Factores como la pandemia de coronavirus, el temor de los usuarios por utilizar el transporte público y el retiro del 10% de ahorro previsional, asomaron como grandes impulsores de un año que preveía números negativos en el sector automotriz, y que finalmente sacó cuentas positivas: según la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), en octubre los vehículos livianos y medianos alcanzaron 36.243 unidades nuevas, un 29% en comparación con el mismo mes de 2019. El escenario se repitió en todos los sitios de compra y venta de autos usados, quienes promediaron un incremento de un 20% en su actividad.
Esto también se apreció en la forma en que no movemos por la ciudad. Según datos de Google Maps entregados a La Tercera, en comparación con 2019 en Santiago, las personas redujeron las solicitudes de trayectos a pie en un 23%, indicaciones de transporte público en un 41%, y a nivel nacional, los requerimientos por trayectos en vehículo aumentaron más de un 7%. En búsquedas en Google, entre marzo y noviembre los habitantes de las regiones del Maule, La Araucanía, O’Higgins, Copiapó y Los Lagos, fueron los más interesados en autos usados.
Pero los autos no fueron los únicos beneficiados. En el mismo periodo, también aumentó el interés por otras alternativas de transporte: las búsquedas de “motos scooter nuevas” y “motos scooter baratas” subieron un 300%, sobre todo desde las regiones de Arica y Parinacota, O’Higgins, Metropolitana, El Maule y Coquimbo. Para las bicicletas, comparando las búsquedas en la edición del Cyberday de mayo pasado, las consultas crecieron un 306%, entre septiembre y agosto de este año.
Y sin duda, el vehículo que más captó el interés de los chilenos fue la motocicleta. Según Google, desde julio aumentaron en las búsquedas de los términos “motos eléctricas” (350%), y “oferta de motos eléctricas” (4.500%), realizadas desde las regiones de Arica y Parinacota, O’Higgins, Coquimbo, El Maule y Metropolitana.
El naciente sector de los autos eléctricos también tiene algo que decir. Nissan LEAF, uno de los modelos más populares del mundo, a pesar de su costo de 25 millones de pesos ha vendido 23 unidades hasta octubre en Chile. Para aumentar la masificación de estos vehículos, ENEL considera sumar 1.200 cargadores para 2024, y según cuenta Francisco Medina, gerente de Vehículos Eléctricos de Nissan Chile, hoy existen 182 cargadores públicos y 80 privados, permitiendo recorrer sin problemas entre Santiago y Concepción con disponibilidad de electrolineras (estaciones de servicio eléctricas) cada 100 km en promedio.
Expertos dicen que si bien la gente sigue pensando en autos, detrás asoman con fuerza otras alternativas más sustentables y populares, llevando a las calles chilenas al límite de su capacidad.
Colapso inminente
¿Están preparadas las ciudades para este explosivo aumento en transporte post pandemia? Ricardo Hurtubia, académico de Ingeniería de Transporte UC, afirma que “en ciudades como Londres, Nueva York o París se está castigando cada vez más el uso del auto, para darle ese espacio a bicicletas y peatones. Para que ello ocurra debemos tener autoridades comprometidas con una visión de ciudad sostenible, pero aquí la lógica es distinta: se piensa que si la gente quiere andar en auto, hay que darle auto, pero no se trata de eso. Es como creer que si la gente quiere comida chatarra, entonces hay que subsidiar la comida chatarra”, agrega.
Hurtubia señala que un caso llamativo es el de la nueva autopista Vespucio Oriente, “una obra específicamente pensada en autos, que dejó de lado a un corredor para buses planeado en un inicio, que no contempla grandes ciclovías, y dejará menos árboles de los que había”.
No es cierto que puedas acabar con la congestión mediante la construcción de más infraestructura para autos. Hay evidencia internacional y científica que lo dice. Tenemos tiempos de viaje igual de malos y más congestión.
Ricardo Hurtubia, académico de Ingeniería de Transporte UC
Fuera de Santiago la situación es similar. Antonio Zumelzu, doctor en Planificación Urbana y académico de la U. Austral, señala que “los datos muestran que la movilidad peatonal ha disminuido progresivamente en los últimos años. Eso tiene que ver con la expansión del radio urbano, tendencia que se repite en Valdivia, Temuco y Osorno, por ejemplo, y la pobre inversión en veredas por parte de las autoridades: un 32% de ellas está en condiciones precarias en Chile”.
