“Comprendiendo el comportamiento de evacuación ante tsunamis en Valdivia”. Bajo este titulo se desarrolló un proyecto impulsado por el Instituto de Investigación de Eventos Extremos de la U. Internacional de Florida (FIU) de EE.UU. con la colaboración de la U. Estatal de Colorado, también de EE.UU. y la U. de Chile, para proyectar las consecuencias que un tsunami como el que golpeó a la ciudad en 1960 podría generar hoy.

La iniciativa diseñó un modelo, integrando aspectos ambientales, elementos expuestos (infraestructura, población, rutas de evacuación y zonas de seguridad) y comportamientos previstos reportados por la comunidad en terreno.

Como parte del proceso, además, la información con la que se trabajó fue compartida, contrastada y evaluada con las autoridades nacionales, regionales y locales de Valdivia, quienes posteriormente la validaron.

Así impactaría hoy un tsunami como el que afectó a Valdivia tras el terremoto de 1960

Juan Pablo Sarmiento, director asociado del Instituto de Investigación de Eventos Extremos de la U. Internacional de Florida, explica que se buscó un lugar que hubiera experimentado el impacto de un tsunami, que no tuviera estudios importantes de amenaza o riesgo, y cuyas autoridades regionales y locales estuvieran dispuestas a participar e integrarse al proyecto.

“Se acordó trabajar sobre la zona de Valdivia, que tenía el precedente de ser el epicentro del terremoto y tsunami de Chile de 1960 (M9.5), el terremoto registrado más poderoso a nivel mundial”, señala.

Los expertos durante el trabajo en terreno.

En el proyecto y sobre la base de un probable tsunami, se desarrolló un modelo de evacuación para tres sectores de la zona de Valdivia: Corral, Niebla y Curiñanco. El modelo permitirá “evaluar la capacidad de las rutas de evacuación y de los lugares de destino o puntos de encuentro empleados hasta el momento, generar escenarios de evacuación en diferentes meses del año y a diferentes horas del día, identificar posibles cuellos de botella y estimar las necesidades de infraestructura”, establece Sarmiento.

El investigador agrega que esto “posibilitará evaluar el impacto en la evacuación ante tsunamis debido a cambios en el uso del suelo, expansión urbana, vías y otras obras públicas. Por otra parte, también es posible conocer, por ejemplo, el tiempo que toma llegar a una zona segura, la tasa de pérdidas humanas y el número de evacuados por cada refugio de destino, entre otras estimaciones”.

El Programa Riesgo Sísmico de la Universidad de Chile, a través del investigador Mauricio Fuentes, trabajó en dos áreas. En primer lugar, en el modelamiento de las áreas de inundación por tsunamis, considerando el peor escenario (terremoto de 1960).

Al respecto, Fuentes señala que “uno de los insumos esenciales para evaluar la evacuación era contar con una simulación detallada del comportamiento temporal de las profundidades de flujo, lo que coloquialmente podemos entender simplemente como la ‘inundación’”.

Fuentes revela que localidades como Corral y Niebla están expuestas al impacto de un tsunami, a pesar de que es altamente improbable de que un terremoto y tsunami de las mismas características al de 1960 vuelva a ocurrir en el corto plazo en la misma región. “El ejercicio fue considerar el peor escenario para llevar al límite las condiciones del proceso de evacuación y tomar las medidas necesarias que permitan configurar una disposición óptima de refugios, señaléticas y rutas.”

Si bien, las simulaciones muestran que el tsunami no alcanzaría la cota de 30 metros (llegando en algunas zonas casi a 20 metros), “no significa que no pueda existir un escenario aún más desfavorable, y por tanto, debemos continuar realizando investigación y mejorando los modelos al incorporar más datos y recurrir a poder de cálculo computacional de alto desempeño”, sostiene Fuentes.

Imagen del tsunami de 1960. El agua entró a la ciudad. Crédito: Enterreno - Colección Eugenio Aldunate

Así impactaría hoy un tsunami como el que afectó a Valdivia en 1960

La segunda contribución fue la visualización de resultados. Fuentes explica que “se deben buscar formas simples de visualizar el proceso completo de evacuación. Por esto, se confeccionaron tres animaciones (una por cada zona de estudio), donde se resumen parte de los resultados finales de este proyecto, asociados tanto al tsunami como al proceso de evacuación”.

El equipo del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, integrado por la vicedecana de esta unidad académica, Carmen Paz Castro, y las docentes Jocelyn Arriagada y María Victoria Soto, realizó los análisis de vulnerabilidad y exposición al riesgo de tsunami, con involucramiento de la comunidad y gobiernos locales.

Asimismo, realizaron casi 300 encuestas que permitieron evaluar la percepción social del riesgo de tsunami en las diferentes localidades expuestas. La Oficina Regional de SENAPRED, por su parte, aportó la información respecto de los puntos de destino a evacuar (refugios).

Esta es la simulación de un tsunami para la zona de Niebla, la más afectada para el terremoto de Valdivia en 1960.

