De ascendencia española e irlandesa, Bernardo O´Higgins era el hijo de Ambrosio O’Higgins, quien fue virrey del Perú y de Isabel Riquelme. Tras estudiar en el extranjero, volvió al país en 1801. Uno de los lugares donde residió es la denominada Casa Santo Domingo, vivienda de casi 300 años, que recientemente fue restaurada, tras recibir trabajos en su fachada, interior y techumbre.
Su importancia radica en que, además de ser una de las casas donde vivió O´Higgins, es una de las cinco casas (o casonas) originales y más antiguas de la época de la colonia que aún permanecen en pie en Santiago. Se encuentra ubicada exactamente en la calle Santo Domingo, entre Miraflores y Mac-Iver, y su construcción data del año 1750 aproximadamente.
Jorge Domínguez, ingeniero experto de Grupo Praedio, responsables de la restauración, explica que en la restauración de fachada (que comenzó en 2019), fueron reparados los muros de adobe y se le incorporó a estos un refuerzo estructural con geomalla. “El propósito de la instalación de geomalla es contener y acotar la propagación de fisuras y microfisuras durante un sismo, para esto, los muros de fachada fueron envueltos completamente con esta geomalla por ambos lados y luego unidas por cuerdas que tensan ambas caras del muro”.
Desde lo patrimonial, Nicolás Fernández, arquitecto asesor de Grupo Praedio, señala que estas construcciones se caracterizan por estar hechas de adobe con tejas de greda muslera, fachada continua a la calle, ventanas y puertas altas en forma rectangular. “Tenían una altura de casi cinco metros, y aquellos más osados agregaban a sus viviendas un segundo piso como es el caso de la casa colorada”.
Desde el punto de vista de la configuración, hacia el interior, el centro de la vida se daba alrededor del patio. “Las casas podían tener hasta tres patios, que se extendían hacia atrás de la propiedad, siendo el primer patio el centro de reuniones, fiestas y encuentros; el segundo forma del parte del sector de dormitorios y el tercer y último patio donde se encontraba la cocina y el servicio”, añade Fernández.
La historia que envuelve a esta casona está llena de intrigas, que sus casi 300 años le permiten contar, explica Fernández. “Uno de los primeros registros escritos que se han encontrado de la casona nos lleva al año 1818, y con ello la figura del mismo Bernardo O´Higgins. Aunque no era su casa, si perteneció a María del Rosario Melchora Puga y Vidaurre. Rosario era oriunda de Concepción, pertenecía a una familia patriota importante de la zona y como tal peleó en el campo de batalla en Concepción”.
“A la edad de 21 años se enamoró de Bernardo, en ese tiempo de 39 años. Casada para ese entonces, comienza con los trámites de anulación de un matrimonio violento y fallido desde el principio. Ese mismo año, 1818, O´Higgins debe volver a Santiago y Rosario lo hace junto a él. Es ahí cuando se instala en la casona de Santo Domingo, que sería su domicilio hasta su muerte en 1854, y que también la vería enamorarse de nuevo luego de la partida al exilio de Bernardo. Estos antecedentes hicieron que fuera declarada como Monumento Histórico en 1981 por el Consejo de Monumentos Nacionales”, relata Fernández.
Barro y tejas coloniales
Cuando se le encarga la primera etapa a Grupo Praedio, el objetivo era recuperar algunos espacios de la casona en conjunto a su fachada, posterior a ello y producto de los buenos resultados, “la entidad propietaria y la comunidad de exestudiantes de la escuela básica N°17 que ahí funcionó hasta 1999, expresaron sus deseos para que el inmueble continuara un proceso de recuperación, así en adelante continuaron sus mejoras, siendo una de las más importantes la restauración total de la cubierta, ´destapando´ 300 años de historia, respetando toda su originalidad, pero recobrando su capacidad térmica e impermeable”, agrega Fernández.
Fernández señala que hace solo unos meses y producto de otra obra aledaña realizada por la oficina grupo Praedio, la restauración de la casa Manso de Velasco, es que la entidad administradora de la casa Santo Domingo decide remozar nuevamente su fachada para eliminar rayados y suciedad adherida a la fachada culminando un proceso cuidadoso con el patrimonio y su historia.
“Para ocultar esta geomalla los muros fueron revocados con barro y luego se le aplicó un sello superficial que permitiese la aplicación de pintura. También durante esta etapa de restauración, se restauraron las puertas y ventanas de esta casa, para esto, fueron reemplazados los elementos que se encontraban deteriorados y las pinturas antiguas fueron decapadas y lijadas, para que no se apreciaran diferentes capas o niveles de pinturas”, adiciona Domínguez.
Estallido social
Durante el estallido social y los meses posteriores, la fachada de esta casona colonial fue vandalizada con grafitis y también sufrió de algunos daños producto de golpes con carros o vehículos menores, agrega Domínguez. “Para revertir estos daños en la fachada del inmueble y también para revertir daños que se habían ido detectando en los últimos años en la techumbre. En octubre de 2022 se inició una segunda etapa de restauración que consistió en la reparación y restauración de la techumbre de la casona en la zona del primer patio de la casa”.
Domínguez dice que para esto fue necesario retirar las tejas, limpiar la techumbre, reparar y luego nivelar la techumbre, para luego reinstalar las tejas originales del inmueble. “Durante este proceso de restauración, se pudo constatar que en amplias zonas de la techumbre está aún mantenía su sistema constructivo original que consistía en vigas de roble dimensionadas a hacha y azuela, tirantes y costaneras confeccionadas con varas rusticas de maderas nativas, un encañado con varas de coligue amarrado con cuerda de cáñamo, una capa de ramas de curahuilla y una capa de tierra de alrededor de 20 cm de espesor y finalmente tejas coloniales”.
Para garantizar la correcta nivelación de la techumbre y para aplicar un sello protector a las maderas, se debió retirar la totalidad de la capa de tierra de la techumbre, pero se trató de mantener donde fuese posible el entablado con las cañas de coligues. “Las tejas fueron limpiadas y reinstaladas en la techumbre, pero esta vez fueron amarradas a la estructura de techumbre para evitar su deslizamiento en el caso de un sismo”, señala Domínguez.
Además durante enero y febrero de 2023, “se realizó una limpieza de la fachada en seco y se procedió a realizar un desmanche completo de la fachada, incluyendo las puertas y ventanas. La placa de mármol con la reseña histórica de la casa también fue desmanchada y la fachada fue repintada con los mismos colores con que se restauró el año 2019″, explica el ingeniero.