Venezuela: la encrucijada de Bachelet
La presión para que la exmandataria -hoy alta comisionada de DD.HH. de la ONU- visite Venezuela no ha parado. En marzo Bachelet debe entregar un reporte oral ante el Consejo de DD. HH. de Naciones Unidas sobre la situación en Caracas, la que podría ser su primera intervención sobre el régimen de Maduro.
"Soy una mujer de izquierda", solía comentar la presidenta Michelle Bachelet a su entonces par de Venezuela, Hugo Chávez. Se lo dijo en 2006 cuando acabada de asumir su primer periodo como Mandataria y -según recuerdan varios de sus cercanos- se lo repitió en diversas ocasiones.
Militante socialista desde su juventud, la imagen de Chávez -símbolo de la nueva revolución bolivariana- era por esos años admirada por la izquierda de América Latina y, por lo mismo, quienes participaron de los encuentros entre Bachelet y Chávez los describen como momentos gratos donde ambas autoridades terminaron forjando una relación cargada de afinidad y simpatía, que incluso daba espacio para el humor.
"Anda tú, Michelle, a ti te van a hacer más caso", le decía Chávez a la expresidenta cuando necesitaba conseguir apoyos para alguna misión internacional. La exmandataria, sin haberse reconocido nunca como chavista, respondía animadamente al llamado y, según señalan quienes trabajaron con ella, no dudaba en realizar gestiones a favor del país sudamericano, preocupada de entregar señales a las fuerzas progresistas del continente, como Argentina, con Cristina Fernández, y Brasil, con Lula da Silva.
Chávez, por su parte, no escondía su admiración por la expresidenta. "Michelle es una buena amiga, sé del coraje que tiene. Es una mujer extraordinaria", señaló el 11 de marzo de 2006, durante su participación en el cambio de mando presidencial que invistió a Bachelet como la primera mujer mandataria en Chile.
Trece años después, sin embargo, con dos periodos como Jefa de Estado y tras haber asumido en uno de los cargos más importantes de Naciones Unidas, Bachelet -en su debutante rol como alta comisionada de Derechos Humanos- surgió como una protagonista inesperada de la crisis más grave que atraviesa Venezuela, y hoy todos los ojos están puestos sobre ella, luego de que Juan Guaidó se autoproclamara -el jueves 24 de enero- como "presidente encargado" de Venezuela y pusiera en jaque al sucesor del comandante.
Bajo el mandato de Nicolás Maduro, excanciller de Chávez, el país sudamericano atraviesa por una de sus peores crisis económicas y políticas, con manifestaciones que han dejado a más de ochocientas personas detenidas, incluyendo menores de edad y con cifras de fallecidos que ya van en las cuarenta personas.
Encargada de resguardar el respeto de los derechos humanos en todos los países del mundo, la situación de Venezuela ha comenzado a copar la agenda de la exmandataria, y por estos días las presiones para que visite el país gobernado por Maduro han ido en aumento. En un comienzo, en noviembre del año pasado, fue el mismo cuestionado Mandatario venezolano quien le envió una carta para que pisara suelo venezolano, días después y desde entonces, Bachelet no ha parado de recibir solicitudes que le exigen viajar a Venezuela. "Tendremos que mirar cuál es el mejor momento para ir y en qué condiciones", ha sido su respuesta.
La inflexión que mantiene en alto las críticas a Bachelet llegó el jueves 29, cuando el portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, Rupert Colville, señaló que en estos momentos "no estamos cerca de que eso (la visita de Bachelet a Venezuela) pueda suceder".
Su silencio frente al tema ha sido comentario obligado en Chile y en el extranjero. Incluso sus más cercanos admiten que su imagen se deteriora a medida que no se suma a las voces cada vez más numerosas que condenan al régimen de Maduro.
Fuentes diplomáticas aseguraron a Reportajes, que aún cuando la expresidenta ha recibido la invitación de Maduro para viajar a Venezuela, el libre acceso a ese país para la Oficina del Alto Comisionado de DD.HH. está cerrado desde años, situación -señalan- que no ha cambiado con la llegada de Bachelet.
