En mayo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, su sigla en inglés) decretó el fin del Fenómeno de El Niño. Desde entonces, el organismo ha venido anunciado la llegada del fenómeno opuesto: La Niña.
En un principio, el organismo asignaba un 60% de probabilidades de que el fenómeno llegara a mitad de año.
Situación que fue cambiando con el correr de los meses. En agosto, establecía que la probabilidad que el fenómeno llegue se retrasaba para septiembre, asignándole un 66%, añadiendo que en realidad hay mayores probabilidades de que arribe en septiembre-noviembre.
Posteriormente, señaló que era posible que La Niña surgiera en septiembre-noviembre, asignándole un 71% de probabilidad y que el fenómeno persista hasta enero-marzo de 2025.
En su última edición, dada a conocer en noviembre, señalaba que era más probable que La Niña surja en octubre-diciembre de 2024 (57% de probabilidad) y se esperaba que persista hasta enero-marzo de 2025.
“Temperaturas subsuperficiales por debajo de la media”: entregan nueva fecha para la llegada de La Niña
Y este jueves, la NOAA actualizó nuevamente la situación climático del fenómeno en un nuevo informe. En él sostiene que “es más probable que las condiciones de La Niña surjan entre noviembre de 2024 y enero de 2025 (59 % de probabilidad), con una transición a ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) neutral muy probablemente entre marzo y mayo de 2025 (61 % de probabilidad)”.
En noviembre, el El Niño siguió siendo neutro, con temperaturas superficiales del mar cercanas a la media observadas en el centro y este del océano Pacífico ecuatorial. De manera similar a los últimos dos meses, los últimos índices semanales de El Niño oscilaron entre +0,1 °C (Niño-1+2) y -0,4 °C (Niño-3). Las temperaturas subsuperficiales del océano por debajo de la media persistieron en el centro-este y este del océano Pacífico ecuatorial, añade.
Establece que en el oeste y centro del Pacífico ecuatorial, las anomalías de viento en niveles bajos fueron del este y las anomalías de viento en niveles superiores fueron del oeste. La convección se suprimió en la línea de cambio de fecha y se intensificó en el oeste de Indonesia. Los índices tradicionales y ecuatoriales de la Oscilación del Sur fueron positivos. En conjunto, el sistema acoplado océano-atmósfera reflejó un ENSO neutro.
Los modelos continúan prediciendo un La Niña débil y de corta duración, como lo indican los valores del índice Niño-3.4 menores a -0.5°C. Esta predicción también se refleja en el último Conjunto Multimodelo de América del Norte (NMME), que continúa prediciendo temperaturas de superficie del mar ligeramente más frías y condiciones débiles de La Niña, señala la NOAA.
El equipo de pronóstico se inclinó a predecir un eventual inicio de condiciones débiles y de corta duración de La Niña, con base en la guía del modelo y las anomalías atmosféricas actuales. Las condiciones débiles de La Niña tendrían menos probabilidades de resultar en impactos invernales convencionales, aunque las señales predecibles aún podrían influir en la guía de pronóstico (por ejemplo, las perspectivas estacionales del CPC).
Entregan nueva fecha para la llegada de La Niña: impacto en Chile
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señala que La Niña para nosotros significa sequía y aunque no se instala aún, el desarrollo en marcha de La Niña probablemente ayuda a entender la caída en las lluvias registrados en Chile en los últimos dos meses.
“Después de un generoso primer semestre en precipitaciones, la lluvias han sido mucho menos abundantes en los últimos dos meses. Probablemente el desarrollo en curso de La Niña tenga algo que ver con este frenazo”, añade Cordero.
Aún no se declara oficialmente el inicio de La Niña, porque el enfriamiento tiene que superar un cierto umbral. Pero faltan solo unas pocas décimas. “Eso es La Niña, un enfriamiento en el Pacífico. Yo creo que el mes próximo es más posible (que sea declarada). Pero el punto es que se está desarrollando, que es lo mismo que decir que el Pacífico se está enfriando”, establece el climatólogo.
“En general, La Niña se asocia a menores precipitaciones en la zona centro y centro sur, y a temperaturas más bien moderadas. Este enfriamiento en el Pacífico tropical, empuja las temperaturas globales a la baja lo que no favorece las altas temperaturas. El desarrollo en curso de La Niña ayuda a entender por qué los precipitaciones han sufrido un frenazo en los últimos dos meses en la zona central y por qué las temperaturas no han sido tan altas como en años recientes”, agrega Cordero.
Además, explica este último, en la zona central, el desarrollo de La Niña disminuye las probabilidades de tener intensas olas de calor durante el verano próximo y probablemente disminuya el riesgo de tener incendios como los que hemos tenido en los últimos dos veranos”.