"Muchos dirigentes no tienen vergüenza"
Ricardo Abumohor volvió a asumir un papel importante en el fútbol chileno durante la nueva crisis de la ANFP. Convertido en uno de los articuladores de la lista de Arturo Salah, el empresario dispara contra quienes instalaron en el poder a Sergio Jadue. Además, anuncia su retiro de la actividad.
Año Nuevo en Punta del Este para Ricardo Abumohor. Tras un final de 2015 muy movido debido a la crisis en la ANFP, el empresario textil, dueño y presidente de O'Higgins de Rancagua, descansa junto a sus hijos y nietos en el exclusivo balneario uruguayo. Viaje en "patota". "Somos más de 20 personas entre niños y adultos", cuenta el ex presidente de la ANFP (1993-1998) en su oficina en Vitacura.
Sin embargo, poco tiempo pudo dedicarle el empresario a la organización de las vacaciones, tarea que recayó en su esposa, Alicia Carniglia. Las últimas semanas de 2015 Abumohor las consumió entre reuniones y llamados telefónicos para ayudar a conformar la lista que encabeza Arturo Salah de cara a las elecciones del 4 de enero en la "moribunda" sede de Quilín.
—Usted estaba fuera de la contingencia de la ANFP. Se había concentrado en su club principalmente…
—Me mantuve casi al margen porque no me sentía cómodo con la forma en que se estaba manejando el fútbol chileno con Sergio Jadue. Desde el 2012 que dejé de ir al Consejo de Presidentes, incluso, sentí que no valía la pena mi presencia. Nunca participé ni en el fondo ni en la forma de esta directiva porque nació malparida. Nadie profundizó ni analizó nada de quiénes eran los que la iban a dirigir cuando se concretó la victoria de Jadue. Los clubes decidieron blindarlo en vez de profundizar en la investigación de sus antecedentes, los que claramente no correspondían a los de un dirigente con recorrido, experiencia y prestigio. Estuvo dentro de la ley, pero fue gansteril como lo instalaron.
—Pero varios de los clubes que encabezaron la oposición a Harold Mayne-Nicholls e instalaron a Jadue hoy apoyan la candidatura de Salah…
—Sí, pero al menos han reconocido que se equivocaron y, a mi juicio, con Arturo (Salah) y quienes lo rodean conformamos una lista que asegura probidad, con gente que jamás ha estado involucrada en situaciones turbias. No es coincidencia, además, que no estén en la testera de la lista los clubes que encabezaron la caída de Harold. Hay que dar elementos para que el país vuelva a creer en la ANFP.
—Parece insólito que hoy ser honrado sea una virtud para presidir la ANFP…
—Así es;estamos en tal estado que ya es una virtud no ser ladrón.
—¿Qué le pasa cuando ve lo que pasó con Jadue?
—Me da pena por la parte humana. Me enfrenté a él como dirigente, pero me da pena su familia, lo mal que lo deben estar pasando. Además, yo no le tiro la primera piedra a nadie. El ser humano es pecador por excelencia cuando no están las reglas claras. Algunos por corruptos, otros por huevones, otros por desconocimiento. Pero el mundo se transparentó y hay que corregir lo que no se hacía bien. Y de esa realidad el fútbol no puede quedar ajeno y por eso están saliendo a la luz pública todos los escándalos de la FIFA, la Conmebol y las federaciones de cada país.
"Todos se hicieron los lesos. Parecía que estaban muy cómodos recibiendo los recursos que entregaba la ANFP a través del CDF, los préstamos, bonos, etcétera. Conversé con dirigentes y nadie quiso involucrarse".
—A propósito de la Conmebol, usted mientras fue presidente de la ANFP participó activamente, y es sabido que tenía una muy buena relación con los mandamases del organismo. Incluso su nombre sonó para suceder al hoy procesado Nicolás Leoz…
—Sí, me llevaba bien y me ofrecieron integrarme al Comité Ejecutivo o ocupar algún cargo, pero nunca quise, porque siempre sospeché de los malos manejos, aunque jamás tuve pruebas. Me daba cuenta de cosas raras. Siempre exigí licitaciones transparentes, alegué por la oscuridad en la asignación de los contratos y fui crítico de eso, está todo en las actas, si es que existen.
—Jadue, en cambio, protagonizó una carrera meteórica en la Conmebol, convirtiéndose rápidamente en segundo vicepresidente…
— Sí, a diferencia de mí, que jamás acepté un cargo, él claramente se sintió cómodo con la forma en que se hacían las cosas en la Conmebol. Subió y se metió muy rápido porque encajó muy rápido también en un sistema corrupto. Calzó perfecto.
—¿La ecuación sería entonces un corrupto que calzó perfecto en un sistema corrupto, dice usted?
—A ver, es cosa de revisar la historia de Jadue: su padre lo abandonó a los ocho años, se cambió su apellido, creció forjando un carácter muy fuerte con una ambición desmedida y, de pronto, muy joven, con apenas 32 años, se le dan las cosas para ser presidente de la ANFP. Sin estar preparado empezó a viajar con el escudo de Chile en el pecho, codeándose con gente poderosa y viendo pasar millones de dólares delante suyo. Fue mucho. Tiene cierta lógica todo lo que pasó. Por eso, para mí, más que Jadue, los principales responsables de todo lo que pasó son aquellos que lo pusieron ahí por intereses personales, sin pensar en el bien del fútbol.
