La Quintrala, la familia Carrera e incluso Pedro de Valdivia. Estos históricos personajes tienen algo en común: todos tuvieron una vinculación con una increíble casona que aún sobrevive en Santiago después de 500 años. La histórica propiedad acaba de ser restaurada, proceso en el que también se encontraron restos arqueológicos.
Ubicada en la comuna de Huechuraba, la antigua hacienda hoy está convertida en un centro de eventos, y las piezas halladas en el lugar fueron reubicadas y se exhiben en el Museo Arqueológico de Los Andes.
Juan Carlos Arellano, investigador histórico y miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, explica que los primeros antecedentes de la existencia de la casona corresponden al período precolombino, cuando en el lugar habían asentamientos con alta influencia incaica, dado que alrededor de la casona se han encontrado numerosos artefactos de cerámica y utensilios de cobre de ese período, como también un brazo de la acequia Huechuraba que riega sus territorios.
“Según las mercedes de terreno de 1554, los conquistadores que llegaron al valle del Mapocho en 1540 en la expedición de Pedro de Valdivia, se les asignaron terrenos en el valle del Mapocho”, relata Arellano.
De acuerdo al historiador, Bartolomé Blumenthal -o Flores como le decían los españoles-, fue uno de esos conquistadores que le fue asignado los actuales terrenos de Huechuraba poniente y Quilicura. Bartolomé fue bisabuelo de la Quintrala, la cual quedó a cargo de los terrenos de Huechuraba desde el año 1648, luego de ser nombrada en el testamento por su tía Magdalena Lisperguer y Flores.
Posteriormente, continúa Arellano, “los terrenos donde está construida la casona fueron asignados a Juan Rudolfo Lisperguer y una de sus hijas contrajo matrimonio con un representante de la familia Ovalle, los terrenos mediados del siglo XVIII entraron en disputa, con la participación de la Real Audiencia, la cual realizó un plano general sector de Huechuraba poniente (ver imagen), y en ella ya se encuentra consolidada una casona sobre la loma denominaba punta Guanaco”, señala.
Luego de esos juicios vuelve a ser propiedad de la familia Ovalle, en especial de Carmen Ovalle, madre del creador del canal Carmen, Abraham Ovalle, quien le dio ese nombre al canal en honor a su madre Carmen. “A mediados del siglo XVIII la propiedad pasa a llamarse Fundo El Guanaco bajo la administración y propiedad de Absalón Cifuentes, hermano de Abdón Cifuentes y luego a finales del siglo XVIII la propiedad pasa a don Pio Diaz de Valdés Videla y Carrera, nieto de Javiera Carrera, quien construye un palacete sobre los restos anteriores”, dice el miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.
“Este palacete logra sobrevivir hasta los años 70, del siglo pasado, pero con diferentes disputas familiares, terremotos y poco mantenimiento, el palacete se va deteriorando y a principio de los años 80, el fundo El Guanaco y su emblemático palacete en ruinas, pasa a la familia Schiess, la cual vende en 2017, solo las ruinas del palacete a un grupo de inversionistas liderados por Tomás Sweet, quienes deciden levantar ahí el centro de eventos llamado Entremuros”, revela Arellano.
Conquista de Chile y fundación de Santiago
El primer propietario del lugar fue el conquistador de origen alemán Bartolomé Blumnthal y su hija Águeda Flores, quien luego se la cedió a su hija Magdalena Lisperguer y Flores, y más tarde a Catalina de los Ríos y Lisperguer, más conocida como La Quintrala. Luego pasó a manos de Abraham Ovalle quien fuera presidente de la Sociedad de Canales del Maipo, la empresa privada más antigua vigente del país, fundada en 1827, y por último, pasó a manos de la familia Carrera, a través de Pío Diaz de Valdés Videla y Carrera, nieto de Javiera Carrera Verdugo y sobrino nieto de José Miguel Carrera.
La primera fue una patriota chilena que se destacó por su apoyo a la lucha por la Independencia de Chile, y por tener una importante participación en la primera bandera patria, llamada bandera de la Patria Vieja. Mientras que el segundo, es reconocido como uno de los “padres de la Patria de Chile”.
Con respecto a las piezas arqueológicas en la zona, “se encontraron restos incaicos en 1968 y 1969, 2019 y 2022, además material de la colonia en los cuales destaca vástago y grilletes para esclavos, según rescate arqueológico realizado el año 2018 por el Doctor en arqueología Rubén Stehberg”, señala Arellano.
Por último, añade, “en 2019 salieron a la luz hallazgos que se habían realizado previamente durante la primera mitad del siglo XX, los cuales consistían en armamento utilizado en la Guerra Civil de 1891, como bayonetas, sables y municiones de ese período”, agrega.
¿Qué rol jugó en la conquista de Chile y en la fundación de Santiago? Según declaración jurada que dio en 1613, el capitán don Juan Ortiz de Cárdenas, “el camino que llaman de Chile y siempre se ha llamado, es el que viene de Aconcagua y Colina que desciende al valle de Guachuraba como del consta y parece por haber entrado por él la primera gente española que vino a descubrir este reino con el capitán don Diego de Almagro primer descubridor de él y que asimismo entró por él gobernador don Pedro de Valdivia con la gente que trajo al descubrimiento y población de este reino”, cita textual Arellano.
Quien adiciona que esto coincide con planos encontrados en la biblioteca de los Dominicos, donde señala uno de los caminos del Inca por donde ingresaron no solo éstos, si no también los conquistadores en 1540.
Restauración: cinco siglos de historia
La restauración de la antigua casona surge por parte del grupo de inversionistas liderados por el arquitecto Tomas Swett, quienes buscaban un lugar para levantar un centro de eventos, y llegaron a esta propiedad sin tener muchos antecedentes históricos del lugar, explica Arrellano.
Pero atraídos por la belleza de las ruinas existentes, las cuales estaban muy mal conservadas, “yo los conocí y me mostraron el proyecto que ahora es el centro de eventos Entremuros. Les proporcioné no solo la historia del lugar, también los planos y cartografía que me habían proporcionado los descendientes de la familia Diaz de Valdés. Tomás y el equipo de inversionistas creyeron en invertir más aún y contrataron al Doctor en arqueología Rubén Stehberg, quien gentilmente me invitó a estar presente en los monitores arqueológicos y posterior rescates que se realizaron en ese lugar”, revela.
Es importante destacar que el objetivo de los nuevos dueños, desde el inicio del proyecto, fue hacer una restauración y la recuperación del lugar, que complementado con su rica historia, saldría como resultado algo único en Chile. “Las piezas rescatadas hoy forman parte de la colección que se exhibe a público en el museo arqueológico de los Andes, el cual es dirigido por Carlos Coro. Lo mejor de todo es que se recuperó un lugar abandonado en el tiempo y hoy se puede disfrutar por las personas que asisten a los eventos que se desarrollan en el lugar”, establece Arellano.
Y este 28 de mayo, en el marco del Día del Patrimonio Cultural, “el público en general podrá visitarlo en una serie de visitas guiadas que realizaré en ese lugar único llamado Entremuros”, finaliza el investigador histórico.