¿Por qué Novak Djokovic es considerado campeón, héroe y mártir del nacionalismo serbio?

En la introducción de Twitter versus Twitter (X) ¿Un peligro para la democracia? la periodista e investigadora Rosario Moreno se pregunta si efectivamente las redes sociales, debido a su tendencia a agitar conflictos y a polarizar las tendencias, puede hacer tambalear la democracia debido al creciente fanatismo que prolifera en ellas.

Fanatismo que no le hace asco a las mentiras, pues tal como aseveran investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Sloan School of Management en un estudio sobre falsedades de Twitter realizado entre 2006 y 2017, “las noticias e informaciones falsas tienen 70% más de probabilidades de ser retweetiadas que las verídicas”.

Este dato, aportado por Rosario Moreno, es extremadamente alarmante, sobre todo si tomamos consciencia de que “en el mundo 4.620 millones de personas están conectadas a las redes; es decir, el 58,4% de la población (…) Y el promedio de uso diario en estas es de casi siete horas”.

Con estos antecedentes como telón de fondo, volvemos al diván del líder para seguir trabajando con el más mediático de todos los tenistas, el serbio Novak Djokovic (número 7 del mundo), jugador que hizo valer su favoritismo al resolver, con relativa facilidad, el duelo contra el checo Jiri Lehecka (número 24 del mundo) en los octavos de final del Australian Open.

Pese al contundente marcador 6-3, 6-4 y 7-6 (7-4), la verdadera sorpresa fue que, tras las dos horas y 39 minutos de juego, Nole tomó su bolso y al ser abordado por el notero de Channel 9 -nada más ni nadie menos que el ex número uno Jim Courier- para la habitual entrevista post partido, Novak tomó el micrófono, dio las gracias, dijo “nos vemos en la próxima ronda”, y se fue a los vestuarios.

La perplejidad de Courier y del público del Rod Laver Arena fue total y solo horas después el serbio explicó que su comportamiento se debía a la insólita transmisión del periodista Tony Jones, quien en plena transmisión se mofó del tenista y de su fanaticada serbia, coreando que Novak está acabado, sobrevalorado y fracasado. ¡Échenlo! Y como Djoker no recibió las oportunas disculpas del canal oficial del Australian Open ni de Tony Jones, decidió no hablar.

Y este episodio, más allá del descriterio del periodista o del agrado o desagrado que genera la personalidad del serbio, generó una avalancha de comentarios en las redes sociales que sirven como muestra médica de los nocivos efectos de las redes sociales, las que se alimentan de polémicas, exageraciones y mentiras.

Por esta razón, Rosario Moreno nos alerta sobre la necesidad de normar este espacio, ya que el hombre, según el Leviatán de Thomas Hobbes, no puede evitar los desacuerdos “debido a la naturaleza humana y su inclinación pendenciera”. Y es que el resultado mediático de este impasse televisivo y de las explicaciones del serbio de por qué no habló tras el partido fueron los siguientes en la cuenta de Novak: 199.000 likes, 24.000 retweets y 8.000 comentarios.

Y el tema escaló a tal punto que el recién juramentado líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU. -y dueño de Twitter-, Elon Musk, retwitteo el vídeo de Nole con la siguiente cita: “it’s way better just to talk to the public directly than go through the negativity filter of legacy media”, obteniendo 339.000 likes, 38.000 retweets y 6000 comentarios.

A su vez, Novak retweeteo el comentario de Elon Musk que, según el traductor de Google, dice así: “es mucho mejor hablar directamente con el público que pasar por el filtro de negatividad de los medios tradicionales”. ¿Resultado? La publicación de Djokovic obtuvo otros 86.000 likes, 7.000 retweets y 1.000 comentarios (números que suben diariamente). Y así, sin mayores inconvenientes, el dueño de la plataforma X logró que su odiosidad hacia la prensa sea compartida por el GOAT del tenis y por cientos de miles de seguidores de este deporte.

Y esta avalancha de likes no tuvo contrapeso en el Australian Open. Ni los puntos más espectaculares del torneo o los polémicos gestos de Djokovic hacia el público le hicieron sombra a la polémica desatada por Tony Jones. Tampoco la exhibición de tenis adaptado que hizo jugando arriba de una silla de ruedas, ni los soberbios puntos del actual número uno del mundo, Jannik Sinner, o sus preocupantes temblores tras vencer a Holger Rune.

Y aunque para muchos los números de Djokovic en las RRSS no digan mucho, Rosario Moreno afirma en su libro que “los nuevos liderazgos se llaman influencers, cuyo objetivo es tener el mayor número de seguidores, likes, reetweets y así influir en otros. Muchos de ellos pueden transformarse en caudillos y líderes rupturistas”, algo que el serbio -máxima figura en su país- sabe… y que a Elon Musk lo ha llevado a transformarse en un líder mundial cuyos tweets, dados los más de 213 millones de seguidores que tiene, pueden llegar a casi cualquier rincón del mundo.

