El gran objetivo del fotógrafo y escalador Lukas Mekis, junto a la Armada de Chile, Conaf y la Fundación Endémica era encontrar el sándalo, el árbol perdido en el archipiélago Juan Fernández, visto por última vez en 1908 por el naturalista Carl Skottsberg.
A pesar de que el milenario árbol no ha sido hallado, el grupo de investigadores descubrió una nueva especie de planta en la isla Alejandro Selkirk. Fue bautizada como Centaurodendron schillerii, nombrada en honor a Ramón Schiller, el guardaparques qud¿e la había visto en febrero de 2009 pero que por la ubicación, para el hombre que trabajó durante 47 años en territorio insular (hoy jubilado), era imposible acceder.
Con tecnología de avanzada, Mekis y compañía lograron rescatar la especie, que estaba en una pared de roca de 80 metros de altura.
En 2016 lo intentaron por primera vez, llegando a pocos metros de la especie, pero debido a condiciones climáticas propias de la isla, no alcanzaron el objetivo final. En esta última expedición sí lo consiguieron, rescatando semillas y muestras de la planta para su estudio y reproducción.
Mekis rescata el valor científico y botánico del hallazgo. “Descubrimos por primera vez desde 1956 una nueva especie en la isla Alejandro Selkirk”.
Como fundación (Endémica), “le hemos dedicado estos últimos siete años a la búsqueda del famoso sándalo, explorando y accediendo a lugares prácticamente desconocidos. Con todavía 600 hectáreas vírgenes y de difícil acceso por recorrer, siempre con la esperanza de llegar a nuestro objetivo principal, damos paso en 2022 a una nueva expedición botánica en la isla Alejandro Selkirk. No hemos podido ir por la pandemia”, añade Mekis.
Diego Penneckamp, ingeniero en Conservación de Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, forma parte del proyecto. Señala que se trata de una planta extraña, “porque pese a que tiene flores muy llamativas, no había sido avistada antes por botánicos, pese a las numerosas expediciones que se han realizado desde mediados de 1800. Entonces, se podría pensar que solo crece en condiciones extremas que hacen muy difícil detectarla al ojo humano”.
Resalta notablemente la forma de sus flores, “las que están dentro de una cabezuela solitaria con brácteas leñosas, como una alcachofa lignificada, en cambio sus parientes tienen las flores en cabezuelas pequeñas y en inflorescencias con cientos de flores, y producen semillas pequeñas. Este tipo de estructura es única en el grupo, ya que no se encuentra en las especies hermanas de Robinson Crusoe y sus ancestros continentales”, añade Penneckamp.
Según lo que observaron los investigadores y analizando posteriormente las fotografías obtenidas, pertenecería a la familia Asterácea. “Habiendo estudiado y visto todas las Asteráceas del archipiélago, las fotografías de esta planta no calzan con ninguna, por lo que se trata de una nueva especie de esta familia”, señala Patricio Novoa, botánico a cargo de la investigación.
En la misión también trabajaron Laura Becerril, doctora en vulcanología del Sernageomin, Felipe Paredes, jefe de operaciones de Fundación Endémica, Tomás Mekis, fotógrafo y encargado audiovisual, y Erick Vigouroux, escalador y encargado audiovisual.
Mekis (Lukas), líder del proyecto, señala que hacer conservación en Juan Fernández, “requiere de una logística no menor. Son mas de 36 horas de navegación hasta la isla Alejando Selkirk, para luego desembarcar en el poblado y dar inicio a una caminata de ocho horas. Un largo recorrido cargados con nuestros equipos de escalada, carpas, comida, entre otros, para llegar al campamento base. Momento en el cual nos disponemos para montar el campamento y dar inicio a la expedición. En dirección a la quebrada El Tongo, emprendemos una caminata de tres horas de duración para llegar a la pared vertical, cuna que da lugar a esta nueva especie. Finalmente, después de tres horas de escalada para acceder la planta, realizamos la toma de muestras y extracción de las semillas para poder continuar y emprender el proceso de reproducción”.
Esta planta (Centaurodendron Schillerii), agrega una nueva especie para los elementos florísticos que solo crecen en Juan Fernández, es decir, “especies que evolucionaron de tal forma que formaron con el tiempo linajes propios que solo están en el archipiélago. Este fenómeno evolutivo es una característica de las floras de islas oceánicas, sin embargo, es en Juan Fernández donde este tipo de evolución ha generado un ecosistema vegetal que posee la mayor cantidad de especies únicas en una superficie tan reducida a nivel mundial. Esto significa que este ecosistema es más particular de lo que ya se conoce hasta ahora, y que todavía quedan sorpresas”, explica Penneckamp.
Las muestras se encuentran actualmente en Francia y España para sus análisis de ADN y muy pronto podrían ser publicadas oficialmente. “Nos va a ayudar a interpretar como evolucionó el grupo dentro del archipiélago. Con estos análisis podremos inferir si esta especie llegó desde Robinson Crusoe a Alejandro Selkirk o fue un arribo independiente desde el continente, ya que actualmente sabemos cuáles son sus orígenes en continente. Las plantas “hermanas” de esta especie están en Robinson Crusoe, y son descendientes de plantas típicas de la zona mediterránea de Chile central y del desierto de Atacama”, señala el ingeniero en Conservación de Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile.
Hasta ahora, dado el contexto de la pandemia, “han demorado los análisis, los que se están realizando en el Institut Botànic de Barcelona a cargo del experto mundial en la evolución del grupo donde se encuentran estas plantas, el Dr. Alfonso Susanna. Esperamos que pronto esté la publicación de esta especie para formalizarla científicamente”, agrega Penneckamp.
Mekis destaca el valor del trabajo con Ramón Schiller, una “leyenda viviente” del área. “Son varios los años en los que he tenido la suerte de acompañar a Ramón en distintas de sus expediciones. Hemos incluso redescubierto una especie que se había dado por extinta en el cerro más alto de la isla, El Yunque, la Robinsonia berteroi. Ramón ha recorrido la isla por más de 40 años, con botánicos de todo el mundo, y ha descubierto muchas plantas. Es uno de los guardaparques más antiguos y con mas experiencia. Sin embargo, nunca había sido gratificado por tales acontecimientos. Ahora finalmente una planta lleva su nombre, dando continuidad y reconocimiento al legado que ha dejado uno de uno de los mejores guardaparques que ha conocido Juan Fernández”, establece.
En la expedición, el equipo de trabajo también desarrolló otras misiones: estudiar la geomorfología volcánica de las islas y montes submarinos, con el objetivo de mejorar el conocimiento de su origen, evolución y peligros potenciales. Además, desarrollar el Proyecto Lobo Marino, el que consiste en explorar el potencial del lobo de Juan Fernández como indicador del medioambiente marino y costero.