Cercanos a la expresidenta reconocen que por estos días Bachelet pasa por una prueba de fuego. Ante la mirada expectante de Chile, y del mundo, la exmandataria ha señalado a quienes trabajan con ella que debe demostrar su capacidad de actuar con total imparcialidad. "Las personas deben tener confianza que si yo voy allá, en condiciones en que yo pueda realizar mi tarea, lo voy a hacer de manera objetiva", ha transmitido Bachelet.
La batalla del canciller
Nadie lo pone en duda. Durante su primer gobierno 2006-20010, la relación de Bachelet con Venezuela pasó por su mejor momento. La cercanía fue tan intensa que hasta le generó diferencias con su entonces canciller, Alejandro Foxley (DC), quien le advirtió -en reiteradas ocasiones- la necesidad de mantener distancia con las autoridades de ese país, pues el pronóstico no era el mejor, debido a la creciente ideologización que estaba liderando Chávez por esos años.
Las palabras de Foxley, no obstante, parecen no haber sido escuchadas, y cercanos al ex canciller reconocen que el vínculo de Bachelet con Venezuela fue un factor determinante para que en diciembre de 2008 presentara su renuncia a la exmandataria, salida que finalmente se concretó en marzo de 2009.
En esa época, Foxley y distintas figuras de la Concertación resentían el respaldo que Bachelet entregó a la creación del organismo de integración Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), emblema internacional de Chávez. El excanciller y su equipo escuchaban con inquietud las palabras de Chávez que alentaban el fortalecimiento de Unasur: "Que el sur enfrente al norte, al imperio".
"Éramos varios los países que no estábamos de acuerdo con ese enfoque. Hubo una negociación entre cancillerías y se aceptó por todos que la toma de decisiones en Unasur debería ser siempre por consenso. Ello aseguró el respeto a la diversidad política que existe en la región e impidió su captura por gobiernos con ideologías extremas", recuerda Foxley.
Fue durante ese periodo también cuando Bachelet materializó la única visita de Estado que ha realizado a Venezuela en sus dos periodos como Presidenta. La reunión se llevó a cabo el 18 abril de 2007, día en que Bachelet también fue declarada Ciudadana Ilustre de Caracas, por el entonces alcalde Freddy Bernal -ministro para la Agricultura Urbana de Nicolás Maduro hasta junio de 2018-.
La visita de Estado se dio en el marco de la I Cumbre Energética Sudamericana en Isla Margarita, y el viaje fue aprovechado por Bachelet para encontrarse personalmente con Chávez.
Unos años antes, y cuando recién asumía sus labores como Mandataria, Bachelet ya le había entregado señales de respaldo a Chávez. Fuentes del gobierno aseguran que la Mandataria comprometió, personalmente, el voto de Chile para que Venezuela alcanzara un escaño en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El hecho le significó duras críticas internas a la Mandataria, al punto que llevó a la DC a condicionar su apoyo político al gobierno. Razones no faltaban, entonces, para que el canciller Foxley le aconsejara a la Mandataria que su voto podría polarizar las relaciones internas y externas del país. Finalmente, las presiones tuvieron efecto y Chile se abstuvo.
"Se generó un debate político entre los partidos de la Concertación. La DC se manifestó en contra de votar por la Venezuela de Chávez. Otros partidos se manifestaron a favor. La Presidenta zanjó la discusión dando instrucciones a Cancillería para que Chile se abstuviera en la votación", afirma Foxley.
La conversión
Durante su segundo mandato presidencial, Bachelet mantuvo la misma línea de acción que había defendido hace cuatro años: priorizar las relaciones con América Latina.
En esta oportunidad, Venezuela estaba gobernada por Nicolás Maduro y la expresidenta puso todas sus cartas en mantener una buena relación con ese país. Hechos, hay varios.
Bachelet optó por nombrar al exministro de Salvador Allende y militante de la Izquierda Ciudadana, Pedro Felipe Ramírez, como enbajador ante Caracas.
Ramírez cuenta a Reportajes que "los dos primeros años fueron un intento nuestro de buscar mecanismos de colaboración: en el campo petrolero, en el campo cultural". "Se vio la posibilidad de poder comprar petróleo a Venezuela para que Enap pudiera explotar una parte pequeña de la faja petrolífera del río Orinoco", señala. Incluso desclasifica que el 2014, en el marco del encuentro del Mercosur en Caracas, donde Chile participaría como invitado observador, se organizó una desconocida bilateral entre Bachelet y Maduro. La cita nunca se realizó, pues la expresidenta canceló su viaje a Venezuela.
