Jaime Parada (Ind-PPD): “La nueva Constitución tiene que consagrar el principio de no discriminación”

Jaime Parada, candidato a constituyente distrito 10.

En paralelo, el candidato a constituyente por el codiciado distrito 10 señala que "hoy una familia puede ser monoparental, homoparental y de muchas otras formas, entonces debería quedar como un concepto amplio, abarcativo y que responda a la realidad social".


Licenciado en Historia, escritor, activista por los derechos de las personas LGBTIQ+ y exconcejal de Providencia desde el 2012 hasta el 2020. Jaime Parada renunció en noviembre del año pasado a su cargo público para reunir las firmas que hoy le permiten ser candidato constituyente por el distrito 10 (Santiago-San Joaquín) con cupo PPD.

“Es importante que elijamos personas que crean en el proceso constituyente, que entiendan que es lo que está en juego, que tengan posibilidades de salir y así vamos a hacer que lleguen las personas correctas al mundo de la convención”, comenta el candidato de la Lista del Apruebo.

¿Cuál es su ventaja frente a los otros candidatos de este distrito?

La primera es que tengo un pie en el activismo y un pie en la gestión pública y eso es un un perfil que no existe en los candidatos del distrito 10. Eso me da ventaja comparativa, conozco muy bien cómo se gestiona el Estado desde un municipio y cuáles son los cambios que hay que promover. Y lo segundo es que conozco el mundo social, vengo del mundo de las organizaciones de la sociedad civil en temas de diversidad y no discriminación, conozco los problemas sociales porque son los problemas que se encuentran en la calle.

Como ex vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, ¿cómo abordar los temas de diversidad sexual y género en la nueva Constitución?

La nueva Constitución tiene que consagrar el principio de no discriminación como uno de los principios rectores, eso no opera solo para la diversidad sexual sino que también para las personas migrantes, pueblos originarios, etc. Consagrar el derecho que cada persona tiene de ser quien quiere ser, quien siente qué es y cómo quiere estar en el mundo, siempre y cuando eso no contravenga los derechos o la dignidad de las personas. Además tiene que dejarse explícito que el concepto de familia es un concepto más amplio que como lo hemos concebido hasta ahora. Hoy una familia puede ser monoparental, homoparental y de muchas otras formas, entonces debería quedar como un concepto amplio, abarcativo y que responda a la realidad social y no a estereotipos.

Una de sus propuestas es consagrar el derecho a la jubilación digna, ¿qué características debería tener?

Quisiera aplicar conceptos de redistribución y criterios de intergeneracional donde los más jóvenes le van aportando a los más viejos, eso quiere decir que tenemos que dejar de pensar en este concepto de capitalización individual como un bien en sí mismo y pensar que tiene que haber un un criterio mucho más colectivo. Tenemos que desprivatizar las jubilaciones y las pensiones e involucrar al ente público que es el único que puede asegurar un criterio distributivo que asegure cierta equidad.

Como exconcejal de la comuna de providencia, ¿cree que se le deberían dar más atribuciones a las municipalidades?

Hay un problema en la distribución del poder. En los municipios el alcalde o alcaldesa tiene mucho poder, los consejos municipales muy poco, casi simbólico y una franja más abajo está la ciudadanía que solo puede decir algo cada cuatro años y por lo tanto no puede definir sobre el tipo de espacio en el que quiere vivir, no se les pide opinión, no tienen iniciativa para normativas locales, revocatorias. Tenemos que distribuir el poder de una manera que esos que están abajo pueden llegar a estar arriba tomando decisiones. Y segundo, los municipios tienen poder, lo que se necesita es equidad, no puede ser que haya un millón de pesos de diferencia entre el municipio más rico y los más pobre per cápita.

¿Agregaría algún principio para que las iglesias e instituciones vinculadas a ellas no puedan incidir en el debate político?

Siempre he dicho que quiero ser el constituyente del Estado laico. Lo primero es que yo no tengo ningún problema con las creencias de las personas, al revés, son muy respetables y cada uno tiene derecho a creer en lo que sienta que tiene que creer. El problema es cuando, no las personas, sino que las iglesias a través de sus cúpulas, irrumpen en la vida política tratando de llevar agua a su molino. Yo creo que tiene que tiene que haber un principio de no injerencia de las religiones, a través de sus iglesias y particularmente de las cúpulas de la Iglesia en la actividad política legislativa del país.

¿Le haría cambios al Congreso?

Le entregaría más atribuciones de las que tiene, que pueda legislar sobre ciertas materias que impliquen presupuesto, no todas, pero sobre materias. Segundo lo haría unicameral. Y tercero generaría un equilibrio real con la presidencia de la República, no puede ser que el presidente de República sigue siendo un monarca y por lo tanto hay que distribuir el poder hacia el Congreso y hacia la ciudadanía. Por otro lado gran parte de los problemas que estamos viviendo tienen que ver con un presidencialismo que se está cayendo a pedazos. Hay que destrabar este gallito permanente entre la presidencia y el Congreso, hay que generar mayores equilibrios de poder y eso pasa por terminar con el presidencialismo.

Entonces, ¿hacia que sistema de gobierno deberíamos apuntar?

Creo que es una muy buena discusión para la convención sea parlamentarismo o semipresidencialismo, todavía queda revisar el cómo pero creo que el diagnóstico es compartido: el presidencialismo en Chile se agotó.

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