debía seguir al menos a un 90% de los objetos cercanos a la Tierra (llamados NEOs) que midan más de 140 metros. Para 2017 sólo se había detectado una tercera parte, y según un informe emanado ese mismo año por la agencia espacial estadounidense, las capacidades para observar el espacio y encontrar a estos objetos era de menos de la mitad de aquí a 2033.

En la actualidad existe una lista de 660 mil asteroides, de los cuales 20.300 están catalogados como objetos cercanos a la Tierra. Para ser designado de esta forma, sus órbitas deben pasar en términos astronómicos, “cerca” de la órbita de la Tierra. Esto es, una distancia menor que la separación con la Luna (385 mil Km), que aún es bastante.

Más es mejor

Por ello la importancia del proyecto de alerta temprana de colisión de asteroides que instalará el primer telescopio en Chile enfocado sólo en esta compleja tarea. Se trata de ATLAS (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides por sus siglas en inglés), un programa de inspección astronómica financiado por la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la Nasa, desarrollado por el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái y que en el país será implementado por investigadores del Instituto Milenio de Astrofísica MAS.

Hoy, el proyecto está conformado por dos telescopios robóticos de 0,5 metros de diámetro ubicados a 160 km de distancia uno de otro: Atlas 1, ubicado en la cima del volcán Maunaloa en la isla de Hawái, y ATLAS 2 en la cima del volcán Haleaka­la en la isla de Maui. Éstos escanean el cielo completo cada dos noches buscando asteroides que tengan el potencial de chocar con la Tierra, con el objetivo de dar una alerta temprana a las agencias de protección civil, entre cuatro días y dos semanas de antelación a la colisión.

ATLAS inició sus observaciones en 2015 y ambos telescopios han estado operativos desde 2017. Cada uno de ellos examina una cuarta parte de todo el cielo observable cuatro veces por noche despejada, para una cobertura cuádruple del cielo observable cada dos noches despejadas. Hasta ahora, ha descubierto 434 asteroides cercanos a la Tierra y 45 asteroides potencialmente peligrosos, además de 38 cometas y 5.598 supernovas.

Primero en Chile

Pero el nuevo proyecto tiene como objetivo expandir el área y la frecuencia de búsqueda para abarcar no sólo el hemisferio norte, sino también el sur. Por ello, el proyecto llevará estos telescopios a Sudáfrica con el ATLAS-3, y a Chile, con el ATLAS-4, actualmente en construcción.

“El telescopio se instalará en el observatorio privado El Sauce en el valle del Río Hurtado, Región de Coquimbo. Los investigadores del MAS estamos trabajando con los de ATLAS desde hace más de un año para proveer la logística y el apoyo en la construcción local, traslado e instalación del hardware construido en Estados Unidos. También se está trabajando para aprovechar las observaciones que ya se han hecho, y las que se hacen cotidianamente, para hacer avanzar proyectos de ciencia de interés para la comunidad MAS. Por ejemplo, aprovechamiento de observaciones de supernovas y conexión con el proyecto ALeRCE, para que éste sirva de pantalla de acceso a los transientes fijos en el espacio (no los móviles, como asteroides) que ATLAS descubre noche a noche”, afirma Alejandro Clocchiatti, investigador asociado del MAS.

Andrés Jordán, Director del Instituto Milenio de Astrofísica MAS, explica que “el proyecto cuenta con dos telescopios en dos islas diferentes de Hawái, lo que nos permite tener dos líneas de visión. Ahora, con la instalación de un telescopio en Sudáfrica y otro en Chile, podremos tener acceso al hemisferio sur, ya que hasta ahora había sectores del cielo que no se estaban escaneando. Así, con diferentes lugares podemos tener una idea de la distancia a la que se ubica el objeto”.

No hay ningún otro proyecto en Chile que tenga características similares. Es el único diseñado para detectar de manera eficiente asteroides en órbitas cercanas a la Tierra”, agrega.

Clocchiatti señala que gracias a ATLAS 3 y 4, el proyecto aumentará significativamente la tasa de descubrimiento de asteroides y el volumen general de datos. “Conectar la tecnología de detección, con la de análisis y evaluación son los desafíos más inmediatos que el proyecto enfrenta”, asegura el astrónomo.

Además de Clocchiatti, el equipo está conformado por Francisco Förster, líder del proyecto ALeRCE, que desarrolla herramientas de inteligencia artificial para el análisis de grandes cantidades de datos, y los astrónomos Giuliano Pignata y Joseph Anderson.

De acuerdo a Andrés Jordán, se espera que el inicio de las operaciones de ATLAS-4 sea a fines de 2020 o comienzos de 2021.