La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) entra en la recta final. A la fecha, se han logrado una serie de acuerdos que permiten acercarse a los grandes objetivos climáticos mundiales, como la fijación de precios del carbono, descarbonización del transporte e inversión privada. Incluso Chile presentó su estrategia climática hacia 2050.

Y hoy, también se discutieron algunos tópicos fundamentales para el futuro del planeta. Uno de los puntos fuertes que abordaron diferentes líderes climáticos es la energía nuclear, en la exposición “Movilizar la financiación para el clima y el desarrollo para cumplir con el Acuerdo de París: perspectivas sobre la energía nuclear”.

Justamente la energía nuclear se ha visto postergada en los últimos años por otros tipos de energías, como la solar, eólica y eléctrica. En un comienzo fue señalada como la energía del futuro y medioambientalmente la más limpia (incluso promovida por el fundador de Greenpeace), situación que ha perdido sustento y peso con el correr de los años. Actualmente han tomado mayor relevancia fuentes energéticas como las señaladas. ¿Por qué sucedió esto? ¿Qué pasó con la energía nuclear? ¿Cuál es su realidad actual en Chile y el mundo?

Según los últimos datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, a finales de 2020 operaban 442 reactores en 31 países, responsables de alrededor del 11% de la electricidad mundial. Si bien muchos aseguran que se trata de una energía segura, otros establecen que implica muchos problemas y riesgos, como un eventual accidente nuclear y la gestión de residuos.

Un punto de inflexión inicial fue el emblemático discurso “Átomos para la Paz” por parte del presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower en 1953, lo que llevó justamente a la creación del OIEA en 1957.

En la Unión Europea (UE), 14 de los 27 estados miembros alojan en total 110 reactores que producen al año casi el 30% del total de la electricidad consumida. Mientras que en América, se contabilizan 124, la gran mayoría en Estados Unidos.

La energía nuclear en Chile está en manos de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), que se encarga de regular, autorizar y fiscalizar la actividad nuclear y radioactiva que se lleva (o no) a cabo en Chile. Cuenta con el Centro de Estudios Nucleares (CEN) La Reina, el Reactor Nuclear de Investigación (RECH-1) y con el CEN Lo Aguirre, donde se ubica el Reactor Experimental Chileno 2 (RECH-2).

Sin planes de desarrollo hasta 2050

SI bien desde 1955 existe un plan de trabajo en el país (promovido por ), a la fecha aún no es implementado. Su alto costo y riesgos asociados son los motivos.

En el Ministerio de Energía señalan “que tanto la política energética nacional como los escenarios de largo plazo del ministerio no incluyen la tecnología nuclear como alternativa para la matriz energética del país en los próximos 30 años”.

La energía nuclear no es prioridad. “El Ministerio de Energía acaba de presentar la actualización de la Política Energética nacional 2050, que es la hoja de ruta para el desarrollo del sector, y la energía nuclear no está considerada como parte de la matriz. Esto se explica por la riqueza que tiene nuestro país en energía solar, eólica y otras renovables, las que podemos producir a bajo costo y por lo mismo dotar de energía barata a los chilenos”, explican desde el ministerio.

Centro de Estudios Nucleares La Reina.

Cristián Muñoz, director de Breves de Energía, concuerda. Explica que hoy en día no existe desarrollo nuclear, ni siquiera estudios de factibilidad. “No tiene prioridad. No se habla de la energía nuclear desde Fukushima (en 2011). Los últimos estudios los hizo la Comisión Chilena de Energía Nuclear en 2018″.

En el mundo, “de acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (IEA) países como China, India, Rusia y Pakistán están desarrollando nuevos proyectos de centrales nucleares, países que tienen una larga historia de desarrollo de esta tecnología”, añade el ministerio de Energía.

Muñoz establece que esto ocurre principalmente porque hay opciones de energía cero emisión de CO2 mucho más baratas en Chile, “como por ejemplo la generación solar o hidroeléctrica. La opción de energía nuclear cuesta más del doble de las opciones renovables a las que puede acceder el país”.

La energía nuclear ofrece ventajas y desventajas asociadas a su implementación. Por un lado, la generación de 9.000 GW de energía al año, lo que representaría aproximadamente el 26% de la matriz energética nacional, además de ser de bajo impacto para el medioambiente, ayudando a moderar el alza observada de la huella de CO2. Pero también, las centrales nucleares producen plutonio como desecho y extraen uranio, generando más de 80% de impurezas. Esto sumado a la posibilidad de que se desarrolle un accidente nuclear, lo que traería consecuencias catastróficas.

Ricardo Repenning, CTO de Reborn Electric Motors, startup chilena que se presentó en la COP26, defiende la energía eléctrica. Señala que nos permite como sociedad independizarnos del combustible fósil, porque la electricidad puede ser generada de distintas maneras: eólica, solar, nuclear, geotérmica, etc. “El valor y por qué es tan importante transformar nuestros sistemas a eléctricos obedece a que esto permite que todos los países puedan elegir su forma de generar esta energía, dándoles la opción de hacerlo de manera limpia y sin emisiones. Adicionalmente, la electrificación se ve como una alternativa económicamente viable, facilitando la transición sustentable de los países hacia el desarrollo”.