Ahora, pese a mi afición al tenis, me cuestiono la importancia y alcance de la polémica de Nole con la prensa y comparto la afirmación de Yuval Noah Harari en Nexus de que la gente emplea todo tipo de estrategias para manipular los algoritmos y generar más tráfico en las redes social, pues según el israelí “ejércitos coordinados de bots están manipulando constantemente los algoritmos de YouTube, Facebook o Twitter. Si un tuit se hace viral, ¿es porque de verdad interesa a los humanos o porque miles de bots han conseguido engañar al algoritmo de Twitter?”

En nuestro país, también hay voces que denuncian los nocivos efectos de las redes sociales para la democracia, pero caen en la misma trampa de polarizar la discusión a tal punto, que satanizan a los hombres más ricos y poderosos del mundo (Elon Musk, Jeff Bezzos y Mark Zuckenberg), al tildarlos de promover ideas y prácticas nazis y fascistas. ¿Esto ayuda a despolarizar la discusión?

En la otra vereda están los progre, los woke o comunistas, etiquetas utilizadas para denostar cualquier idea o persona que no sea de derecha o de extrema derecha. Y en este juego -fuera de la cancha- no son pocos los que idolatran o detestan a Djokovic por haberse opuesto a las vacunas, ser abiertamente cristiano y defender valores que podríamos etiquetar de conservadores, pues para los nacionalistas serbios, sobre todo después de la expulsión de Djoker de Australia en 2022, su tenista número uno es sinónimo, de acuerdo a los periodistas Jean-Arnault Dérens, Laurent Geslin y Simon Rico, de campeón, héroe y mártir del nacionalismo serbio.

Finalmente, las disculpas de Tony Jones llegaron. Fueron pobres y tal como sostuvo el comentarista Patrick McEnroe, idiotas, resultando Novak el único ganador de este desafortunado impasse. Sí, muchos y muchas jugadoras salieron en su defensa, entre ellos el joven y popular semifinalista Ben Shelton y hasta el Primer Ministro de Australia, Anthony Albanese, tuvo que pronunciarse, pues todos saben que el serbio no solo puede armar un gran conflicto internacional, sino que, como sostuvo McEnroe, si quisiera, podría ser su par.

Así, para sacarse un complejo problema interno e internacional -que los líderes australianos ya conocieron el 2022-, Albanese aclaró que este era un problema entre dos partes y que él era solo espectador. Y en esta calidad, pidió mayor respeto, generosidad y amabilidad tanto dentro como fuera de las canchas, pues los comentarios de Jones y el comportamiento de algunos fans estaba fuera de control.

Aparentemente, al menos en Australia, el impasse está superado y la increíble victoria de Nole sobre Alcaraz dio vuelta la página y abrió otra donde, una vez más, se cuestionan las lesiones del hombre elástico y la reacción de Carlitos. ¿Se habrá burlado de la lesión de Novak o habrá tenido calambres? Por su parte, John McEnroe, otro gran polemista y leyenda del tenis, cuestionó el dolor de Djokovic tras derrotar a Carlos Alcaraz y llamó al público a mantenerse alerta.

Ahora, volviendo a Twitter versus Twitter (X), está claro que el conflicto permanente y el fanatismo no solo afectan a la democracia, sino también al tenis y tal vez estemos a tiempo de reconocer que -cito a Moreno- “no se avanza con buenas intenciones, inventos, tecnología, si no existen reglas comunes que deben ser respetadas por todos”, pues el hombre es el lobo del hombre, proverbio que Sigmund Freud también comparte en Civilización y sus descontentos:

“Los hombres no son criaturas amables, que quieren ser amadas (…) son criaturas entre cuyas dotes instintivas se debe contar con una parte poderosa de la agresividad. Como resultado, su prójimo es para ellos no sólo un ayudante potencial u objeto sexual, sino también alguien que los tienta a satisfacer su agresividad, a explotar su capacidad de trabajo sin compensación, utilizarlo sexualmente sin su consentimiento, apoderarse de sus bienes, humillarlo, causarle dolor, torturarlo y matarlo. Homo homini lupus. ¿Quién, frente a toda su experiencia de la vida y de la historia, tiene el coraje de disputar esta afirmación?”

Polémicas atrás, Novak volvió a batir otro récord la semana pasada al alcanzar 61 cuartos de final en Grand Slams y ahora, tras ganarle a Alcaraz, alcanzó su semifinal número 50. Sí, el GOAT ya lleva 433 partidos jugados en Grand Slams y ha obtenido 382 victorias.

Y aunque no llegó a la final, y no sabremos si le podría haber ganado al actual número uno, Jannik Sinner, Goran Ivanisevic, el pasado entrenador de Nole, habría apostado por el serbio en una eventual fional con el italiano. Así lo resume: “Sinner es el mejor del mundo en estos momentos, pero Novak es Novak. Mientras esté en una cancha pondría siempre mi dinero a que gana él”.