Hace poco menos de un mes, se estimaba que un tercio de la población mundial se encontraba bajo alguna medida de confinamiento. La cifra impresiona, más aún siendo el equivalente a las personas que estaban vivas en la Tierra para presenciar la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, en momentos en que en el planeta se cuentan más de 2,5 millones de contagiados y casi 175 mil fallecidos por coronavirus, en algunos países afectados las estrictas medidas de cuarentena ya comienzan a disminuir. Así ocurre en países europeos como Alemania, Dinamarca y Noruega, que reabrieron parte del comercio, mientras que en otros las disputas por levantar el confinamiento impuesto a raíz de la pandemia han llegado a manifestaciones masivas.
En Estados Unidos por ejemplo, cientos de personas salieron a la calle este fin de semana para protestar contra la cuarentena, alentados por el presidente Donald Trump en un contexto de creciente disconformidad contra esas restricciones y en donde el mismo mandatario pareció justificar los hechos al declarar que “algunos gobernadores habían ido demasiado lejos” imponiendo “restricciones irrazonables”.
En Italia, el primer ministro italiano Giuseppe Conte anunció que presentará “antes del fin de semana” las medidas para flexibilizar las restricciones, reactivar la economía del país y salir de manera progresiva de la crisis. Italia es el país europeo más afectado por la pandemia y se encuentra en cuarentena desde inicios de marzo, con un periodo que fue prolongado en dos oportunidades, y debe concluir el 3 de mayo.
En Sudamérica, Brasil es otro de los países que tiene considerado disminuir las medidas de confinamiento. Este lunes, el presidente Jair Bolsonaro afirmó que espera que las medidas de aislamiento decididas por varios gobernadores para evitar la propagación del coronavirus sean levantadas esta semana, pese a que la pandemia se encamina hacia su auge en el país.
Chile no es ajeno a esta situación. Esta semana, las autoridades afirmaron que en las próximas semanas se contempla el retorno gradual a las clases escolares, incluyendo la reapertura del comercio y el regreso de los funcionarios públicos a trabajar de manera presencial. Al igual que en el caso de Brasil, esto ocurriría en el momento que varios científicos han apuntado como el “peak” de la pandemia en suelo nacional, a fines de abril o principios de mayo.
Sin embargo, estas medidas, independiente del país, para algunos científicos podrían ser precipitadas y no ven con buenos ojos bajar la guardia con tanta antelación. Más aún si para la Organización Mundial de la Salud “lo peor está por venir”.
La cuarentena funciona
Uno de los ejemplos más recientes de la efectividad de las cuarentenas es el modelo desarrollado por el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), que señala que en las condiciones actuales, un término inmediato, a corto plazo, un relajo o una reversión de las medidas de confinamiento derivarían en una “explosión exponencial” en el número de infecciones.
El modelo desarrollado por el MIT y basado en inteligencia artificial tomó datos públicos de Wuhan (China), Italia, Corea del Sur y Estados Unidos, y los combinó con ecuaciones epidemiológicas establecidas sobre diversos brotes desde fines de enero hasta principios de marzo, considerando la anticipación de la propagación real hasta el 1 de abril en diferentes regiones del mundo.
Pero hay diferencias con las proyecciones que por semanas hemos visto en los medios y las redes sociales. La mayoría de los modelos utilizados para predecir la propagación de una enfermedad siguen lo que se conoce como el modelo SEIR, que agrupa a las personas en “susceptibles”, “expuestos”, “infectados” y “recuperados”. En este caso, los investigadores del MIT buscaron desarrollar un modelo basado sólo en los datos del Covid-19, mientras que otros utilizaron la información de sus primos genéticos SARS o MERS para sus gráficos. De esta forma, el estudio fue capaz de validar el crecimiento de la curva en EE.UU. y la meseta que al igual que Italia, debería mostrar esta semana. Asimismo, también reveló el caso de Singapur, que tras relajar las medidas de cuarentena, experimentó una fuerte segunda ola de la pandemia.
“Al relajar tan pronto las medidas de cuarentena, hemos predicho que las consecuencias serían mucho más catastróficas”, señala el desarrollador del modelo y profesor de ingeniería mecánica del MIT, George Barbastathis.
¿Cuarentena real?
El Director del Doctorado en Modelamiento Matemático de la Universidad Católica del Maule, Dr. Fernando Córdova-Lepe, señala que “el potencial infeccioso depende de múltiples factores, dejando los ambientales afuera, tenemos la densidad, movilidad y distanciamiento. A mayor densidad y movilidad más potencial de contagio, por contactos efectivos, igual cosa si nos encontramos con otros a distancias menores”.
