En abril de 2008, la Dirección General de Aguas (DGA) creó la Unidad de Glaciología y Nieves (UGN), para así administrar de manera más eficiente los glaciares del país. Su objetivo inicial era establecer un Programa Glaciológico Nacional para poder realizar un inventario de glaciares en Chile e implementar una red de monitoreo de glaciares en diferentes zonas geográficas.
Pero casi silenciosamente, el pasado 28 de diciembre, justo en vísperas del Año Nuevo, se firmó un decretó que puso fin a la Unidad, quedando sus funciones radicadas a la División de Hidrología.
Desde el organismo aseguran que la decisión se debe al cambio climático y la persistente sequía que aqueja al país, que los obligó a modernizar y hacer más eficiente y sostenible la gestión del agua. En ese contexto, a través de la Dirección General de Aguas, el Ministerio de Obras Públicas está tomando acciones para progresar, entre ellas, fusionar y robustecer los equipos de trabajo como la Unidad de Glaciología y Nieves.
La Unidad de Glaciología y Nieves pasará ahora a ser una Subdivisión en la División de Hidrología, “que mantendrá su equipo y presupuesto 2023 ($1.669.397 millones)”, garantizan desde la DGA, organismo que depende del Ministerio de Obras Públicas.
De acuerdo al organismo, la principal razón de la decisión es realizar una gestión en las cuencas como algo único y no dividido. “Eso permitirá entregar información más precisa y moderna sobre los recursos hídricos a la ciudadanía, a la investigación y al desarrollo de la ciencia”, explican desde la DGA.
Según la DGA, la decisión, contrario a lo que piensan los científicos, le otorgará mayor jerarquía dentro de la DGA, pues aseguran que contará con mayor despliegue territorial, ya que la División de Hidrología cuenta con funcionarios en todo el país que podrán apoyar labores relacionadas con glaciología; a diferencia del escenario previo donde sólo hay funcionarios y funcionarias en nivel central de la DGA y en la Región de Aysén”.
“A diferencia de lo que se ha querido instalar, esta decisión potencia el trabajo de Glaciología, mejora su despliegue en el país y, además, mantiene su presupuesto y a todos sus funcionarios y funcionarias”, agrega la DGA.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, quien ha colaborado con la unidad de Glaciología y Nieves en diferentes publicaciones científicas, además de proyectos de monitorio de cobertura nival, ejecutados por la mencionada casa de estudios, considera que la decisión es un claro retroceso a una institucionalidad que demostró no dar el ancho, sin ninguna razón técnica y ha provocado una reacción negativa en la comunidad medioambiental.
“Que el personal y la responsabilidad de Glaciología y Nieves pasen a la División de Hidrología, nos retrotrae a la situación previa que existía antes de la creación de la unidad, cuando la División de Hidrología estaba a cargo de los glaciares. La unidad se creó como organismo independiente hace 15 años, justamente porque se requería darle a la criósfera, una atención que la División de Hidrología no había ni querido, ni podido darle. Volver a la institucionalidad que existía antes de la creación de la Unidad de Glaciología es un claro retroceso”, explica Cordero.
Francisco Fernandoy, investigador en glaciología de la Universidad Andrés Bello, explica que la decisión sorprendió mucho a todos los científicos y académicos ligados a la investigación glaciológica. “La Unidad de Glaciares y Nieves (UGN), que concretamente es un número más bien reducido de personas, ha hecho un trabajo que ha sido reconocido y muy apreciado desde el punto de vista técnico y científico. Justamente el año pasado, durante el último congreso de la Sociedad Chilena de la Criósfera (Sochicri) en mayo de 2022, los integrantes de la UGN dieron a conocer al país el resultado del último inventario de glaciares”.
En relación a ejemplos o argumentos técnicos que implique este cambio, la DGA establece que avanzar y mejorar la gestión de los recursos hídricos implica una serie de desafíos que la DGA debe llevar a cabo aparejada con la implementación del Código de Aguas (Ley N°21.435 promulgada en abril 2022), por lo que se debe mirar la cuenca como una unidad y principio territorial y para ello, la información debe ser un todo para analizarla integralmente.
Por ejemplo, “hoy existen 1.111 estaciones hidrometeorológicas en línea, mientras que hay 55 de glaciología. Con este cambio, se podrán incorporar las estaciones glaciológicas al sistema de transmisión en línea de la Dirección General de Aguas del MOP, permitiendo mejorar la disponibilidad de información integrada de los recursos hídricos en las cuencas. Esta incorporación a un sistema robusto y moderno de información, permitirá seguir avanzando hacia la “inteligencia del agua” y así disponer la información a la ciudadanía, la investigación y al desarrollo de la ciencia”, señala el organismo.
“En este trabajo se catastraron y analizaron más de 26.000 glaciares, todo este trabajo, que vino a actualizar el inventario de 2014, estuvo a cargo de este grupo reducido de personas. Como resultado de este catastro, se pudo verificar la fragmentación y cuantificar el retroceso generalizado de los cuerpos de hielos y por primera vez se catastraron otras formas de glaciares como los cubiertos y de rocas. Por lo tanto, se puede pensar que esta Unidad es capaz y eficaz en su trabajo”, agrega Fernandoy.
