La Región Metropolitana se ha visto afectada por una ola de calor que se ha extendido por más de 10 días, con temperaturas incluso sobre 37°C en algunas puntos de la capital. Se trata del fin de año más caluroso en la historia de Santiago.
Estas temperaturas extremas son responsables de más de cinco millones de muertes adicionales cada año a nivel global, según indica un estudio publicado por The Lancel Planetary Health. De hecho, el 9,43% de la mortalidad se puede atribuir a este factor y América en particular, registra un 7,7%.
Otro estudio liderado por la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, evidenció que en las ciudades las temperaturas tienden a ser más altas que en el campo, debido a la falta de vegetación, a la proliferación del cemento, asfalto y otras superficies impermeables que concentran el calor denominado “efecto térmico de isla”. El problema es que este fenómeno aumenta la morbilidad y la mortalidad, e impacta en el rendimiento de las personas, agravando incluso las enfermedades crónicas.
Si la temperatura corporal se eleva por encima de los 38 grados, los efectos en la salud podrían generar deshidratación, calambres, desmayos, golpes de calor, arritmias e incluso el agravamiento de patologías previas, e inclusive, la muerte, considera Benjamín Tardel, jefe de Urgencia de Nueva Clínica Cordillera.
Aníbal Zamorano, cardiólogo y médico jefe de la Unidad de Paciente Crítico Cardiovascular de Clínica Santa María, señala que en los últimos años el aumento de la temperatura ha producido un alza en la incidencia de enfermedades por calor. “El organismo humano termorregula alrededor de los 37 grados, pero cuando hay un calor excesivo externo y se conjuga con algunos factores como edad, sobreabrigo y algunos fármacos, por ejemplo, o algún tipo de enfermedades, esta temperatura corporal no puede ser regulada y aumenta la temperatura sobre estos 37 grados y empiezan a producirse las enfermedades por calor”.
Dentro de las enfermedades que se pueden producir por el calor, revela Zamorano, “hay algunas que son muy severas como el stroke por calor o golpe de calor, el cansancio extremo (que es una enfermedad moderada) y patologías menos peligrosas o leves como son el síncope, que es la pérdida de conciencia por calor, el edema por calor, los calambres por calor o el rash de la piel por calor”.
“A medida que suben las temperaturas, nuestro cuerpo empieza a trabajar para equilibrar la carga de calor. Para ello, el primer paso es el aumento de la frecuencia cardíaca, lo que permite bombear más sangre hacia la piel y las extremidades. De ahí una mayor producción de sudor, el mecanismo del cuerpo para enfriarse. De esta manera el cuerpo empieza a trabajar para evitar el colapso por la subida de las temperaturas”, señala Tardel.
Este último asegura que durante los períodos de temperatura excesivas y olas de calor, tanto la mortalidad como el número de ingresos hospitalarios aumentan al agravar enfermedades cardiovasculares y respiratorias sobre todo en adultos mayores. “Así mismo, los niveles de polen y otros aeroalérgenos son más elevados con altas temperaturas, lo que puede desencadenar episodios de asma”.
Factores de riesgo
Hay factores de riesgo para las enfermedades por calor, como “la edad coexistencia de otro tipo de disfunciones, el embarazo, el consumo de algunas drogas o medicamentos, alteraciones cognitivas, el aislamiento social, la inmovilidad, la temperatura excesiva a nivel ambiental, el tipo de ocupación que tengan, es decir, que trabajo tengan y si las personas están en lugares muy cerrados con poco acceso a ventilación o hidratación adecuada”, añade Zamorano.
“Dentro de las drogas o medicamentos que pueden producir una un aumento del riesgo de enfermedades por calor, están: el alcohol, la anfetaminas, los anticolinérgicos, los antihistamínicos, los antipsicóticos, los betabloqueadores, los bloqueadores los canales de calcio, los diuréticos, laxantes, litio, inhibidores de la serotonina, agonistas tiroides, por ejemplo, o antidepresivos tricíclicos y es importante tener en cuenta que los suplementos para perder peso que tienen carnitina o tienen té verde también pueden ser un potencial riesgo del aumento de las enfermedades por calor”, señala el cardiólogo de Clínica Santa María.
Zamorano explica que los síntomas de las enfermedades por calor van a depender de la expresión de la severidad de la enfermedad, por ejemplo, “en el shock por calor el paciente va a tener alteraciones neurológicas, hipertermia, va a tener que documentar una exposición reciente al calor o van a estar todas estas drogas que dijimos anteriormente”.
En los casos de menor severidad, el cansancio por calor, la pérdida de conciencia, calambres, edema o el rash que aparece por calor, entonces el espectro es muy grande de manifestaciones, “pero lo más importante es que hay que tener un alto índice de sospecha. Además, que es una enfermedad que es de exclusión ya porque siempre cuando uno se enfrenta este tipo de enfermedades por el tema de la fiebre uno lo que tiene que pensar es que el paciente pueda tener una infección como primera causa y dejar como segundo lugar una enfermedad producida por el calor y ahí hay algoritmos diagnósticos y terapéuticos”, agrega.
En ese sentido es muy importante, considera Zamorano, “saber que la piedra angular del tratamiento es bajar rápidamente la temperatura. es por eso que hay varias medidas de prevención que se tienen que tomar, por ejemplo, no abrigar mucho a las personas mayores, hidratar muy bien a las personas de riesgo, adultos mayores, niños o niñas y personas que tienen trabajo con alta exposición al calor”.