“Además de este potencial infeccioso hay que tener siempre en cuenta que el número de nuevos contagiados se correlaciona tanto al número de susceptibles como al de infecciosos, elementos a considerar al evaluar el levantamiento una cuarentena. Esto tiene varios efectos. El principal es que aumenta la movilidad y deriva en mayor probabilidad de encuentros, en los barrios, medios de transporte, etc, Ademas tiene un componente interpretativo que puede, en términos de promedios, relajar la conducta individual, disminuyendo el distanciamiento”, puntualiza.
Para Francisco Zamora, infectólogo y académico de la Universidad de Santiago, la clave es tener la información adecuada: “los tests rápidos en Chile se están haciendo sólo cuando la persona acude a un servicio de urgencia, pero en muchos países donde se ha llevado a cabo esto se realiza yendo hacia las poblaciones o lugares densamente poblados, y hacer aleatoriamente pruebas masivas de diagnóstico”.
“Así, cuando realmente sabemos el porcentaje real de la gente contagiada, podemos tomar medidas epidemiológicas que sean de impacto. Ese es el problema que tenemos en Chile: sólo considerar a la gente que acude a los centros hospitalarios, dejando fuera a un gran porcentaje de las personas que tiene síntomas leves y que no van a los servicios de urgencia. Es lo que desconocemos”.
“Si nosotros lo pensamos, en Chile realmente nunca hemos tenido una cuarentena real. La intención de esta medida es evitar que las personas se contagien unas a las otras y cortar los vectores de transmisión de la enfermedad, y ese momento nunca lo hemos tenido. Sólo han sido por sectores y en base al diagnóstico de personas que acuden a un servicio de urgencia”, añade.
Zamora afirma que un reflejo real del impacto del virus son las personas graves que sabemos que son un 5% de la población, y caen hospitalizados: “El número de camas UCI se han estabilizado los últimos 15 días en un promedio de 370-380 camas. Lo que nos inquieta, es que son pacientes con una enfermedad muy compleja y la estadía media son 14 días, lo que para una cama UCI es un promedio alto. En el momento que comiencen a llegar más pacientes, será complicado entregarle la atención adecuada a quienes lo necesiten”.
En relación a la rigurosidad de las cuarentenas, el especialista indica que si bien se evita la exposición parcial de la población, lo importante es hacer el fin de este periodo forma gradual. “Estamos recién en una etapa muy inicial del virus en Chile. Por otro lado, los hospitales hemos tenido tiempo para aprender cómo funciona la enfermedad y estar más preparados que otros países que recibieron el golpe de imprevisto”.
“El problema de esta pandemia es la saturación de los sistemas de salud y hay que vigilarlos bien. Además, se trata de una enfermedad nueva -apareció sólo hace unos meses-, por lo que no hay especialistas en Covid-19. Aún faltan muchas interrogantes que no tenemos y es muy complejo cuadrarse con una postura clara sobre las medidas de cuarentena”, menciona.
"Lo que abogamos en general los médicos en Chile es que sin el conocimiento adecuado sobre la situación, es muy complicado tomar buenas decisiones, o al menos medidas que tengan algún respaldo".
“Con los pocos datos que tenemos, tomar decisiones tan importantes como quitar una cuarentena parece un poco arriesgado”, sostiene.
Medidas apresuradas
El infectólogo y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago, Ignacio Silva, coincide con los riesgos del retorno a clases pronosticado para mayo próximo: “La estabilización de casos no significa que se esté aplanando la curva”, afirma.
El especialista enfatiza que en esta estadística influye, por ejemplo, que el número de exámenes para confirmar los casos positivos de Covid-19 no han aumentado significativamente en comparación a la última semana.
Además, advierte la complejidad del escenario considerando el peak de contagios: “Se viene la campaña de invierno, que siempre aprieta al sistema de salud si no mantenemos el distanciamiento social en colegios o jardines”.
“Es difícil que un niño mantenga la mascarilla puesta cuando salga a jugar al patio, no se abrace o no empuje. Existen muchos factores que influyen en que la apertura de un colegio a estas alturas sea un riesgo”, asegura.
Ambigüedad laboral
Para el psicólogo organizacional y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la Universidad de Santiago, Raúl Berríos, “el mensaje es sumamente ambiguo, en términos de si es o no seguro volver. Esto perjudica la realización del trabajo”.
El especialista explica que la ambigüedad es uno de los aspectos que más perjudican la efectividad al momento de realizar una labor, ya sea por recibir instrucciones para realizar trabajos que después no son utilizados; porque la jefatura pide cosas urgentes que, finalmente, no lo son; o, como sucedería en este caso, por recibir órdenes contradictorias.