La carta
En noviembre de 2014, Sergio Jadue fue reelecto casi unánimemente como único candidato a la presidencia del fútbol nacional. El respaldo fue arrollador, 28, de los 32 clubes de Primera y Primera B, votaron por la continuidad del calerano. O'Higgins fue una de las cuatro instituciones que se abstuvieron en la votación que reeligió al procesado dirigente hasta el 2019.
Hoy Abumohor recuerda muy bien la instancia previa a esa contundente victoria de Jadue. Abre una carpeta sobre su escritorio y saca una carta fechada el 9 de octubre de 2014, un mes antes de las elecciones. Se trata de una misiva que envió a todos los timoneles del Consejo de Presidentes. Dos carillas en las que advierte sobre la necesidad de reflexionar acerca de la administración a cargo de la ANFP, asegurando que su club veía con preocupación algunos manejos y formas de liderazgo que no se condecían, a juicio de Abumohor, con la transparencia y eficiencia que se requería. La carta pedía una declaración de patrimonio por parte de Jadue, e invitaba a los clubes a sumarse a la reflexión antes de votar por su continuidad.
—¿Qué lo motivó a enviar esa carta?
—Había señales de que la administración no era transparente, y eso nos molestaba.
—¿Qué respuesta recibió de sus pares?
—Ninguna, todos se hicieron los lesos. Parecía que estaban muy cómodos recibiendo los recursos que entregaba la ANFP a través del CDF, los préstamos, bonos, etcétera. Fue muy desilusionante, cero respuestas. Conversé con dirigentes y nadie quiso involucrarse. Me hizo pensar que el loco era yo, que no podían estar todos equivocados… pero la verdad es que no dudé nunca. La forma como comenzó esta directiva ya era un indicio demasiado grande. La prensa publicó los antecedentes en su momento, luego tu libro (La Caída, 2011) y ningún dirigente profundizó ni se preocupó.
—¿Y ahora? Luchó por la lista de Salah, volvió al primer plano, ¿es su regreso a la trinchera?
—Para nada, esto de Arturo es lo último que hago. Llegó el momento de darles paso a las nuevas generaciones.
"Para mí, más que Jadue, los principales responsables de todo lo que pasó son aquellos que lo pusieron ahí por intereses personales, sin pensar en el bien del fútbol".
—¿También en O'Higgins?
—Sí, creo que en este 2016 mi sobrino Cristián, que lo ha hecho espectacular en la gerencia deportiva, debería hacerse cargo del club. Yo me iré retirando de a poco. Aportando como ex presidente, pero ya me aburrí de todo esto. Antes todo era más romántico, algo amateur. Lamentablemente los malos manejos y las quiebras de Colo Colo y Universidad de Chile obligaron a cambiar para que los dirigentes se hicieran responsables pecuniariamente de sus desastres administrativos. Eso llevó a las Sociedades Anónimas Deportivas.
—¿Y acaso está en contra de las SAD? O'Higgins funciona bajo esa institucionalidad…
—Para nada, las SAD han sido un aporte delimitando derechos y deberes, pero creo que es momento de pasar a otra etapa, una modificación de la ley en la que se obligue a los clubes a invertir un porcentaje determinado de sus ingresos en series menores, vínculos con sus hinchas y la comunidad de la ciudad, etcétera. Eso hoy no existe como obligación y sólo algunas instituciones entienden que en el fútbol hay tres áreas que se deben combinar y desarrollar: lo deportivo, la rentabilidad económica y la responsabilidad social. Pero hay equipos que sólo están en esto por la búsqueda de la rentabilidad económica a través de los dineros del CDF. Son cajas receptoras de plata solamente.
—¿Y O'Higgins?
—Desde que nos hicimos cargo del club, en el año 2005, hemos invertido millones de dólares en el desarrollo del fútbol joven, los vínculos con la ciudad y la infraestructura. Además, logramos ser campeones por primera vez en la historia y convertirnos en un equipo competitivo, pero también gastamos más de 5 millones de dólares en la construcción del Monasterio Celeste, un complejo deportivo de lujo. Nadie nos obligó, nació de nuestra vocación para entender el fútbol. Para mí eso debería ser una obligación para todos los clubes profesionales, pero mientras no esté en la Ley de SAD no va a pasar.
—Parece un poco asqueado…
—La verdad es que sí. Hoy veo, ante todos los hechos evidentes, cero mea culpa a pesar del saqueo a mano armada en las entrañas del fútbol, no veo a nadie haciendo un real mea culpa. El mejor ejemplo es que muchos clubes que se beneficiaron con los malos manejos hoy querían ser parte de las listas. ¡Por favor! ¡Algo de autocrítica! Pero muchos no tienen vergüenza. En ese ambiente, al menos yo, ya no quiero estar.
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