El uso de bicicletas y ciclovías va en aumento. Cada días son más las personas en el mundo, y en Chile, que utilizan este medio de transporte, ya sea para llegar al trabajo, o para realizar algún tipo de actividad física. Previo a la pandemia ya era una realidad, la que se vio aún más favorecida por el desarrollo del virus, debido a los beneficios que otorga.
Bajo esa lógica, María de la Luz Lobos, arquitecta de la Universidad de Chile y magíster en Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Harvard, creó una nueva aplicación, por ahora disponible como plataforma en versión web pues aún en su etapa inicial, llamada “Santiago en Cleta”, proyecto que busca recolectar información relativamente a estado de las ciclovías directamente de los usuarios y dejándola disponible para su uso libre en el futuro.
Lobos explica que la iniciativa nace de dos situaciones concretas. “La primera, es que Google Maps aún no tiene en Chile la opción de planificar rutas en bicicleta, por lo que tener fácil acceso online a la infraestructura disponible y sus características es de gran ayuda para quienes quieren conocer las posibilidades existentes en Santiago para poder moverse en bicicleta”.
La segunda situación es que las plataformas existentes, reportes gubernamentales y mapas de libre acceso online, “tienden a enfocarse en la cantidad de ciclovías, estacionamientos de bicicletas, y otros elementos de soporte al ciclista, más que en la calidad de las rutas. Sin embargo, las características y calidad de los caminos son imprescindibles para asegurar la bicicleta como una opción de movilidad urbana segura y fiable”, añade Lobos.
¿Cómo funciona la plataforma? El usuario debe registrarse con un correo electrónico y una clave. Una vez en la aplicación, el objetivo es que las personas comiencen a compartir experiencias, como elementos a arreglar en las rutas, cosas que le gusten y cosas que no, los tipos de vías, servicios a ciclistas, riesgos de accidentes y otros. Todo queda en línea.
El objetivo de la iniciativa es ampliarlo a otras ciudades y áreas rurales de Chile. “Aquellas que quizás ni siquiera tienen espacio para la bicicleta. Me gustaría que la información recopilada quedara disponible al público por un largo tiempo y transformar todo en un mapa de Google Maps público al que la gente pueda acceder desde sus dispositivos y al cuál se puedan seguir incorporando comentarios mes a mes en el largo plazo”, señala.
Además, “pienso generar un set de datos georeferenciados para que otros puedan usarlos en ArcGIS, GoogleEarth u otras plataformas y seguir avanzando en la creación de conocimiento alrededor de las infraestructuras ciclistas”, establece la creadora de “Santiago en Cleta”.
Catastro detallado y georeferenciado
La arquitecta establece que “no sacamos nada teniendo cientos de kilómetros de ciclovías disponibles, si éstas no poseen las características mínimas para poder desplazarse cómodamente en ellas. Existen muchas rutas en Santiago que no están bien delimitadas, poseen un ancho inferior al necesario para poder circular por ellas, que tienen postes de luz en medio de la pista, etc. Por esto, si bien existen, no son necesariamente un aporte a la movilidad. Es por esto que creo importantísimo tener un catastro detallado y georeferenciado de las cosas que ayudan o limitan la calidad de las áreas donde circulan ciclistas”.
Hace falta una visión conectada del tejido urbano ciclista, “ya que hoy en día existen muchas rutas que terminan en los límites comunales debido a las divisiones políticas administrativas y a cómo están repartidos los recursos dentro de cada una de ellas. Si bien este proyecto, no podrá reparar eso, permite ver la red de infraestructura para bicicletas como un todo”, añade Lobos.
La importancia de que la información sea de libre acceso es que permitirá a organizaciones ciudadanas y personas naturales abogar por mejoras en la infraestructura ciclista en sus barrios, considera Lobos. “Muchas veces decimos ‘esto necesita mejoras’, pero como no tenemos datos suficientes para indicar el qué y cómo debe mejorarse el gobierno local no lo hace o define por sí mismo dónde creen que están las prioridades. Por esto, espero que la existencia de este mapa permita a los municipios trabajar de la mano con sus comunidades para poder mejorar lo que ya existe y crear nuevos espacios para ciclistas que realmente respondan a las necesidades de los usuarios”.
Lobos trabaja hace más de dos años en una organización no gubernamental estadounidense llamada LivableStreets Alliance, la cual se enfoca en crear calles que sean seguras, accesibles e inclusivas. Ahí, en su rol de analista de sistemas de movilidad y medioambientales, se ha enfocado en trabajar con comunidades para robustecer el sistema de paseo parques ecológicos (Greenways) del área de Boston, a través del programa Emerald Network y en la Iniciativa de Género y Movilidad, que busca indagar en la relación entre identidad/rol/expresión de género y las formas en que las personas se desplazan por la ciudad”.
Esta experiencia me ha llevado, reconoce Lobos, a desarrollar una mirada crítica a los sistemas de transporte urbano, especialmente a las plataformas ciclistas y a su necesidad de ser una opción disponible para todos que propicie una movilidad equitativa. “En ese sentido, quise usar estos aprendizajes para poder crear algo útil para la comunidad, y preguntar a los usuarios ¿qué está funcionando?, ¿qué no? y ¿qué les gustaría ver?”.