Los planes de Elon Musk definitivamente no tienen fronteras. El empresario sudafricano ya ha demostrado con creces que quiere liderar la nueva carrera espacial a través de SpaceX.
Por un lado, pretende realizar viajes a Marte, y por otro, a través del proyecto Starlink, quiere entregar un internet de alta calidad y velocidad, a través de satélites ubicados en el espacio.
La experiencia, catalogada por muchos como positiva, no ha estado exenta de polémicas. Ha sido cuestionada por la comunidad científica, debido a que genera contaminación lumínica, lo que impide una correcta observación astronómica, y según información emitida durante esta jornada, surgió un nuevo inconveniente.
Debido a una tormenta geotérmica, la compañía perdió 40 de los 49 satélites lanzados el 3 de febrero en el Cohete Falcon 9, lo cual significaría una pérdida del 80% de estos aparatos. Esto ocurrió, ya que no pudieron alcanzar la órbita adecuada por lo que se desintegrarán en la atmósfera.
En un comunicado, la compañía informó que “estas tormentas hacen que la atmósfera se caliente y que aumente la densidad atmosférica en nuestras bajas altitudes de despliegue. De hecho, el GPS a bordo sugiere que la velocidad de escalada y la severidad de la tormenta hicieron que la resistencia atmosférica aumentara hasta un 50 por ciento más que durante los lanzamientos anteriores”.
Aunque la tormenta fue detectada el viernes 4 de febrero y se ordenó a los satélites entrar en un “modo seguro” para resguardarse de manera efectiva, la resistencia a bajas altitudes “impidió que los satélites abandonaran el modo seguro para comenzar las maniobras de elevación de la órbita”.
Por su parte, el Instituto Geográfico Nacional de España explicó que las tormentas geomagnéticas son perturbaciones del campo magnético de la Tierra producidos por un “aumento brusco de las partículas emitidas en las erupciones solares”.
¿Qué otros efectos tiene sobre la tierra este tipo de tormentas?
Si bien la pérdida de estos satélites representa una mala noticia, en relación a las cifras totales, es un número menor. En este momento, cuentan con más de 2.000 en órbita, y durante los próximos años, pretenden lanzar otros 12.000.
A su vez, la presencia de este fenómeno natural, permitirá avistar auroras boreales y australes en latitudes altas del mundo.
Aunque estas no serían tan intensas, pues “la visibilidad de las auroras boreales en el centro de Europa requeriría una tormenta solar extrema, que afortunadamente es muy rara”, explicó Juha-Pekka Luntama, experto de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Así mismo, por esta intensidad –catalogada como clase G1, es decir, de un menor grado– las redes eléctricas podrían sufrir fluctuaciones menores y se han descartado problemas comunicacionales, pero aquellos que viajen a avión podrían recibir radiación, aunque no sería un motivo de alarma.