En una jornada primaveral poco habitual en los últimos años, y gracias a la acción del fenómeno de El Niño y el Anticiclón del Pacífico, la capital hoy amaneció con sus calles mojadas.
La Dirección Meteorológica de Chile (DMC), indicaba ayer que el ingreso de una “nubosidad costera” podría generar lloviznas. Este pronóstico generó las precipitaciones proyectadas y de pasó permitió romper una serie de récords climáticos, como ha sido la tónica este año.
Según el registro de la DMC, la estación Quinta Normal de la capital sumó 1,9 mm en esta última jornada de precipitaciones, que supone un récord, pues desde octubre de 2019 que no llovía en los primeros días del mes. En esa oportunidad, se registraron 3,6 mm.
Santiago vive el año más lluvioso de los últimos 15 años
Las últimas precipitaciones significan romper una serie de registros para Santiago. El año 2023 anota 278,7 mm de agua caída, superando ampliamente el registro de 2022, que solo sumaba 156,6 mm a la misma fecha.
A nivel anual, hay que remontarse a 2008 para encontrar un año con más lluvia, es decir, hace 15 años (ver estadística a continuación). Y aún faltan tres meses para que finalice el año. Lo normal para esta época son 267,2 mm, y a nivel anual, 286,3 mm. Estas cifras, más que positivas, significan un superávit de 4,3%.
Total de precipitaciones por año, estación Quinta Normal:
2023: 278,7 mm (a la fecha)
2022: 161 mm
2021: 113,2 mm
2020: 187,7 mm
2019: 82 mm
2018: 151,4
2017: 278,2
2016: 268,5 mm
2015: 216,3 mm
2014: 203,3 mm
2013: 165,1 mm
2012: 215,5 mm
2011: 147,3 mm
2010: 263,1 mm
2009: 276,8 mm
2008: 350,8 mm
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, entrega otros antecedentes. “Con 79 mm en Santiago, desde el 1 de septiembre, esta primavera meteorológica es ya la más lluviosa desde 2010. También es la con más precipitaciones desde 2000, si consideramos solo hasta el 3 de octubre”.
“El Niño, esta anomalía cálida en la temperatura superficial del pacífico tropical, favorece en Chile central las precipitaciones y paralelamente empuja las temperaturas al alza. Es probablemente, debido a la influencia de éste, que las lluvias de los últimos días, no sean la últimas precipitaciones del año”, añade.
Sin embargo, también debido a la influencia de El Niño, “se espera que la temporada seca que acaba de comenzar, sea una de las más cálidas jamás registradas”, señala Cordero.
Estas jornadas de precipitaciones en primavera ya habían sido advertidas por la propia DMC, que a través de su pronóstico estacional para septiembre, octubre y noviembre, señalaba más precipitaciones de lo acostumbrado.
“Esto implicaría que las lluvias acumuladas oscilarían para el período septiembre-octubre-noviembre (SON), entre el rango normal y sobre lo normal, es decir, que existen altas probabilidades de que durante estos tres meses se registren más de 17 mm de precipitación, ya que su rango normal oscila entre los 17 y 48 mm”, indica el documento.
La situación se repetiría en otras regiones del país, sobre todo en el tramo sur de la Región de Coquimbo aproximadamente y la Región del Maule, al igual que desde la Región de Los Ríos hasta la Región de Magallanes. Esto significa que en cada estación meteorológica dentro de estas áreas, la precipitación puede acumularse tanto dentro del rango normal como por encima de él para esta época, añade la DMC.
Fenómeno de El Niño y Anticiclón del Pacífico: lluvia en Santiago
En los últimos días, jornadas marcadas por el inicio de la primavera, el clima ha sido bastante cambiante. Días con altas temperaturas e intenso calor se entremezclan con días fríos. Los primeros hacen pensar que el verano se acerca cada día más, mientras que los segundos, nos vuelven a aterrizar en el invierno.
Esta situación climática tiene una justificación. Se trata del fenómeno de El Niño y el Anticiclón del Pacífico, fenómenos que “chocan” y generan una inestabilidad en el tiempo y el clima, con días fríos, calurosos, secos o lluviosos.
El Anticiclón del Pacífico produce todo lo contrario al fenómeno de El Niño. Trae vientos fríos desde el Polo Sur, acompañado de precipitaciones. Cuando se aleja, permite que El Niño haga su trabajo y así vuelvan a subir los termómetros.
Esta disputa, en la práctica, presenta días con mañanas frías y algo de nubosidad o niebla, mientras que a medida que avance la jornada, sube la temperatura. La situación anteriormente descrita, se extendería por unas semanas.
Pablo Rojas Venegas, investigador de la Universidad Autónoma, explica que el fenómeno de El Niño y el Anticiclón del Pacífico tienen importantes consecuencias para Chile. “El Niño se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas del océano Pacífico ecuatorial. En Chile, el fenómeno suele traer consigo un aumento de las temperaturas y condiciones de sequía en algunas regiones. Esto puede tener un impacto negativo en la agricultura, la disponibilidad de agua y en el riesgo de incendios forestales. También puede influir en eventos climáticos extremos, como lluvias intensas y tormentas en algunas áreas del país”.
“El Anticiclón del Pacífico es un sistema de alta presión atmosférica que también puede contribuir a condiciones de inversión térmica que atrapan la contaminación cerca de la superficie, lo que afecta la calidad del aire en áreas urbanas”, añade Rojas Venegas.
Cordero señala que El Niño, una anomalía cálida en la temperatura superficial del Pacífico Tropical, favorece en Chile central las precipitaciones y paralelamente empuja las temperaturas al alza. “Es probablemente, debido a la influencia de éste, que el último invierno astronómico haya sido el más lluvioso en Santiago en los últimos 25 años. Sin embargo, también debido a la influencia de El Niño, se espera que la temporada seca que acaba de comenzar, sea una de las más cálidas jamás registradas”.
“En los años de El Niño hay un debilitamiento del Anticiclón del Pacífico. El debilitamiento de éste, favorece la llegada de tormentas en la zona central de Chile, y explica por qué este año fue el más lluvioso en dos décadas en la zona central del país”, agrega Cordero.