El 11 de agosto de 2020 y cuando la posibilidad de un fármaco que ayudara en la lucha contra la pandemia, Rusia remeció a la comunidad científica al anunciar el registro de Sputnik V, la primera vacuna para el Covid-19 del mundo.
A pesar de las dudas iniciales, con el paso de los meses han ido saliendo cada vez más estudios que dan cuenta del éxito en las pruebas. Ya en noviembre, los primeros datos hablaban de un 95% de efectividad, lo que se confirmó en febrero pasado, cuando un estudio en The Lancet indicó que finalmente la vacuna contaba con un 91% de eficacia, y seguridad para adultos mayores.
Tanta ha sido la buena recepción del medicamento, que hoy se encuentra registrado en 60 países y una población total de 3 mil millones de personas, ocupando el segundo lugar en el mundo en términos de la cantidad de aprobaciones recibidas por los reguladores de los gobiernos que lo han solicitado.
Sin embargo, los estudios continúan. Y este lunes, el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya del Ministerio de Salud de la Federación Rusa y el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), anunciaron la efectividad de la vacuna en un 97,6%, según el análisis de datos sobre la incidencia de coronavirus entre los rusos vacunados con ambos componentes del fármaco.
De acuerdo a los responsables del estudio, esto se desprende de los datos de vacunación de 3,8 millones de rusos totalmente vacunados con ambos componentes, en el período comprendido del 5 de diciembre de 2020 al 31 de marzo de 2021, como parte del programa de vacunación civil masiva. La incidencia desde los 35 días desde la fecha de la primera inyección fue tan sólo del 0,027%.
Al mismo tiempo, la incidencia entre la población adulta no vacunada durante un período comparable desde el día 35 después del inicio de la vacunación civil masiva fue del 1,1%.
Entre sus características, la vacuna se basa en una plataforma de vectores adenovirales humanos que causan el resfriado común. Utiliza dos vectores diferentes para dos inyecciones durante el proceso de vacunación, lo que según el RDIF, “crea una inmunidad más sólida en comparación con las vacunas que utilizan un mismo mecanismo de administración para ambas inyecciones”.
Además, su temperatura de conservación en un intervalo de 2 a 8 grados celsius permite almacenarla en un refrigerador convencional sin necesidad de invertir en una infraestructura adicional de la cadena de frío. Por otro lado, tiene un costo de menos de 10 dólares por inyección, lo que la hace asequible para todo el mundo.
Los datos y cálculos de la eficacia de la vacuna se publicarán en una revista médica revisada por pares en mayo próximo.