El valioso material arqueológico de más de 3.000 años de antigüedad que llega al Museo Nacional de Historia Natural
Los materiales culturales provienen de varios sitios arqueológicos ubicados en las inmediaciones del Cerro Las Tórtolas, comuna de Colina, específicamente de la quebrada Carmen Alto, situada a 30 kilómetros al norte de la ciudad de Santiago.
El Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), recibió un importante material arqueológico, que pasará a formar parte de las colecciones del Museo.
Las piezas provienen de varios sitios arqueológicos ubicados en las inmediaciones del Cerro Las Tórtolas, comuna de Colina, específicamente de la quebrada Carmen Alto, situada a 30 kilómetros al norte de la ciudad de Santiago.
La entrega se concretó el lunes 25 de marzo y corresponde a piezas recuperadas en las actividades de rescate de la compañía minera Anglo American. La iniciativa, es parte del plan de Patrimonio Arqueológico, asociado al Proyecto Desarrollo Los Bronces.
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Parte de las piezas entregadas al Museo Nacional de Historia Natural[/caption]
"La importancia para el Museo de esta colección radica en la sistematicidad con que fue excavada y documentada, siguiendo los estrictos protocolos de la investigación arqueológica", indica Cristian Becker, Curador Jefe y Jefe Científico del MNHN.
Se trata de restos culturales de diez sitios patrimoniales que dan cuenta de la actividad humada pasada. "Temporalmente estamos hablando de finales del período Arcaico y posterior Período Alfarero Temprano, es decir más de 3.000 años de antigüedad", señala Becker.
Para Anglo American esta instancia es muy importante, dice Eduardo Loo, Gerente de Medio Ambiente de Los Bronces: "Esta tarea, que comenzó en 2007, ha sido larga, pero llega a un muy buen término hoy, con esta entrega al MNHN de este material de alto valor arqueológico".
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Piezas entregadas al Museo Nacional de Historia Natural[/caption]
Las actividades se iniciaron hace 12 años con la identificación de los sitios arqueológicos. Luego se efectuaron los trabajos de excavación y rescate, clasificación, resguardo, y almacenaje en óptimas condiciones para entregar una colección de calidad, "que cumpliera con los estándares necesarios para ingresar al Museo y cumplir con su papel de fuente de información para la comunidad científica", dice Loo.
"Las actividades fueron mucho más allá de rescatar y poner a disposición del Museo y los científicos esta importante colección. También se desarrolló educación ambiental con las comunidades locales, se publicaron videos educativos y varios libros al respecto, y se realizó un taller internacional sobre las piedras tacitas", indica Loo.
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