Dulce, con una textura pegajosa y con propiedades muy poderosas. Así es la miel, producida por las abejas, que se utiliza desde hace siglos para un sinfín de necesidades, incluidas las de salud. Y es que además de tener un sabor agradable, aporta distintos beneficios para nuestro cuerpo.

En esta línea, la miel es un perfecto aliado para una lista de enfermedades. Aunque no reemplaza un tratamiento indicado por un médico, sí puede ayudar a aliviar una serie de síntomas, al ser antibacteriana, antifúngica y antioxidante.

Estas son 3 condiciones médicas en las que la miel puede ser un gran apoyo.

3 enfermedades en las que los beneficios de la miel pueden ayudar

1. Enfermedades respiratorias

Una taza de té con miel suele ser uno de los remedios naturales más comunes. Y es que este producto es un perfecto apoyo para curar la tos y el dolor de garganta ya que, según un estudio publicado en Pediatrics, las propiedades y textura de la miel puede reducir la frecuencia y severidad de estas condiciones.

Además, en casos más graves como la bronquitis, se puede utilizar la miel para complementar el tratamiento de las medicinas indicadas por un médico, ya que alivia los síntomas molestos que provoca este tipo de enfermedades.

2. Enfermedades digestivas

Según un estudio de British Medical Journal, la miel puede ser un gran aliado para las personas que padecen de úlceras gástricas, ya que tiene el potencial de inhibir el crecimiento de la Helicobacter Pylori, una bacteria que a largo plazo provoca esta condición.

Además, en casos de gastroenteritis, algunas investigaciones han demostrado que puede reducir la duración de la diarrea bacteriana. Adicionalmente, sirve como terapia para rehidratarse oralmente.

3. Enfermedades de la piel

En algunas heridas y quemaduras leves, la miel puede ayudar a regenerar la piel más rápidamente. Además, al tener propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antibacterianas, también puede apoyar los tratamientos de dermatitis y acné.

Pese a sus grandes beneficios, los especialistas advierten que la miel puede no ser el alimento indicado para todos. Por ejemplo, no hay que administrarla en niños menores de un año ni en personas que tengan alergias al polen o a las abejas, por el peligro de que contenga trazas.

Además, si es que sufres de alguna de las anteriores afecciones, lo mejor será consultar con un médico especialista que, según los antecedentes e historial médico de cada persona, podrá asegurar que su consumo es seguro.