Chile cuenta con muchos fenómenos climáticos, entre ellos terremotos y maremotos. Sin embargo, especialmente en el último tiempo, han aparecido con mayor frecuencia otros que eran propios de otras naciones o continentes.
Es el caso de los tornados, los que cada día son más habituales en Chile, particularmente en el sur del país.
Un reciente estudio, realizado por Raúl Valenzuela, doctor en Ciencias Atmosféricas y académico de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH), establece las regiones más peligrosas y propensas para el desarrollo de éstos en Chile.
Una imagen dantesca. Paneles solares volaban por los cielos de Peralillo, Región de O’Higgins, sin explicación aparente. Un frente frío había generado las condiciones propicias para que un tornado tocara tierra y destruyera, por algunos minutos, todo a su paso.
No se trataba de una película o algo parecido. Es un hecho que ocurrió y llamó la atención de la comunidad local, por lo extraño de la situación y por la voracidad de los vientos, que dejaron una huella de destrucción y la preocupación constante de si volverá a pasar.
Valenzuela establece en la investigación que las zonas más expuestas en nuestro país, “se concentran entre la regiones del Ñuble, particularmente en San Carlos, donde históricamente se han observado tornados, y la Región de Los Lagos”.
“Si bien las ráfagas de viento se pueden dar en cualquier lugar de Chile, sin embargo, en salidas de valles pueden ser llamativamente fuertes. También en una situación pre-frontal son importantes”, añade.
El experto señala que si bien en su estudio se detectaron las zonas más propensas a estos fenómenos, reconoce que ciudades como Concepción, o incluso Valparaíso y Santiago, también pueden ser golpeadas por un tornado. “No hay nada que impida que eso suceda”, dice.
Lamentablemente, reconoce el investigador, no cuentan con el equipo instrumental adecuado. “Con colegas de la Universidad de Chile, de Concepción y de la Frontera hemos postulado varias veces a un Fondequip para estudiar esto en detalle, pero no nos han financiado”, agrega.
Valenzuela puntualiza que en Chile el sistema de alertas para este tipo de fenómenos está en muy mal pie. “Los radares Doppler son instrumentos ideales para estudiar fenómenos de viento de escala regional y sub-regional, pero no contamos con ninguno. Por tanto, cualquier sistema de alerta que esté construido solamente en estaciones meteorológicas, será de carácter local y propenso a las falsas alarmas”.
Respecto a si están ocurriendo con más frecuencia, dice no se sabe con certeza. “Creemos que hoy vemos más frecuencia porque la gente está más atenta y tiene cámaras para registrarlos”.
Radares pendientes
En relación a los radares meteorológicos Doppler no hay una respuesta única sobre cuántos, ni dónde deben ser ubicados, ya que dependerá del objetivo que se plantee. “La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) elaboró un proyecto para construir una red de radares, el que fue mandatado por el expresidente Piñera posterior a los tornados que afectaron a Los Ángeles y Concepción en mayo de 2019″, señala.
Luego vino la pandemia y el proyecto quedó congelado. “La propuesta de la DMC incluía, hasta donde recuerdo, un radar de largo alcance por región, entre la Metropolitana y Los Lagos”, indica Valenzuela.
Consultada la DMC en relación al proyecto, ésta establece que durante 2020 concluyó un estudio de adquisición de nuevos radares meteorológicos. “Cabe precisar que esta adquisición se encuentra inserta en el Plan de Optimización del Sistema de Alerta Temprana, de alcance nacional y que incluye otra serie de implementaciones en equipamiento”, explican desde el organismo.
Este servicio de alarma incluye uno llamado Sistema Detector de Tormentas (SDT) a escala nacional, otro denominado Sistema de Vigilancia Meteorológica por Radar, que se ubicará entre las Regiones de Valparaíso y Los Lagos y la Densificación de la Red de EMA, que funcionará a escala nacional.
Desde esa fecha y hasta ahora, “la DMC trabaja con los gobiernos regionales para conseguir los recursos necesarios para su adquisición”, explica el organismo.
Valenzuela señala que junto a un grupo de amigos y colegas utilizan el hashtag #UnRadarParaChile desde 2017, especialmente cuando ocurre un evento extremo de precipitación. “La campaña busca generar conciencia de la necesidad de este tipo de instrumentos, no tan solo para uso científico, sino que también para la protección civil”.