También la UGN, “ha alcanzado lazos de colaboración científico-técnicas con distintas instituciones de investigación como centros regionales y muchas universidades. Esto con miras a potenciar la estrategia de monitoreo de glaciares con un alto nivel de detalle en zonas donde la disponibilidad de agua es crítica. Nuestro interés, por lo tanto, es que este trabajo se pueda continuar, lo que esperamos sea el norte de esta decisión administrativa de la DGA. Es una tarea urgente el mantener y aumentar el conocimiento de los cuerpos de hielos, las cubiertas de nieve y su evolución en el tiempo”, considera el investigador en glaciología.
Insumo vital para la discusión de ley de glaciares
Ezio Costa, director ejecutivo ONG FIMA y académico de la Universidad de Chile, cree que el movimiento para una mayor protección de los glaciares debería ser diferente, en lugar de poner el tema dentro de la Unidad de Hidrología, habría que evolucionar hacia darle más fuerza a la protección de los glaciares.
“Puede que no haya una intención equivocada en la decisión, pero creo que no se tomaron en cuenta todos los factores relevantes, pues la protección de los glaciares y de las cuencas requiere de organismos especializados. Una unidad puede no ser el organismo más adecuado para una tarea tan importante, pero al llevar la tarea a una división con múltiples focos, se pierde algo que era un avance hacia establecer una mayor protección de los glaciares, cuestión que ha sido largamente pospuesta y que es de esperar el gobierno retome”, añade este último.
Marius Shaffer, presidente de la Sociedad Chilena de la Criósfera y académico de la Universidad de Valdivia, dice que no es fácil estimar las consecuencias de esta decisión política, “pero pensamos que la UGN ha echo un trabajo importante en el pasado y estamos un poco preocupados de como va a seguir este trabajo”.
Francisco Correa, Doctor en Ciencias Ambientales e investigador del instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la Universidad Autónoma, establece que es una decisión que no calza con el foco que debemos tener en materia de cuidado, monitoreo, seguimiento, estudio y conocimiento de los ecosistemas. “Chile es un país único, que cuenta con alrededor de un 70% de los distintos tipos de ecosistemas existentes a nivel mundial y dentro de ellos encontramos glaciares y nieves que cumplen un papel fundamental en el ciclo hidrológico, almacenando por miles de años agua en forma de hielo y o por muchos meses, en sus altas cuencas, nieve”.
Podemos decir, “que dentro de los más afectados con el cambio climático están los glaciares, por el derretimiento de estás nieves eternas, lo cual ha significado un rápido retroceso de estás masas de hielo a escala global y recordemos que en Chile se concentran gran parte de los glaciares que existen a escala mundial. Así, una entidad pública, encargada del monitoreo y protección de estos sistemas, es fundamental”, dice Correa.
Cordero establece que la unidad de Glaciología y Nieves, desde su creación hasta la fecha, fue exitosa en su misión principal, que era el monitorio y el inventario de los glaciares del país. “Dos inventarios nacionales de glaciares alcanzó a generar la unidad, que mantuvo un correcto funcionamiento a pesar de los cambios de jefatura. Últimamente, además la unidad fue exitosa en construir una relación con la comunidad glaciológica nacional, que otras divisiones de la Dirección General de Aguas no tienen”.
Fernandoy cree que el trabajo generado por la UGN ha sido fundamental para conocer la distribución y evolución en el tiempo de los glaciares y otros cuerpos de hielo. “Justamente esta información fue un insumo vital para la discusión de ley de glaciares que actualmente se discute en el congreso, desde ese punto de vista, sería preocupante que el trabajo legislativo con miras al avance en la discusión de la ley de glaciares se pueda ver afectado. Es imperioso que se pueda aclarar cómo se asegurará la continuidad del trabajo de la UGN, bajo este nuevo marco administrativo dentro de la DGA. Esperamos que en el futuro se pueda fortalecer la investigación glaciológica de la DGA, que es una tarea país urgente”.
Correa señala que en términos de administración pública, la permanencia de una Unidad de Glaciología y Nieves dentro del Ministerio de Obras Públicas tampoco calza mucho. “Este tipo de departamento debería estar bajo el alero del Ministerio del Medio Ambiente, que es el organismo encargado de la protección y resguardo de estos recursos naturales. Si bien, esta entidad cerrará, se espera, o sería lógico que el Ministerio del Medio Ambiente pueda generar una unidad específica o suplir esta falta con un área encargada del monitoreo, estudio y análisis de los procesos y seguimiento de la dinámica temporal y espacial de estos ecosistemas que son esenciales para el desarrollo social”.
“Sorprende que, a pesar del éxito de la unidad, se haya ordenado su desaparición y la vuelta a una institucionalidad, cuyas carencias fueron justamente la razón para la que se creara. También sorprende que esta decisión se haya tomado sin ninguna consulta a la comunidad medioambiental o científica. Parece una decisión improvisada, que no cuenta con respaldo fuera del Ministerio o la DGA. Justamente es la interna de la DGA donde probablemente estén las causas que explican este retroceso”, añade el climatólogo.
Mientras la Dirección General de Aguas, no sea manejada con criterios 100% técnicos, seguiremos siendo testigos de decisiones desconcertantes. “Los glaciares, así como los recursos hídricos del país, requieren una institucionalidad fuerte y 100% técnica. Desgraciadamente la DGA no ha contado desde hace años con ningún director, especialista en recursos hídricos. Abogados, economistas, ingenieros comerciales, y ahora un ingeniero forestal, se han turnado a cargo de una institución que debería estar en manos de un especialista en recursos hídricos. ¿Es mucho que pedir la Dirección General de Aguas esté a cargo de un especialista en agua?”, finaliza enfáticamente Cordero.