El último fin de semana, los parques urbanos de Santiago, registraron más de 16 mil personas durante la banda “Elige Vivir Sano”. Solamente el Parque Metropolitano de Santiago, acumula más de 45 mil personas desde que se implementó la medida.
El impacto ha sido tal, que el Gobierno anunció la extensión del horario habilitado para hacer deporte. Anteriormente consideraba entre 6 y 9 de la mañana, y ahora se podrá salir a la calle, de lunes a viernes de 5 a 9 am, mientras que sábados, domingos y festivos, hasta las 10 de la mañana.
Según la Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte 2018, siete de cada 10 chilenos no realiza ningún tipo de actividad física, es decir, es sedentario.
¿Por qué entonces este boom por hacer ejercicios? Felipe Chaparro, traumatólogo especialista en medicina deportiva de Clínica Universidad de los Andes, señala que “las personas que no tenían la práctica deportiva dentro de su dinámica del día a día, han encontrado esta alternativa como una válvula de escape y es la única instancia autorizada para hacer algo distinto, una válvula de escape desde lo sicológico”.
Uno ve otras ciudades en el mundo y la actividad deportiva es parte del día de todos. “Acá en Santiago (y Chile) se ve que todos los años aumentan las personas que hacen deporte, las actividades al aire libre. Creo que es una dinámica que se venía dando y con la pandemia se ha intensificado”, añade Chaparro.
Jean Romagnoli, experto en medicina deportiva y académico de la Universidad de Santiago, cree que el cambio no es inmediato, “pero sí va a cambiar, en uno o dos años. Esto podría resultar en un cambio muy positivo en términos de los hábitos de la población, y podría constituirse en una solución a mediano y largo plazo de las enfermedades crónicas no transmisibles”.
Felipe Contreras, académico de Kinesiología de la Universidad Católica, añade otro elemento, el que se ha incorporado durante el desarrollo de la pandemia, más aún en etapas críticas. “La tecnología, y el uso de aplicaciones virtuales de entrenamiento como Zoom y Zwift, por ejemplo, también han contribuido enormemente a mantener la adherencia al ejercicio físico en los adultos”.
Chaparro hace la distinción entre dos grupos de personas deportistas. “Primero están los que han hecho deporte siempre, y que su nicho deportivo era otro, como el fútbol o el rugby. Hoy en día esos deportes colectivos no se pueden hacer. Esa necesidad de deporte, uno la suple con otro tipo de deportes, que son los permitidos en este momento, y toda esa gente que no era visible en los parques, hoy se ve porque el espacio donde uno puede hacer deporte”.
Y el otro grupo, “que es al que yo creo que le ha cambiado la dinámica habitual, es un grupo que hacía menos deporte, no tenía la periodicidad de este primer grupo, pero que este es el único espacio para poder hacer algo distinto. Es un espacio para desestresarse, respirar aire limpio, para ver más personas. A ellos les ha cambiado la dinámica, y a muchas de esas personas, les va a cambiar en el futuro también. Se van a dar cuenta de los beneficios que entregará la práctica deportiva habitual”, explica el especialista de Clínica Uandes.
Chaparro dice que a las personas que hacen deporte de manera habitual, “la pandemia les ha permitido descubrir otro tipo de deportes, conozco gente que nunca se había subido a una bicicleta, y ahora encontraron que era una buena alternativa. A muchos les cambiará la dinámica en la cual nos enfrentamos al día a día, ya pasando este período”.
Su rol frente al Covid-19
Además, la práctica de deporte ayuda frente al Covid-19. “Están más que demostrado los beneficios de la actividad física para la salud, sobretodo en términos de factor protector para presentar enfermedad por Covid grave, específicamente en disminución de la respuesta inflamatoria del cuerpo, disminuyendo las posibilidades de eventos trombóticos asociados”, explica Romagnoli.
A pesar de lo anterior, añade que las posibilidades de realizar actividad física se han visto disminuidas, “sin haber específicamente una razón técnica en términos de contagiabilidad que avale el cierre de recintos deportivos o para realización de actividad física, en oposición a otro tipo de actividad económica que a iguales condiciones propicia tanto o más el contagio que estos últimos”.
Si aprendimos una lección de esto, “es que este virus en particular le gusta atacar con más fuerza a las personas con patologías crónicas, gran parte de las cuales además son absolutamente manejables con una adecuada alimentación y actividad física”, dice Romagnoli.
El traumatólogo considera que el deporte para muchas personas es la única instancia para salir del encierro, “y después lo va a tomar y lo va a incluir como parte de su día a día. Cuando uno se mete, es difícil dejarlo. Cuando te das cuenta de los beneficios que trae”.
Incluso puede ayudar a disminuir los índices de obesidad, “el deporte por sí mismo no cambia los índices de obesidad, es el cambio en el estilo de vida. El deporte es una arista de ese cambio, sumado a alimentación, entre otras cosas. Es un estímulo no menor para poder ayudar a eso”, señala Chaparro.
Romagnoli cree que aún falta mucho por mejorar, “aún somos un país con malos hábitos en cuanto a la actividad física, somos sedentarios, incluso es cosa de ver en las calles cuantas personas que pudieran ir caminando, van arriba de los scooter eléctricos o bicicletas, recordemos que antes de la pandemia el Ministerio de Educación había planteado dejar como optativas las clases de educación física en 3 y 4 medio”, critica el especialista.