Abraham Loeb, ex director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard y autor de más de 1000 artículos de investigación y ocho libros (entre ellos Extraterrestre: la humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra y Life in the Cosmos), es un ferviente defensor de la posibilidad de que ‘Oumuamua, un objeto de color rojizo detectado por los científicos de la Universidad de Hawái —que utilizaban el telescopio PAN-STARRS el pasado 19 de octubre de 2017—, sea el primer objeto espacial proveniente de otro sistema solar descubierto en las cercanías de la Tierra.
El misterioso visitante, cuyo nombre en hawaiano significa “primer mensajero distante”, fue clasificado por la ciencia como un asteroide. Pero Avi Loeb (como también es conocido el astrónomo seleccionado en 2012 por la revista Time como una de las 25 personas más influyentes sobre el espacio) dijo que podría provenir “de otra civilización” y así lo publicó en su estudio más famoso aparecido en la revista científica Astrophysical Journal Letters, escrito junto al astrónomo Shmuel Bialy.
Aquel informe, publicado en octubre de 2018, lleva el críptico título de “¿Podría la presión de la radiación solar explicar la peculiar aceleración de ‘Oumuamua?”, consta de apenas cinco páginas y está lleno de complejos cálculos de trayectorias y aceleraciones.
Sin embargo, sus conclusiones son claras y están sacudiendo desde entonces a la comunidad astronómica y a los entusiastas de la vida extraterrestre: “‘Oumuamua puede ser una sonda totalmente operacional enviada de manera intencional a las proximidades de la Tierra por una civilización alienígena”, piensan Loeb y Bialy. O puede tratarse “del resto de un equipo tecnológico avanzado”, en particular una vela solar como las creadas por nuestros científicos, como IKAROS, la primera sonda interplanetaria impulsada con una vela solar, lanzada por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) en 2010 con destino al planeta Venus.
Las conclusiones de Loeb y Bialy vienen de observar la alta velocidad y trayectoria inusuales que el telescopio PAN-STARRS logró captar de ‘Oumuamua durante las tres noches que duró su avistamiento.
“Desde su descubrimiento, ‘Oumuamua ha mostrado características inusuales, eso lo hace un objeto raro, perteneciente a una clase de objeto no vista antes”, dijo Loeb a BBC. “¿Qué podría causar el exceso de aceleración de ‘Oumuamua? Esa es la pregunta fundamental que intentamos responder. Si no es la cola de un cometa que lo empuja, ¿qué más podría ser?”.
A continuación, tres polémicas ideas del reputado astrónomo de Harvard, Avi Loeb, a partir del desconocido objeto de color rojizo que pasó a 0,2 UA de la Tierra.
1- “Oumuamua es parte de una nave extraterrestre”
En 2018, Loeb y el entonces estudiante de posdoctorado Bialy establecieron que una “posibilidad” es que ‘Oumuamua sea algún tipo de vela de navegación espacial que viaja por el cosmos “como el desecho de algún equipo tecnológico avanzado”.
Incluso teorizaron un escenario más exótico en que “‘Oumuamua sea tal vez una sonda completamente operacional enviada intencionalmente a las cercanías de la Tierra por una civilización extraterrestre”.
Según contó el propio Loeb en una entrevista con La Tercera publicada en 2019, “cuando salgo de vacaciones, disfruto caminando por la playa junto a mis hijas y estudiando las conchas marinas que acaban en la costa. De vez en cuando, encontramos una botella de plástico artificial. ‘Oumuamua quizás sea un ejemplo de una botella de este tipo que fue elaborada tecnológicamente. La reacción inmediata de un cavernícola frente a un teléfono celular sería asumir que es un pedazo de roca. No es de extrañar que esta también haya sido la respuesta natural de muchos de nosotros frente a ‘Oumuamua”.
2- “Un contacto extraterrestre tendrá un impacto dramático en nuestra percepción del lugar que ocupamos en el universo”
Un primer contacto con extraterrestres “sería una conmoción, porque probablemente su tecnología sea mucho más avanzada que la nuestra”, dijo Loeb en la citada entrevista. “Somos incapaces de imaginar cómo se verá nuestra tecnología de aquí a mil años… ni hablar de concebir aquella desarrollada por una civilización que es un millón o mil millones de años más antigua. Cualquier contacto de ese tipo tendrá un impacto dramático en nuestra percepción del lugar que ocupamos en el universo. Eso permitirá que nuestra civilización madure en su perspectiva de la realidad, tal como los niños crecen cuando salen a la calle por primera vez y conocen a gente que no pertenece a su familia inmediata. De pronto, esos niños ya no son el centro de la atención y dejan de sentirse únicos, especialmente si no son los más inteligentes del barrio. Pero las buenas noticias es que pueden aprender de los otros niños y volverse más inteligentes”.
3- “Hay muy pocas probabilidades de que estemos solos”
Para Loeb, quien en su hogar de Massachusetts en Estados Unidos ha recibido a nombres ilustres como el fallecido astrofísico Stephen Hawking, asumir que estamos solos en el universo demuestra una visión muy limitada.
“No considero la posibilidad de la existencia de vida alienígena como algo especulativo, porque casi un cuarto de todas las estrellas tienen un planeta con el mismo tamaño y la temperatura superficial de la Tierra, donde podría existir agua con la química de la vida tal como la conocemos. Si tiras los dados decenas de miles de millones de veces solo en la Vía Láctea —la galaxia de la Tierra—, hay muy pocas probabilidades de que estemos solos. Cualquiera que asegure que somos únicos solo exhibe su arrogancia”.