Julio ha encadenado una seguidilla de días consecutivos de lluvias. El séptimo mes de este 2022 anota 68,3 mm de agua caída en Santiago, totalizando durante todo el año 124,7 mm. Es decir, a poco más de la mitad del año, las precipitaciones en la capital ya suman más que todo lo que llovió en 2021, cuando apenas se registraron 113,9 mm.
Teniendo en cuenta que para esta fecha se esperan 170 mm de lluvia, el déficit en Santiago es menor a 30%, similar situación entre La Serena y Curicó. Curiosamente, la ciudad más afectada en esta materia en todo el país, es Punta Arenas, con cifras cercanas a 50%.
Debido al fenómeno climático, muy bien recibido luego de más de 13 años de una intensa megasequía, Santiago y parte importante de la zona central de Chile, han sido testigo de los denominado hidrometeoros.
Según la Organización Meteorológica Mundial, éstos están compuestos de partículas de agua líquida o sólida que pueden estar suspendidas en la atmósfera, precipitar a través de ella, ser arrastradas por el viento desde la superficie de la Tierra o estar depositadas sobre otros objetos.
Es decir, la lluvia, la llovizna, los chubascos, los granizos o la nieve, entre otros, son considerados hidrometeoros.
También existen otros tres tipos: los fotometeoros, como los arco iris, los litometeoros, como el humo y los electrometeoros, como los truenos y relámpagos.
Según el pronóstico de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), este domingo por la noche llovería nuevamente en la capital.
Los denominados hidrometeoros han transformado a julio de 2022 en el más lluvioso en Santiago en los últimos 16 años y es el noveno con más agua caída desde 1950.
Las precipitaciones anotadas durante julio son miradas con buenos ojos por los expertos, y si bien aún están lejos, se acercan al récord absoluto de 1987, cuando julio de ese año sumó 354 mm, hace ya 35 años.
El reciente fenómeno es aún más relevante y destacado, considerando la presencia del cambio climático, el que representa menos precipitaciones en la zona central de Chile.