Tres terremotos en Nueva Zelanda: ¿podría ocurrir algo similar en Chile?

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Ola en Maroubra Beach de Sydney, Australia, producidas poco después de los terremotos que azotaron Nueva Zelanda. Foto: AFP

La inesperada trilogía sismica que vivió la nación oceánica desconcertó a géologos y sismólogos, que explican las posibilidades que eso ocurra en nuestro país.


Nueva Zelanda está en alerta. Luego de tres eventos sísmicos de importantes magnitudes, (7.3, 7.4 y 8.1), y en una inusual seguidilla sísmica, el país está a la espera si acontecimientos similares seguirán afectando al territorio o disminuirá su frecuencia y dimensión, terminando en réplicas imperceptibles.

Los sismos, registrados en las islas Kermadec provocaron la evacuación de personas que tuvieron que retirarse de las zonas costeras.

Los tres eventos telúricos ocurrieron a lo largo de la zona de subducción de Tonga Kermadec, donde la placa tectónica del Pacífico se sumerge y luego se hunde debajo de la placa australiana.

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Placas de Kermadec y Tonga.

Esta zona de subducción es el sistema de este tipo más largo y profundo de la Tierra. Se extiende desde el norte del Cabo Oriental, unos 2.600 km al noreste en una línea casi recta hasta el sur de Samoa.

La zona de subducción de Tonga Kermadec termina al noreste del Cabo Oriental, donde luego se convierte en la zona de subducción de Hikurangi. La primera ruptura de magnitud 7.3 se produjo a las 2.27 a.m., a 174 km de la costa este, donde se fusionan los sistemas Hikurangi y Tonga Kermadec.

Los otros dos terremotos se produjeron a unos 900 km al norte, pero justo al oeste de la trinchera Tonga-Kermadec y a profundidades de unos 56 km (para el evento de magnitud 6.40 a.m. y 7.4) y 20 km (para el terremoto de magnitud 8.1 a las 8.28 a.m.). Estos últimos eventos tuvieron mecanismos de empuje o compresión, en los que un cuerpo de roca se comprime contra otro, deslizándose hacia arriba y sobre él durante el terremoto.

Pablo Salucci, geógrafo docente de la Universidad San Sebastián (USS) indica que dada la distancia entre el sismo más temprano (M 7.3) con los posteriores (M 7.4 y M 8.1), de aproximadamente 950 kilómetros, es “poco probable” que el M 7.3 haya desencadenado los dos eventos de mayor magnitud.

“Lo más probable es que el sismo M 7.4 haya sido precursor del sismo M 8.1”, afirma el geógrafo. No obstante, el docente de la USS explica que se deberá analizar con mayor profundidad los eventos para tener más claridad sobre la posible “secuencia” de actividad telúrica, dado que era “inusual” la sucesión de estos.

Zona telúrica

Salucci agrega que la zona donde se ubican las islas que conforman a Nueva Zelanda no son ajenas a los registros telúricos, esto, debido a que la fosa de Kermadec, ubicada al norte la nación, es una región donde “se hunde” la placa Pacífico debajo de la placa Australiana, sector que además posee a lo largo de su estructura submarina, una serie de volcanes activos, convirtiéndola en un territorio de gran actividad sismo-tectónica.

Gabriel González, académico de la U. Católica del Norte (UCN) y subdirector del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden) menciona que sí es probable que eventos como el registrado en Nueva Zelanda se registren en nuestro país, y que efectivamente ya han ocurrido.

Asimismo, González indica que, tanto Chile como el país oceánico, tienen zonas de subducción, donde una placa “se hunde” bajo otra, siendo ambientes “propicios” para generar estos tipos de terremotos.

“Este terremoto, en su magnitud, el sismo principal (M 8.1), es muy parecido al que ocurrió en Illapel, en 2015. Evento telúrico de subducción, de similares proporciones y también en una área de ruptura como la que está mostrando la distribución de réplicas ahora”, añade el académico de la UCN.

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