Este martes, autoridades sanitarias anunciaron la detección del primer caso de la nueva variante del coronavirus, la misma descubierta en el Reino Unido hace unas semanas, en una mujer chilena que arribó a Santiago y luego se trasladó al sur del país.

El contagio fue detectado tras un análisis al examen de PCR que se hizo la pasajera tras presentar síntomas una vez que llegó a Chile, informó la subsecretaria del Ministerio de Salud, Paula Daza.

Esta nueva variante, que según estudios preliminares realizados en el Reino Unido sería entre un 40% y un 70% más contagiosa, es sospechosa de haber originado el último gran aumento del número de casos en el sudeste de Inglaterra en las últimas semanas. Sin embargo, este dato no ha sido confirmado por ninguna revista científica y las investigaciones continúan para conocer más de sus características.

Mutante

Detectada por primera vez en septiembre en el Reino Unido, esta variante llamada VOC 202012/01 contiene 23 mutaciones, y se cree que una de ellas la que afecta a la proteína spike del coronavirus, utilizada por el virus para “engancharse” a las células humanas para penetrarlas, facilitando los contagios.

El estudio preliminar, realizado por el London School of Hygiene & Tropical Medicine, por ahora no ha encontrado elementos que indiquen que los contagiados por esta mutación presenten un mayor riesgo de ser hospitalizados o morir.

Aunque la nueva variante no sea más peligrosa que las anteriores, el “importante aumento” del número de casos sí podría afectar al número de muertos, que de acuerdo al estudio, “sería superior en 2021 que en 2020”.

El Dr. Alfredo Sagredo Campos, investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica BNI de la Facultad de Medicina Universidad de Chile, explica que “esta nueva variante tiene 23 mutaciones en su genoma, y de ellas, 17 podrían ser importantes. Decimos ‘podrían’, porque hay que probarlo. Todo lo que conocemos hasta ahora son modelos matemáticos, como el 40 a 70% más de contagiosidad”, dice.

“Hoy se trabaja en laboratorios para ver si estas mutaciones pueden afectar a los anticuerpos, o probándolas en células para establecer si la proteína spike ahora tiene una mayor afinidad al receptor ACE2, etc”, agrega.

Los últimos datos emanados este martes en un reporte del Ministerio de Salud del Reino Unido, señalan que casi no hay diferencia en la tasa de hospitalización de la nueva variante versus las otras variantes. De 1769 personas, sólo 16 casos requirieron hospitalización, un 0.9% del total, y en el grupo con las variantes normales la cifra fue de 1.5%.

Lo mismo ocurrió con la tasa de fatalidad. Con la nueva variante la mortalidad fue del 0.89% en comparación con el 0.73% de las variantes normales. Tampoco hay diferencias notorias con respecto a las edades de los afectados.

Hasta hoy, la nueva variante ya había sido detectada -además de Chile- en Alemania, Australia, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Francia, India, Italia, Islandia y los Países Bajos. En Estados Unidos, el país que ha sufrido el mayor número de muertos por una pandemia que ya acumula más de 1,78 millones de fallecidos en el mundo, se detectó este martes el primer caso, en un hombre de 20 años.

¿Cómo evoluciona un virus?

Para Alfredo Sagredo, “el mensaje principal es que no hay que bajar la guardia. Los virus mutan, y es parte de la biología de todos los organismos que tienen genoma; es una forma de visualizar la evolución. Sólo que aquí es más rápido. Las mutaciones ocurren, siempre”.

“Nuestro genoma se copia, y se generan errores que se corrigen, pero los virus no tienen esos sistemas. Sólo copian. A veces ocurre que estas mutaciones al azar, permiten que los virus puedan infectar más, o incluso menos”, explica.

El científico sostiene que un ejemplo de esto lo vemos con las bacterias y la resistencia a los antibióticos, un problema que para la Organización Mundial de la Salud es una de las mayores amenazas para la salud mundial. Ellas al replicarse y copiar su ADN, mutan. Y cuando se utiliza un fármaco en una bacteria, quienes no pueden resistirlo mueren, y no producen descendencia, mientras las sobrevivientes pueden pasar el gen que las hace resistentes a la siguiente generación. Por esta razón, la fármaco resistencia se incrementa de generación en generación.

Sagredo señala que en este caso, es difícil explicar qué hace que el virus haya aumentado su infectividad, ya que en ese sentido, no ha tenido problemas.

“No hay poblaciones humanas que sean resistentes al virus. Desde noviembre de 2019, jamás ha dejado de infectar y siempre hay casos nuevos. No existe un efecto en nuestra biología para que el virus mute a la fuerza”, afirma, insistiendo en que hay que esperar los resultados de los estudios en unas semanas para conocer mejor a esta variante.

Sin embargo, además de conocer sus características, es necesario detectar estas mutaciones en los diversos países. Y no todos están preparados, incluido Chile.