“Este escenario lo que hace es incrementar la ambigüedad. El mensaje inicial era acostumbrarse a trabajar desde la casa y, a continuación, el discurso cambia y es imperativo volver”.
“Cuando los trabajadores enfrentan contradicciones mentales, y se debaten sobre si algo está bien o mal, ello impacta nocivamente en el trabajo y repercute tanto en ansiedad como en estrés”, agrega.
Desde la Sociedad de Microbiología de Chile (Somich) también cuestionaron el retorno al trabajo, afirmando que “el reintegro de cualquier trabajador a actividades laborales presenciales, la posible apertura de malls y comercios, y el reinicio de actividades educacionales presenciales son altamente riesgosas, que van en contra de la estrategia de contención del virus, especialmente cuando se implementan sin un adecuado plan de monitoreo de la infección a toda la población”.
En el caso de la apertura del comercio, señalan que se trata de una medida “poco prudente y riesgosa”, debido a que involucra a personas que deben viajar por zonas donde la enfermedad se encuentra activa, como por sitios donde ya está controlada. Asimismo, se mostraron críticos con el reinicio de las actividades educacionales presenciales, ya que “los eventuales brotes que se generen facilitarán enormemente la dispersión del virus en diferentes territorios, impidiendo su contención y aniquilando todos los esfuerzos hechos hasta ahora”.
Sin distanciamiento
Por su parte, el doctor en arquitectura, especialista en planificación urbana y académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago, Carlos Muñoz, advirtió que la capital no asegura las condiciones para mantener el distanciamiento social, en caso que sus habitantes sean instados a retornar a sus labores presenciales.
“En este minuto y desde la perspectiva urbana de la ciudad, en donde aún estamos en una etapa creciente de contagio, es una mala época para empezar a levantar las prohibiciones de cuarentena o de permitir el masivo retorno de estudiantes y trabajadores a sus funciones presenciales”, sostiene.
“Hay pocas comunas que tienen espacios públicos para atender a los organismos internacionales, que sugieren una distancia de alrededor de 10 metros cuadrados por habitante”, indicó. “La mayoría de las comunas están muy por debajo de eso. Estación Central, en particular, es un caso bastante complejo, por la residencia de personas cuyos edificios tienen una densidad sobre los 4 mil habitantes por hectárea. Vamos a tener colapsos en salidas de pasillos y sería una zona de contagio enorme”, critica Muñoz.
“Habrá concentraciones en las calles. No hay parques ni plazas apropiadas para esto y, por supuesto, va a afectar al transporte público”, sintetizó Muñoz. “Si la preocupación es proveer servicios fundamentales que no se están suministrando, la mejor solución siguen siendo los turnos éticos”, concluye.
La curva
Para el epidemiólogo Christian García, Académico del Magister en Salud Publica de la Facultad de Ciencias Medicas de la Universidad de Santiago, y ex jefe de enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud, “lo que está claro y se ha visto en varios modelos científicos, es que necesitamos una multiplicidad de medidas como el aislamiento de los casos, suspensión de colegios y distanciamiento social. Pero se debe empezar a ‘relajar’ las medidas una vez que esté controlada la enfermedad”.
“Me parece, y viendo las medidas de Chile, que nosotros aún no estaos controlando la enfermedad. No estamos en la fase descendente de la curva aún, y no sabemos cómo va a estar esta curva. Cuando uno esta en el peak de la curva no sabe que esta ahí, sólo puede mirar hacia atrás”.
El experto cuenta que en el caso de Alemania, poco a poco las medidas de confinamiento comenzaron a disminuir (como abrir los comercios pequeños sin aglomeraciones) pero ellos están en una fase de menos casos. Algo que en Chile aún no ocurre.
“Aquí llevamos entre 300 y 500 casos y una variabilidad diaria normal; para hacer alguna modificación debemos ver cambios consistentes durante varias semanas, como que el descenso baje a 200 casos diarios promedio. Con ello podríamos decir que estamos comenzando a controlar la enfermedad”, indica.
García puntualiza que aunque le parece bien la planificación de vuelta a clases, no es el momento de implementarla. “Aún no nos encontramos en la fase descendente de la curva. No sabemos si vamos a subir o bajar en las próximas semanas. Es muy prematuro”.
“Me parece que es complejo dar señales contradictorias: decir que hay un peak en algunas semanas pero que al mismo tiempo vamos a circular en las calles, hay un problema comunicacional importante”, asevera.