Esta mañana, las calles de Beirut mostraban un panorama desolador: contenedores retorcidos, coches calcinados, casas quemadas y un suelo lleno de cristales rotos se mezclaban con las decenas de socorristas que durante la noche buscaban supervivientes o cadáveres atrapados bajo los escombros, luego que dos enormes explosiones dejaran un saldo de más de 116 muertos, 4 mil heridos y cerca de 300 mil personas sin hogar.
Hasta hoy, la versión oficial dada por las autoridades afirma que el causante del desastre fueron unas 2.750 toneladas de nitrato de amonio, abandonado por seis años en el puerto de la ciudad libanesa y almacenado “sin medidas de seguridad”.
De acuerdo a los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS), la potencia de estas explosiones fue detectada por instrumentos como un sismo de magnitud 3,3, mientras que su onda de choque se sintió hasta la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia.
Como referencia y considerando que la explosión abarcó unos 10 Kms a la redonda, se estima que de haber ocurrido en el Palacio de La Moneda, los daños habrían llegado al sector de Huechuraba y Conchalí hacia el norte, Pudahuel hacia el poniente, La Granja hacia el sur y La Reina hacia el oriente.
No explosivo
De acuerdo a Néstor Escalona, académico de la Facultad de Química y de Farmacia y de la Escuela de Ingeniería UC, “el nitrato de amonio es una sal que se utiliza como fertilizante en la agricultura, debido a que tiene fuentes de amonio y nitrógeno”.
Escalona agrega que “aunque sus propiedades explosivas son conocidas -se utiliza en labores mineras-, el nitrato de amonio como grado de fertilizante no tiene propiedades explosivas. Para que ello ocurra debe ser mezclado con otros componentes. En condiciones ambientales seguras, se puede almacenar en cualquier casa, y de hecho en altas concentraciones de humedad se desactiva, porque es soluble en agua”.
Sobre la explosión vista en decenas de videos en las redes sociales, el académico UC afirma que “tras mezclarse con otras sustancias y dándose ciertas condiciones, el nitrato de amonio puede explotar liberando una cantidad impresionante de energía (algo llamado reacción exotérmica), calentando el aire a su alrededor, que al ser menos denso sube bruscamente. Esto genera una forma de hongo, y una onda expansiva muy violenta”.
Por otro lado, Escalona señala que el uso y compra de este químico está regulado por el ministerio de Defensa. “Aún así, al ser expuesto al fuego en su grado de fertilizante, se descompone y genera gases tóxicos, pero no explota”, asegura.
Tal como mencionaba el académico, el nitrato de amonio es principalmente utilizado en agricultura, y su precio varía según las estaciones. Entre 2018-2019 el precio medio por tonelada era de unos 254 dólares. Rusia es, por lejos, el primer país productor, con casi 10 millones de toneladas en 2017, o sea, el 45% de la producción mundial.
En su forma de abono, el químico se presenta en forma de granulado blanco y se utiliza en todo el mundo para lograr mejores rendimientos. Líbano es un gran consumidor de fertilizantes: con unos 330 kg/há, utiliza el doble que la media mundial, señaló en febrero la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
También existen otros usos menores para este compuesto químico, como combustible propulsor en la industria aeroespacial por sus propiedades oxidantes. Disuelto en agua, provoca una reacción endotérmica por lo que se utiliza para fabricar bolsas isotérmicas.
En la apicultura, el humo blanco que produce al quemar una pequeña cantidad sirve para anestesiar a las abejas y así poder mover una colmena sin problemas.
En las siguientes fotos, gentileza de Planet y Esri Chile, es posible apreciar el daño antes y después en el puerto de la ciudad libanesa.