OMS confirma que Sars-CoV-2 surgió en animales y no en un laboratorio ¿Qué queda ahora por esclarecer?
Desde que surgió en diciembre del año pasado, la ciencia y la medicina ha ido de a poco despejando algunas dudas en torno al virus, pero aún falta mucho por descubrir, según los especialistas.
Pese a todos increíbles avances científicos y médicos que se han conseguido en poco más de un año desde su aparición, todavía quedan algunos misterios por dilucidar.
Hoy, la misión de investigación de la Organización Mundial de la Salud, confirmó que el virus es de origen zoonótico y que no surgió en ningún laboratorio como algunos todavía seguían especulando.
Según los encargados de la visita a Wuhan China, el SARS-CoV-2 saltó de un huésped animal a los humanos y que su circulación se inició en diciembre y no antes como algunos creían. Tras la visita al Instituto de Virología de Wuhan (WIV) y al mercado de mariscos de la ciudad, el grupo de investigadores de la OMS señaló que la teoría de la creación del virus “es extremadamente improbable para explicar la introducción del virus en el ser humano”. Además, siguen apuntando a los murciélagos como reservorio natural del coronavirus pero “aún no es posible identificar al reservorio animal intermedio”.
Uno de los hallazgos de la misión a Wuhan es que el mercado húmedo de esta ciudad no fue el único origen del virus, ya que este se había presentado en distintos puntos de la localidad.
Para Fernando Mardones, doctor en Epidemiología y profesor de la Escuela de Medicina Veterinaria de la UC el descubrimiento no es algo novedoso debido a que el proceso es mucho más complicado que una simple infección animal-persona.
Mardones indica que lo más probable es que hubo un extenso espacio temporal donde el virus se recombinó, mutó y se adaptó a una o más especies que en algún momento interactuaron para finalmente generar una enfermedad en las personas. Estas modificaciones, afirma, son muy específicas genéticamente y pueden tomar años, décadas, y para determinarlo con exactitud el experto menciona que se necesitarán estudios moleculares para determinar el “reloj biológico” del coronavirus.
Sin embargo, este punto del informe de la OMS también dejó importantes interrogantes que todavía los investigadores no han podido determinar. Una de ellas es que, si el Sars-CoV-2 estuvo presente en distintos puntos de la ciudad china por un periodo prolongado de tiempo, por qué no hubo reportes de personas que presentaran síntomas que hoy atribuimos al Covid-19. El experto en epidemiología hipotetiza que quizás, en sus inicios, la transmisión del virus en su mayoría no generó en las personas un grado visible de la enfermedad.
No obstante, señala Mardones, con el tiempo, el virus fue generando nuevas adaptaciones y empezó a hacerse un poco más patogénico y provocando enfermedades en las personas, situación que ahora estamos viendo con las nuevas mutaciones del virus, donde algunas son más letales o virulentas que la original. “Esa es la dinámica de las enfermedades infecciosas. Pueden partir como una forma muy silenciosa y por esa razón es que no se pesquisó en sus inicios y menos aún con pruebas de diagnóstico que podrían detectar al virus hasta que ya surge una nueva variante, que es la predominante que genera la enfermedad. Hoy día ya tenemos tres variantes, entonces es lógico pensar que antes de la epidemia local en Wuhan, hubo una especie de transmisión silenciosa en la población”, explica el profesor de la Escuela de Medicina Veterinaria.
Una de las incógnitas que todavía queda por responder, según el doctor Patricio Retamal, académico del Departamento de Medicina Preventiva Animal e investigador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (Favet), es determinar con precisión la “cadena” de reservorios que permitieron al virus mutar para que afectara a los humanos.
Retamal sostiene que, debido a la evidencia mostrada por los análisis hechos a los supuestos reservorios, existiría un “eslabón perdido” ya que los virus encontrados en los murciélagos, animal indicado como uno de los animales portadores del Sars-CoV-2, “no es lo suficientemente parecido al virus de visto en las personas, entonces ahí falta esa especie desconocida donde el virus mutó y luego se transmitió a las personas. Podría haber sido un animal doméstico de alguno de los trabajadores del mercado húmedo que lo infectó y el hombre llevó la enfermedad al lugar”, comenta el investigador de Enfermedades Infecciosas.
Ante la hipótesis de Liang Wannian, jefe del panel de expertos de Covid-19 del Ministerio de Salud Chino que el virus fue “importado” al gigante asiático mediante productos congelados, tanto Mardones como Retamal aseguran que es poco probable dicha teoría debido a que los virus tienen determinada viabilidad y no pueden mantenerse eternamente en una superficie. Mardones agrega que en el caso del Sars-CoV-2, su principal forma de transmisión es por medio de aerosoles y por vía respiratoria de personas contagiadas con el patógeno, haciendo poco factible la suposición del experto chino sobre el origen de la diseminación del virus.
Pacientes
A juicio del infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, César Bustos, señala “no solo es importante saber cuál es la cadena que puede seguir en la naturaleza, o sea a cuántos tipos de seres vivos distintos puede afectar o que pudiera servir como reservorio para animales o personas”.
De las cosas más importante que nos queda por entender y para lo que falta mucho más tiempo, según este especialista. “Lo primero que falta por entender, es por qué hay tanta variabilidad, por qué algunas personas pueden desarrollar cuadros leves y otras se mueren, teniendo la misma edad y carga de enfermedades previas. Por qué algunas personas desarrollan compromiso de la coagulación, otras hacen respuesta inflamatoria sistémica y por qué algunas progresan tan rápido y por qué algunos jóvenes desarrollan cuadros más graves”, indica.
El estímulo para todos los pacientes es el mismo: el virus Sars-CoV-2, pero no todos responden igual.
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