Consciente de la compleja situación que se comenzaba a generar con el gobierno de Maduro y recibiendo los reportes de Ramírez que daban cuenta de una delicada situación en el país sudamericano, fue el canciller del segundo gobierno de Bachelet, Heraldo Muñoz, quien jugó un rol clave para dar un giro en la relación que hasta ese momento se intentaba tener con Venezuela.
Miembros del gobierno anterior aseguran que en reiteradas ocasiones Muñoz le transmitió a Bachelet la necesidad de tomar distancia del gobierno de Maduro y entregar señales claras en esa línea.
Los llamados de Muñoz no eran en vano. El 2015 estuvieron de visita en Chile Lilian Tintori y Mitzy Capriles, esposas de los dirigentes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, quienes se reunieron con los exmandatarios Ricardo Lagos, Eduardo Frei y Sebastián Piñera. En esa oportunidad, sin embargo, no fueron recibidas por la Presidenta Bachelet.
Ese mismo año, sin embargo, Bachelet realizó gestiones a favor de la oposición venezolana. Durante una bilateral que sostuvo con Maduro, en Costa Rica, la Presidenta chilena salió en defensa de la exdiputada opositora venezolana María Corina Machado. "No se atreva a detener a Machado. Eso lo único que va a generar es movilizar a todas las mujeres de Latinoamérica", le dijo en tono de advertencia la exjefa de Estado a Maduro, según recuerdan excolaboradores de Bachelet.
Solo dos años más tarde, tras intensas gestiones de Muñoz, la Mandataria comenzó a dar señales públicas de su distanciamiento con Maduro, convenciéndose de que, en vista de los sucesos que se estaban generando en Venezuela, el liderazgo del líder de ese país no entregaba señales democráticas. Los gestos comenzaron a materializarse.
Uno de ellos se dio a fines de marzo de 2017, cuando Bachelet llamó por dos meses a consulta a Ramírez luego de que el Tribunal Supremo de Venezuela decidiera suspender de sus funciones al Parlamento, entonces de mayoría opositora. Ese mismo año, Bachelet respondió a la solicitud del exdiputado DC y presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) Juan Carlos Latorre, quien pidió al gobierno abrir las puertas de la embajada chilena en Venezuela para dar asilo al político opositor y presidente del Partido Social Cristiano, Copei, Roberto Enríquez, quien hasta hoy permanece resguardado en la residencia. Sin embargo, hubo un episodio que la marcó. Funcionarios de la entonces Cancillería, recuerdan la molestia que generó en la expresidenta que Venezuela se negara a recibir ayuda humanitaria en medicamentos desde Chile.
Consultado por Reportajes el embajador de Venezuela en Chile, Arévalo Méndez, señaló que "Maduro tiene la mejor opinión personal de la Presidenta Michelle Bachelet" .
Reporte ante la ONU
La actuación de Bachelet en su calidad de alta comisionada también ha mantenido alerta al gobierno del Presidente Sebastián Piñera, donde han cuestionado la neutralidad con la que ha actuado la exmandataria, evitando criticar públicamente al gobierno de Maduro.
En la Cancillería sostienen que Bachelet ha mantenido distancia de la postura del gobierno de Piñera y -por ejemplo- sostienen que la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad , Federica Mogherini, se contactó con las autoridades chilenas para obtener información de la situación de Venezuela. No así Bachelet.
Tampoco se ha podido constatar que la exmandataria haya abordado el tema con dirigentes de la oposición de Chile.
El próximo mes, la alta comisionada deberá entregar un reporte oral ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que en septiembre de 2017, a pocos semanas de que Bachelet haya asumido su cargo, concluyó la necesidad de que se entregue una completa información respecto de la situación del país sudamericano. En junio, en tanto, deberá hacerse por escrito.
Por ahora, miembros de la diplomacia que trabajan cerca a la exmandataria aseguran que la prioridad de las labores de Bachelet están radicadas en Venezuela, y es más, señalan que habría sido el mismo secretario general de la ONU, António Guterres, quien le habría ordenado suspender su visita a ese país y ha comenzado a ser él quien ha tomado un rol más protagónico en la crisis.
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