Esta semana, un informe del Ministerio de Salud (Minsal) y el Instituto de Salud Pública (ISP) confirmó casos de transmisión comunitaria en las variantes británica y brasileña -dos de las siete que circulan en el país-, así como una nueva detectada en Antofagasta, llamada B.1.526 o también conocida como “variante de Nueva York”.

La variante, una de las 4 mil que circulan en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se está propagando a un ritmo alarmante en la ciudad de Nueva York. Y de acuerdo a una investigación de Caltech y Columbia, que aún no ha sido revisada por pares, podría reducir la efectividad de algunas vacunas actuales.

Los primeros datos de esta variante datan de noviembre de 2020, aumentando a un 27% en febrero pasado según la información de Caltech y la base de datos Gisaid. Mientras tanto, los investigadores de Columbia secuenciaron 1.142 muestras de pacientes encontrando que el 12% tenía un caso con E484K, una de las dos variantes que componen B.1.526.

El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., señala que la variante probablemente se originó en Washington Heights, un vecindario en el área más alta de Manhattan, y actualmente existe cierto nivel de propagación comunitaria involucrada, con casos en Westchester, el Bronx y Queens, además de casos individuales en otros 14 estados. En Nueva York, la porción de casos nuevos causados por esta variante es de un 45%, según datos de la primera semana de marzo.

No se sabe si la variante, como otras que han surgido en todo el mundo, es más transmisible que el virus original. En este punto, se necesitan más estudios y datos al respecto, pero Fauci agrega que se debe “vigilar” a la variante debido a la posibilidad que pueda evadir la protección de los tratamientos con anticuerpos y las vacunas.

Por ello, Fauci no esconde su preocupación: “Ciertamente nos estamos tomando muy en serio la variante de Nueva York”, dijo este lunes en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

Otras variantes

La aparición de variantes es un proceso natural, ya que un virus va mutando con el tiempo para garantizar su supervivencia.

Para la OMS, de momento, tres variantes se consideran “preocupantes”: las detectadas en Inglaterra, Sudáfrica y Japón (pero en viajeros procedentes de Brasil, de ahí su nombre de “variante brasileña”); y una segunda categoría de “variantes de interés”, cuyas características genéticas potencialmente problemáticas obligan a vigilarlas, como las de Escocia, Estados Unidos y Brasil.

También hay otras se tratan de localizar y evaluar para incluir en alguna de las dos primeras categorías. Todas estas variantes están clasificadas por familias: según las mutaciones que han adquirido, ocupan un lugar preciso en el árbol genealógico del virus de origen SARS-CoV-2. La clave está en el tipo de mutaciones que adoptan.

Por ejemplo, las variantes inglesa, sudafricana y brasileña comparten una mutación denominada N501Y que podría convertirlas en más contagiosas. Las variantes sudafricana y brasileña tienen otra mutación en común, la E484K, que reduciría la inmunidad adquirida por una infección pasada -por tanto, con una posibilidad mayor de reinfección-, o bien mediante una vacuna.

Ricardo Soto Rifo, virólogo del Instituto de Ciencias Biomédicas ICBM de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que al analizar estas secuencias genómicas, “generalmente uno se fija más en la mutación en la proteína ‘spike’, que es la llave que le permite al virus entrar a la célula. Se han descrito mutaciones como la N501Y que está presente en la variante del Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, asociada a una mayor capacidad del virus para entrar a la célula. Pero también hay otras mutaciones que cuando aparecen hacen sonar las alarmas, como la E484K también presente en la proteína spike, que confiere escape a los anticuerpos neutralizantes. Esto implica que ciertos anticuerpos neutralizantes serán menos eficaces en reconocerla, y lo que se ha descrito es que la variante de Nueva York en algunas secuencias cuenta con esta mutación”.

Por ahora, existe consenso es que sólo las tres variantes “preocupantes” son más contagiosas, aunque sólo se basa en datos epidemiológicos y también existen otros factores involucrados, como las restricciones que se aplican en los diversos países.

¿Eso implica que sean más peligrosas? la variante inglesa por ejemplo, es entre 36% y 75% más contagiosa. Pero según un estudio publicado el 10 de marzo en la revista médica BMJ, también es 64% más mortal: por cada mil casos detectados, ésta provoca 4,1 muertes, frente a 2,5 para el coronavirus clásico.

“Es importante destacar que todas las variantes que están circulando han sido investigadas, y lo que se ha determinado fehacientemente es que a diferencia de la cepa original, son variantes con una alta capacidad de contagio”, dice la Dra. Valeska Vollrath, jefa de Biología Molecular del Laboratorio Clínico de Clínica Alemana.

“Es por esto que en esta nueva etapa, la protección para evitar el contagio tiene que ser mucho mayor, a diferencia de la primera vez que sólo tomábamos en cuenta al aire libre y distancia prudente; hoy debemos ser más responsables. Andar siempre protegido al caminar o si estamos en reuniones, lo mas importante es estar con mascarilla. Este virus se transmite, está en cualquier parte y es más contagioso; por eso la gente no sabe dónde se contagió”, añade.

En cuanto a la eficacia de las vacunas, varios estudios in vitro apuntan que la variante inglesa apenas altera la eficacia de las vacunas, al contrario que la brasileña y la sudafricana, debido a la mutación en común E484K.

Sin embargo, que se reduzca la eficacia no significa que dejen de ser del todo efectivas. Además, estas investigaciones se centran solamente en la respuesta del organismo tras la vacunación, es decir, en la producción de anticuerpos.