Puerto Claro: Renovando el turismo porteño
Una casona empotrada arriba del cerro patrimonial, reviviendo antiguos lujos, y con una cocina de corte mediterráneo que mostró oficio gastronómico. Un debutante con estilo.
Los cerros Alegre y Concepción —la Zona Patrimonial de Valparaíso— desde sus inicios han vivido en la exclusividad. Incluso en sus momentos más oscuros, en lo profundo de los 90, mantuvieron sus modales de barrio bien, algo reforzado luego por la fuerza transformadora del turismo, que a cambio —hay que admitirlo— ha rehabilitado buena parte de su arquitectura. Así volvió parte del esplendor de otras épocas. Lo anterior tiene que ver con la notable transformación de una casona abandonada por lustros, dando cabida a un par de departamentos de lujo y a Puerto Claro, un restaurante que en su debut aporta un aire nuevo a un sector algo alicaído por el desgaste de los años.
A ratos parece villa italiana, con arcos y espacios iluminados, generosos. Claridad sumada a una cocina de aire mediterráneo y, con algunos toques personales de su chef, Antonio Moreno (ex Casa Higueras), cocinero con experiencia en el ambiente porteño. No estaba lleno, así que la cocina se movió con soltura, mostrando buenas dotes técnicas y equilibrios entre el sabor de los productos base y sus respectivas sazones. De las entradas, en La Pesca del día en cítricos ($7.800), a medio camino entre tiradito y cebiche. O en el más sutil Crudo de cordero con encurtidos ($ 7.200), donde sólo al final aparece la expresión del producto. Una suave presentación, que quizá no sea de gusto masivo. Menos feliz fue la parte del Pulpo con mole ($ 7.800), de buena consistencia en su carne, pero con un aderezo desbalanceado: le faltó picardía.
Los fondos justifican el viaje… o la caminata cerro arriba. La Corvina con pasta fresca y salsa de curry ($ 11.200) delineó el frescor de cardamomo y hierba luisa, con una carne blanca y noble rodeada de nori, sutil en sabor y textura. Mientras que los amigos del arroz caldoso en clave gastronómica no se pueden perder el arborio al dente —bien al dente— ligeramente perfumado a las finas hierbas ($ 12.000), con trozos de pulpo y callos de ostión fresco encima, que aportó toques de gusto y color. La experiencia completa redondeó un buen sabor de boca, en un lugar que promete en sus primeras semanas de vida. Un empujoncito de calidad en medio del turismo porteño.
Papudo 612, cerro Concepción, Valparaíso. Tel. 227928196.
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