Fiel a su estilo, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, documentó cómo llegaron los venezolanos deportados a su país. ¿Su destino? El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), donde cumplirán condena al menos por un año, o por el tiempo que Donald Trump esté dispuesto a pagar.
Los hombres que llegaban a territorio centroamericano lo hacían esposados de manos y pies, con la cabeza agachada y cada movimiento vigilado por agentes armados.
Una vez en la megacárcel de Bukele, les afeitaron el pelo y la barba, les entregaron el uniforme característico de una especie de pijama blanco y, después de hacerlos posar como lo hicieron con la Mara Salvatrucha y Barrio 18, los supuestos miembros del Tren de Aragua venezolanos fueron encerrados en sus celdas.
Pero, ¿qué gana Nayib Bukele con recibir a los deportados del presidente estadounidense?
1. Dinero
Nayib Bukele había avisado por su cuenta de X que Estados Unidos “pagará una tarifa muy baja por ellos (los deportados), pero alta para nosotros”.
“Con el tiempo, estas acciones (pagos), combinadas con la producción que ya están generando los más de 40.000 presos en varios talleres y trabajos como parte del Programa Cero Ocio, ayudarán a que nuestro sistema penitenciario sea autosostenible”.
¿Cuánto pagó Donald Trump por el favor de Bukele?
Según explicaron desde BBC Mundo, el trato lo cerraron Bukele y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en su última visita a El Salvador.
Y, de acuerdo a documentos internos del gobierno de Estados Unidos que obtuvo la agencia AP, el acuerdo le pone precio a cada preso por año: US$20.000 por reo (más de 18 millones de pesos chilenos).
Entonces, considerando los 261 deportados de la primera ola, Bukele habría recibido inicialmente unos US$6 millones de dólares.
2. Ser un aliado de Trump
Con aceptar las deportaciones, Bukele se consolidó como un importante aliado de Trump, “y este lo pintó casi como su hijo favorito, un modelo a nivel regional”, opinó Cristopher Sabatini, investigador de Chatham House, en conversación con BBC Mundo.
Así lo han evidenciado las declaraciones de las autoridades estadounidenses. Por ejemplo, Marco Rubio dijo que Bukele es “el líder más fuerte en seguridad de nuestra región (...) y un gran amigo de Estados Unidos”.
Pero para el experto, Sabatini, ser un aliado de Trump va más allá de los elogios: Bukele también se habría ganado el silencio del gobierno ante sus controvertidas políticas de seguridad, como el estado de excepción que, aparentemente, dejó de ser una política temporal.
Algo similar explicó Benjamin Gedan, del Wilson Center: “Se va a escuchar poca crítica al modelo Bukele desde EE.UU; no se va a hablar de la democracia o los derechos humanos en El Salvador, cuestiones que sí incomodaban a la administración Biden”.
“Pero también, y más ampliamente, se consolida como parte de una alianza geopolítica en América Latina y EE.UU. de gobiernos de derecha, claramente restrictivos de derechos humanos y de talante autoritario”, agregó Juanita Goebertus, directora en la organización Human Rights Watch, en entrevista con BBC Mundo.
3. Silenciar a la Mara Salvatrucha
Aunque han mostrado públicamente las imágenes de los deportados llegando a El Salvador, los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador no han publicado una lista de las identidades de los expulsados, ni tampoco entregado evidencia de que, efectivamente, son criminales.
Algunos expertos temen que, como pasó con los enviados a Guantánamo, entre los reos del Cecot haya personas inocentes.
Según un reportaje de la cadena NBC, de los 4.422 arrestados por el ICE las primeras dos semanas de febrero, 1.800 no tenían condena ni cargos pendientes con la Justicia.
Y entre los deportados venezolanos, podría estar escondiéndose una ventaja más para Bukele: según Juan Pappier, el subdirector de la División Américas de Human Rights Watch, las deportaciones de presuntos miembros de la Mara Salvatrucha están pasando desapercibidas.
“Por supuesto que las atrocidades que cometió la MS13 deben ser judicializadas, y que debe haber justicia para las víctimas de la MS13. Pero las extradiciones tendrían el efecto de silenciar a líderes de la MS13 que podrían testificar sobre los acuerdos de esa pandilla con el gobierno de Bukele”.
Y es que Bukele ha sido denunciado por medios salvadoreños de haber realizado un pacto con las pandillas para el cese de los homicidios, en cuanto llegó al mando del país.