Los agentes (personas a pie o en vehículo) se simbolizan como círculos y cuadrados, respectivamente. Cada agente tiene sus propias reglas de acción e interactúa con el resto. Inicialmente, sus estados de amenaza se tornan de color naranja, simbolizando que se encuentra en peligro. Cuando el flujo de agua alcanza a la persona, ésta se simboliza con rojo, indicando que es una victima del tsunami. Finalmente, cuando logra llegar a los refugios predeterminados, antes de ser alcanzado por el flujo del agua, se colorea de verde, indicando que se encuentra fuera de peligro.

Simulación zona de Corral:

Simulación zona de Curiñanco:

El equipo de la Universidad Estatal de Colorado lo integraron Gaofeng Jia y Zhenqiang Wang, quienes estuvieron en comunicación permanente con los investigadores de la Universidad de Florida y de la Universidad de Chile para obtener datos relevantes necesarios para construir el modelo. La información recopilada estuvo referida a la amenaza sísmica y de inundación por tsunami para las regiones estudiadas y también sobre la red de transporte, edificios, puentes, destinos de evacuación, tamaño y distribución de la población.

La dinámica de trabajo fue de análisis y discusión colaborativa entre los equipos de Colorado, Florida y Chile sobre aspectos tales como las zonas de estudios, supuestos del modelamiento, comunicación de resultados y visualización. Esto permitió que se alcanzaran resultados, que podrán ser usados para guiar planes de mitigación y de reducción de riesgo frente a tsunami en las zonas estudiadas.

Imagen del tsunami de 1960. Crédito: Enterreno - Colección Eugenio Aldunate

Gaofeng Jia considera que estos modelos “pueden proporcionar información crítica para la reducción de riesgos. Por ejemplo, dan información relacionada al número de pérdida de vidas durante el proceso de evacuación, número de evacuados exitosamente en cada uno de los refugios”.

El investigador de Colorado añade que esta información puede ser usada para guiar planes de mitigación para reducir el riesgo durante la evacuación por tsunami. “Por ejemplo, ¿cuáles son los potenciales refugios y cuántos evacuados pueden albergar?, ¿dónde hay semáforos, señalética extra?, ¿cuáles regiones necesitan implementar alguna medida de mitigación? (ampliación de calles, fortalecer la educación, alentar la evacuación a pie en vez de auto, etc.)”.

Así impactaría hoy un tsunami a Valdivia: estudian proceso de evacuación

Jocelyn Arriagada, académica asistente del Departamento de Geografía de la U. de Chile, señala que, “un proyecto de estas características puede impactar a la comunidad, siempre y cuando se les haga partícipes de los procesos, toda vez que son los actores principales, ya que conocen con profundidad su territorio y pueden tener que actuar como primeros respondedores en caso de un evento adverso. El trabajo académico y de los expertos carece de sentido si no se aplican los resultados obtenidos en el territorio, involucrando a los actores públicos, privados y a la sociedad civil”.

Arriagada sostiene que, en este sentido, es muy importante dar a conocer los resultados de estos estudios a las comunidades. Añade que esa comunicación debe hacerse “en un lenguaje simple, pero sustentado científicamente, de forma tal que les permita prepararse mejor e incorporar los nuevos conocimientos a sus planes de emergencia, generando trayectorias de resiliencia en función de habitar territorios más seguros”.

“Este proyecto permite generar mayor conciencia en la población respecto a si vive o no en área de inundación por tsunami, dado que han pasado más de 60 años desde el último gran evento sísmico en la región, por lo que la percepción es difusa y existen otras prioridades al momento de tomar decisiones sobre cómo ocupar el espacio. Asimismo, es interesante contrastar las vías de evacuación oficiales que actualmente existen con aquellas que los habitantes perciben como más adecuadas y utilizan en casos de emergencia”, añade Arriagada.

Esta última afirma que esta iniciativa se podría replicar a otras regiones del país, “considerando la exposición que posee nuestra costa y la alta urbanización y explotación que ha tenido nuestro borde costero, por lo que se requiere con urgencia la generación de información de calidad para la reducción del riesgo de desastres”.

El tsunami dejó víctimas fatales y damnificados. Crédito: Enterreno - Colección Eugenio Aldunate

Varias son las lecciones que deja este proyecto multidisciplinario, que se distinguió por la activa colaboración entre universidades de distintos países y el apoyo de las autoridades locales. Sarmiento destaca, en primer lugar, que esta iniciativa demuestra que “es posible desarrollar un proyecto aunando esfuerzos con diferentes instituciones y expertos, recopilando información existente, empleando nuevas tecnologías para generar nuevos datos e información, sobrepasando limitantes económicas prevalentes en Latinoamérica y el Caribe”.

Gaofeng Jia, de la Universidad Estatal de Colorado, considera que estos modelos "pueden proporcionar información crítica para la reducción de riesgos", por lo que esperan poder replicarlo en otras regiones y países.

Con ciertos indicadores, “es posible entonces establecer jerarquías de acción, y determinar qué zonas requieren una intervención inmediata o cuáles están mejor preparadas para enfrentar un potencial escenario de inundación”, finaliza Fuentes.