Hurtubia agrega que “estamos duplicando la capacidad de los autos sin darle una pizca al transporte público, ni mejorar la infraestructura para las bicicletas. Las ciclovías no se toman en serio, y la autoridad cree que son de juguete. Existe el sesgo cultural que el auto es más ‘serio’ y los demás medios de transporte son lo que la gente usa porque no puede andar en auto, y eso no es cierto”, señala el ingeniero UC.
“Así como vamos, con autoridades que no están haciendo todo el esfuerzo que deberían para bajar a las personas del auto, la ciudad va a colapsar por congestión”, sostiene.
El otro estallido
En Chile, los últimos meses de 2019 fueron inéditos en relación a la compra de bicicletas. Portales como Mercado Libre revelaron un incremento de un 90% en este ítem, con bicicletas eléctricas y scooters en un 80%; y Yapo.cl informó de un aumento de scooters eléctricos en un 44%, junto a una subida de precios debido a la cercanía con la Navidad.
Ya en abril de este año, la Organización Mundial de la Salud recomendaba el uso de la bicicleta o caminar, debido a que “proporciona distancia física mientras ayuda a cumplir con el requisito mínimo para la actividad física diaria, que puede ser más difícil debido al aumento del home office y el acceso limitado al deporte y otras actividades recreativas”.
La tendencia mundial se reflejaba en cifras de NPD Group en EE.UU., con un incremento de un 31% para las bicicletas en el primer trimestre, 121% para las bicicletas de ocio, 59% para niños y 85% para las eléctricas.
“En Chile se observa un aumento de la bicicleta como medio de transporte, generando beneficios pero también problemas. Al ser un medio de transporte nuevo, recién se está instalando una cultura en torno al ciclista como una nueva forma de movilidad. En regiones hay mucho interés, y existen diversos proyectos que demuestran su uso”, afirma Antonio Zumelzu.
Aunque los datos revelan que el país aún está en pañales en cuanto a convivencia vial (sólo en 2020 han fallecido 89 ciclistas en accidentes de tránsito), el Ministerio de Transportes comprometió 2.500 millones de pesos en infraestructura, y su par de Vivienda tiene proyectos para construir 130 kilómetros en total en todo el país.
Ricardo Hurtubia apunta que la solución para una ciudad como Santiago podría ser un subsidio a las bicicletas eléctricas, cuyos modelos comienzan en los 300 mil pesos. “Dejando fuera a los sectores altos, para la mayor cantidad de personas que circulan en bicicleta el 80% de la ciudad es plana. Aún así, para distancias largas, en estos aparatos gastamos 1/4 de energía y obtenemos el doble de la velocidad”.
“La gente no tiene consciencia que es mas rápido y barato andar en bicicleta: ocupa poco espacio, no genera congestión ni requiere espacio para estacionarse. En Santiago no tenemos grandes problemas de clima, y están dadas las condiciones para una ciudad súper ciclista. Pero ello se tiene que combinar con un buen transporte público, porque no podemos obligarlos a todos a andar en bicicleta”, dice.
Invitados de piedra
Hace diez años, la planificación urbana no había contemplado el explosivo aumento de automóviles y motos producto de las aplicaciones de transporte y delivery. Ricardo Hurtubia las califica como un “arma de doble filo”, debido a que no sólo no están pagando impuestos en la ciudad, sino que estos ingresos se van a otro lado. “Son muy útiles para evitar accidentes por conducir en estado de ebriedad, pero el problema es cuando se toman para ir al trabajo a las 8 am. Hay que transferirle al usuario, al auto o la aplicación el costo que genera y la contaminación y congestión de las calles”, dice.
En cuanto a las motos de delivery, el experto admite su utilidad en medio de la pandemia, pero al mismo tiempo destaca los modelos de 49 cc, “justo uno bajo la norma, para no exigir la licencia de conducir. Además son ruidosas y mas contaminantes que un auto. Así, algo que podría ser positivo se trasforma en algo negativo porque no hay regulación”, sentencia.
Hans Hanckes, gerente general de Beat Chile, dice que “el principio de la movilidad compartida es incentivar el uso de auto eficiente, es decir, poner a disposición de más ciudadanos el auto que ya está circulando en las calles. De esta forma evitamos que las personas se movilicen de manera individual, aumentando así la utilización del auto, y lo que tiene un impacto en reducir la congestión vehicular. Día a día son más los usuarios pasajeros que optan por este servicio, permitiendo así que las personas puedan dejar sus vehículos en casa y confiar en empresas como Beat para llegar a cada uno de sus destinos”.