Suspenden inédito proyecto hogareño de búsqueda de vida extraterrestre

La imagen muestra al radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico.
Radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico.

"SETI@Home" fue inaugurado como una forma de descubrir señales de radio provenientes de alguna civilización extraterrestre utilizando el computador del hogar.


El 17 de mayo de 1999 se inauguró uno de los proyectos más interesantes para quienes descubrimos el internet hogareño por cable telefónico a inicios de los 2000. Se trata del programa "SETI@Home", iniciativa de la Universidad de California en Berkeley que tal como lo indica su acrónimo en inglés, tenía como destino ayudar desde casa en la búsqueda de inteligencia extraterrestre.

El sistema fue desarrollado por Frank Drake, quien además del proyecto, creó una fórmula que lleva su nombre y que tiene como objetivo determinar el número de posibles civilizaciones inteligentes en el universo.

Aunque visualmente funcionaba como un salvapantallas, el sistema tenía su complejidad, considerando el año de su lanzamiento. La idea era que funcionara como un gran computador, analizando señales de radio provenientes del radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico (posteriormente se sumaron el Telescopio Green Bank en Virginia Occidental y el Observatorio Parkes en Australia) para luego transferir los resultados al proyecto.

A 21 años de su inauguración, “Seti@Home” cuenta hoy con alrededor de 1,8 millones de usuarios y un promedio de 148 mil máquinas ejecutando su software. Sin embargo, la cooperación de los voluntarios -unos cinco millones desde su lanzamiento- no ha sido suficiente y no son pocos los científicos que afirman que sólo se trata de gasto de tiempo y recursos.

La imagen muestra una típica visualización del programa Seti@Home en su época de esplendor, a inicios de los 2000.
Típica visualización del programa Seti@Home en su época de esplendor, a inicios de los 2000.

La señal

De hecho, la señal más importante en la vida del programa fue detectada en septiembre de 2004, bautizada como “SHGb02+14a”. De acuerdo al estudio posterior, fue observada en tres oportunidades a una frecuencia de unos 1420 MHz, que se espera sean utilizadas por alguna civilización fuera de la Tierra. Su anuncio estuvo envuelto en la polémica, dado que se originó en una zona sin estrellas en mil años luz, era una señal muy débil y no se logró determinar su origen. Finalmente, la explicación más aceptada fue la de ruido cósmico o una falla en los aparatos.

A pesar que los encargados del proyecto esperaban que el proyecto diera frutos entre 2020 y 2025 -basándose en la ecuación de Drake-, hoy la Universidad de Berkeley anunció el fin del programa a partir del próximo 31 de marzo.

Las razones, de acuerdo a los científicos, son dos: el proyecto se encuentra en un punto de rendimientos decrecientes y a estas alturas analizó todos los datos que se necesitan hasta ahora; y la administración del procesamiento distribuido de datos es mucho trabajo, por lo que requiere tiempo para completar el análisis de los resultados obtenidos.

En todo caso, esta suspensión no implica que el proyecto desaparezca. De acuerdo a Berkeley, el sitio se mantendrá abierto y los datos obtenidos por el programa podrán ser utilizados por investigadores que busquen datos de pulsares, área donde se obtuvo información relevante.

Además, el programa también ayudó a analizar los datos recibidos del proyecto Breakthrough Listen, similar en su concepción a Seti@Home, y que funcionará hasta 2026. De hecho, hace unas semanas se publicaron los datos más completos hasta la fecha sobre emisiones de radio desde la Vía Láctea, la región alrededor de su agujero negro central de 4 millones de masas solares, y observaciones del cometa interestelar 2I/Borisov.

El lado positivo es que a pesar de no encontrar ninguna señal de radio proveniente de otras civilizaciones, el tipo de tecnología de distribución de datos que emplea computadores conectados a la red como uno solo, tiene futuro como herramienta de análisis e incluso puede competir con los mejores súper computadores. Según los científicos, si se encuentra una nueva manera de emplear este potencial, quizá el proyecto pueda volver a la vida.

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