A ciegas

Para entender todo este proceso, Sagredo asegura que la clave es la secuenciación genética del virus a partir de las muestras del examen PCR -lo mismo que permitió descubrir la variante inglesa en Chile-, proceso que permite ver casi en tiempo real y con gráficos en el tiempo cómo las variantes se van modificando.

“Reino Unido secuencia una cantidad enorme de muestras. En Chile y en el mundo se hacen PCR, pero sólo nos dice si hay un caso positivo o negativo. Aquí se hacen secuencias, muy pocas; si de 100 personas secuenciamos a una, en Reino Unido se hacen a 10. Es una proporción importante de muestreo”.

Por ello, aunque los casos nuevos de esta variante continúan a medida que pasan los días, el Dr. Sagredo señala que es posible que esta mutación del virus ya esté presente en más países de los que se cree, incluyendo a Chile.

“Es sólo una hipótesis, pero es muy posible que en Chile el virus haya llegado mucho antes de lo que pensamos. Estaba en el Reino Unido, en EE.UU. también, pero acá por nuestro sistema estamos ciegos”, afirma.

La hipótesis de Sagredo tiene antecedentes. De acuerdo a datos de la OMS, en Reino Unido se informó que por medio de una secuenciación genómica viral se había identificado esta nueva variante el 14 de diciembre pasado, con más de 1.100 casos. Sin embargo, un análisis retrospectivo situó la primera variante identificada en Kent, en el sudeste de Inglaterra, el 20 de septiembre, a lo que siguió una rápida proliferación de la misma variante más tarde en noviembre.

Lo mismo ocurrió en Alemania, cuando se descubrió gracias al mismo procedimiento que la variante del Reino Unido estaba presente en el país desde noviembre en un hombre ya fallecido, esto a pesar que hasta ahora sólo se había informado de un caso probado de la nueva mutación del coronavirus en una mujer que llegó en avión desde Londres el jueves pasado.

“Si llega a ser cierto que el virus es así de contagioso, entonces es muy probable que ya esté en todo el mundo. Es un problema también en muchos países, porque lo que secuencia el Reino Unido en una semana es lo que se hace en Francia desde que empezó la pandemia. Incluso en Estados Unidos, que es una potencia mundial, están en el lugar 43 en el mundo en secuenciación”, dice Sagredo.

“Hoy no sabemos los cambios reales de las mutaciones. Al parecer el virus sí es más contagioso, pero tenemos que verificarlo. También mucha confianza en que las vacunas sigan siendo efectivas. Uno genera inmunidad a distintas partes del virus y que cambie una de ellas no va a afectar las otras, pero hay que estar observando. Si cambia suficiente, tendremos que actualizar la vacuna, tal como la influenza”, agrega el investigador.

“Mientras tanto, hay que considerar que el virus no va a cambiar sus propiedades para hacer que la mascarilla no funcione, pero sí hay que mantener las medidas sanitarias que ya conocemos. Y deberíamos hacer un esfuerzo más en acelerar la vacunación”, subraya.

Pocos recursos

El científico añade la importancia de hacer notar el mérito de poder hacer estos procedimientos en Chile, a pesar del poco financiamiento, y la presencia de buenos profesionales en el área y con mucho potencial.

“Quizá la gente se pregunta por qué los científicos se están demorando tanto, pero hay que considerar que esto jamás había pasado en la historia. Hoy gracias a los experimentos estamos viendo cómo cambia un virus en tiempo real; algo que nunca se había hecho. Tenemos la tecnología para ver cómo en una parte del mundo afecta la capacidad de contagio del virus. Es impresionante”, afirma.

“Por otro lado, cuando se le pidió a los científicos que por la crisis reaccionaran como ahora, muchos se esforzaron poniéndolo todo a disposición de la ciudadanía. Pero no es tanto lo que se puede hacer. De hecho, que podamos secuenciar y ver que la variante está aquí es algo increíble con los pocos recursos que tenemos”.

No se trata de hacernos más ricos; es para mejorar nuestra ciencia, ayudar a la población, tener contratos, estabilidad laboral y poder hacer de este un país mejor. Existe una gran cantidad de problemas desconocidos para la mayoría, gente que trabaja con becas u honorarios, precariedad en infraestructura, y aún así publicamos en revistas científicas prestigiosas. Chile está bien posicionado científicamente para lo que puede hacer”, señala Sagredo.

“Pero podemos mejorar. En Chile hay capacidad de secuenciación, ya que existen aparatos en Santiago, Valdivia o Temuco. Chile lo puede hacer mejor pero hay que invertir en ciencia. Aquí se secuencia, hay un consorcio para eso entre varias universidades. Sólo se requieren más fondos y tomarle el peso a la ciencia chilena y sus capacidades”.

“En realidad, quizá no estamos ‘ciegos’, pero sí tuertos”, sostiene.