En octubre de 2019, el Hospital de Urgencia Asistencia Pública (HUAP, ex Posta Central) tenía 16 camas críticas, que aumentaron a 24 al inicio de la pandemia de coronavirus. Antes de la crisis sanitaria, contaba sólo con tanques de 12 m3 de oxígeno, y un sistema de aire comprimido acorde a ese volumen. Entre marzo -cuando se detectó el primer caso oficial en Chile- a octubre, en el recinto 1.497 personas fueron hospitalizadas por Covid-19.461 fueron ventilados de forma invasiva.
El Dr. Luis Osvaldo Carrasco asumió la dirección de la ex Posta Central poco antes del estallido social. A pesar del difícil período, que además incluyó un paro que les hizo suspender algunas cirugías, mantiene el buen ánimo y cuenta que la pandemia no alteró mucho la labor del recinto. “Estamos supeditados al estrés que significa el trauma”, dice.
“El paro no fue por pandemia sino por una razón política, de los gremios. Ellos se preparaban para hacer la petición de salarios que ocurre todos los fines de año, no se pararon por la acción de la Posta o por exceso de trabajo. No fue por malas relaciones laborales con la dirección o institución, sino por la situación a nivel nacional”, agrega.
En relación al estallido y la llegada de la pandemia, Carrasco explica que “hay que separar las cosas. Uno es el estallido social que afortunadamente vino solo, sin la pandemia, y fue el más importante por la atención desmesurada de pacientes heridos, además de los encargados de Derechos Humanos no programados y no protocolizados; tuvimos que hacer turnos con abogados que atendían a los fiscales para que la gente de DD.HH. hiciera su labor en una oficina”.
“Los indicadores de la Urgencia no eran positivos. Había pacientes que no eran atendidos en forma oportuna, por una mala gestión. La Posta había tenido un retroceso con paros, reclamos y perdió un prestigio ganado por años”, señala Carrasco.
De acuerdo a cifras entregadas a La Tercera, en infraestructura se habilitaron 2.190 m2 en la antigua Urgencia para dedicarla exclusivamente al tratamiento de pacientes respiratorios y Covid positivos, a los que se sumarán 520 mts2 más. Actualmente el recinto cuenta con más de 40 boxes entre espacios para atención ambulatoria, urgencia respiratoria y UCI respiratoria, todos equipados con monitores, camas, equipos de asistencia ventilatoria, terminales de oxígeno y de aire comprimido.
En el equipamiento se invirtieron cerca de mil millones de pesos, más alrededor de 40 millones en obras de adecuación del espacio físico.
Nuevos aires
“Cuando la pandemia comenzó a extenderse en Europa y sabíamos que venía, comenzamos a planificar qué hacer. Así, recuperamos espacios que estaban cerrados cambiándonos a la torre Valech, habilitamos espacios nuevos que antes estaba cerrados y los recuperamos para hacer ahí la urgencia respiratoria. Estábamos con una tasa que aumentó a un 300% cuando la gente comenzó a consultar debido a la preocupación y el pavor por la pandemia. De 140 consultas diarias pasamos a 300; y si no hubiésemos tenido esta expansión, habríamos colapsado como otros hospitales”, indica Carrasco.
En el peak de la pandemia, la ex Posta Central logró habilitar 143 camas, que con la ampliación de los nuevos espacios espera llegar a 246. Esta capacidad es permanente, y cuenta con el equipo clínico necesario para operarlas. Estas camas de pacientes críticos también podrían dar resolución a pacientes politraumatizados graves y grandes quemados en otras instancias.
Por su parte, el área respiratoria también aumentó a 47m3, con un nuevo tanque de oxígeno que aportó 35 nuevos metros cúbicos y un equipo de aire comprimido capaz de movilizar ese flujo en las redes del hospital.
“Desarrollamos mecanismos de ventilación especiales, instrumentos de ventilacion no invasiva, y kinesioterapia precoz en pacientes inconscientes ventilados, lo que les ha permitido mantener la masa muscular y caminar mucho antes que cualquier enfermo”, apunta el director del HUAP.
La ex Posta Central recibió decenas de ventiladores de alta gama, al igual que dispositivos como nariceras de alto flujo, helmet o mascarillas. Si antes se ventilaban entre uno a tres pacientes mensuales, durante la pandemia el uso de estos equipos y diversas tecnologías fue de uso diario. Además, se triplicó la dotación de personal para atender a pacientes Covid, considerando el reclutamiento, inducción y capacitación especial en los casos requeridos de equipo de enfermería y técnicos.
En otras innovaciones destacadas, la Posta añadió un angiógrafo, equipo de radiología intervencional que ayuda a implementar procedimientos mínimamente invasivos con tiempos de recuperación más cortos y menos cuidados de enfermería. En plena pandemia, sirvió para atender en forma oportuna a pacientes con tromboembolismo pulmonar, enfermedad que generan los pacientes que están mucho tiempo en UCI.
También se introdujo la ecografía a pie de cama, técnica que evita trasladar a los pacientes entre pisos y permite hacerles exámenes de imágenes en su propia cama. Esto ayuda a no poner en riesgo al paciente durante el traslado, y tiene ventajas como prescindir de medios de contraste, disminuir la exposición a rayos x, y obtener imágenes en tiempo real acortando los tiempos de diagnóstico y prescribiendo en forma más rápida tratamientos e intervenciones.
Por ello, el Dr. Carrasco se muestra confiado ante una posible segunda ola. “Tenemos capacidad suficiente. Nuestra proyección es mayor que la primera ola y estamos más preparados”, asegura.
“Estamos dedicados a los enfermos más graves del país. Traemos gente de provincia y ventilamos en promedio 80 personas. Por ello, hay que orientar a la ciudadania y recordarles que la Posta es para pacientes graves, no para cosas banales porque ocupan tiempo y recursos que podrían enfocarse en otras cosas”, dice el director del HUAP. “En este momento tenemos atención de 350 personas y queremos llegar a 500 sin colapsar, con buena atención y sin discriminación por enfermedad, pero sí bien derivada”.
“El precio de la fama es ese, todos quieren atenderse en la Posta. Pero nosotros, seguimos en pandemia”, sostiene.