En los escenarios, con la música fuerte y escuchando los gritos de los fanáticos, era feliz. La vida de rockstar parecía llenarlo. Pero cuando se apagaban las luces y los asientos quedaban vacíos, Tim Bergling, más conocido como Avicii, se sumía en una profunda tristeza de la que, después de varios años, no pudo escapar.
El sueco de 28 años, que era un reconocido DJ y productor musical, se quitó la vida el 20 de abril de 2018, después de estar varios días sin comer ni poder hablar normalmente.
—¡El derramamiento del alma es el último apego, antes de que se reinicie!— fue la última frase que escribió Tim en su diario íntimo.
Encontró compañía en el alcohol
Lo inspiró su hermano, quien también era DJ, y a los 16 años empezó a utilizar una copia pirata de un programa de audio. Para la cultura budista, Avici es el infierno más profundo de la cultura budista que, aunque es el más terrible, no es para siempre.
Tim escogió este nombre, sin saber que después resonaría en todo el mundo, pero en MySpace ya estaban ocupando el nombre, por lo que decidió añadirle una ‘i’ al final, quedando en ‘Avicii’.
Siempre fue un chico tímido que, en general, no le gustaba tener el foco sobre él. Es por esto que, cuando su carrera empezó a tirar para arriba y a llenar estadios, a colaborar con grandes de la música como David Guetta, Martin Garrix o Chris Martin de Coldplay, el alcohol fue su fiel compañero para lograr soltarse y encontrar una fachada más extrovertida.
—Si no tomo, me pongo cada vez más nervioso antes de tocar. El alcohol lo frena—contó el sueco en el documental Avicii: True Stories.
Pero esa relación resultó ser una mala compañía. Por consumir alcohol en desmedida, el artista sufrió de pancreatitis aguda y le tuvieron que extirpar la vesícula biliar y el apéndice. Su salud, sin duda, estaba decayendo, y comenzaron los dolores crónicos y la ansiedad, que lo llevaron a consumir opioides.
Los éxitos Wake me up, Lovers of the sun, Heaven, Ghosts, Addicted to you, Hey brother, I could be the one y muchos más que fue lanzando durante varios años y haciendo que la gente cante, salte y baile. Pero para poder seguir haciendo conciertos y grabando, empezó a ocultar bajo la alfombra un latente y deteriorado estado de salud mental.
Hasta ese momento, su mánager Arash Pournouri, no había prestado tanta atención a su adicción a los analgésicos y, aunque después se dio cuenta de la seriedad, le hicieron dos intervenciones, ninguna tuvo éxito. Pournouri reprogramó algunos espectáculos para que pudiera “recuperarse”, prohibió que su equipo le ofreciera alcohol y ante la poca respuesta del DJ, decidió reunirse con su padre para compartir sus preocupaciones.
Avicii anunció el fin de sus giras, tras varios años de una salud mental deteriorada
Tuvieron que pasar muchos años hasta que, en 2016, Tim Bergling anunció la cancelación de futuras giras y presentaciones en vivo. Era mucho estrés, continuaba con una seria adicción a los opioides y al alcohol, y definitivamente no estaba bien.
—Mi camino ha estado lleno de éxito, pero no exento de sobresaltos. Me he convertido en adulto mientras crecía como artista, he aprendido a conocerme mejor y darme cuenta de que hay muchas cosas que hacer con mi vida—dijo en un comunicado, donde también aseguró que no dejaría a sus fanáticos sin música, pues trabajaría desde su estudio.
Siguió produciendo música que, en ese momento, nadie sospecharía que serían los sonidos de su legado. El 2018 decidió irse de vacaciones con un grupo de amigos a Omán, un país en el occidente de Asia. Y a pesar de estar rodeado de quienes lo querían, de tener un gran patrimonio y unos fanáticos que lo esperaban, la angustia se salió con la suya y Avicii se quitó la vida en su hotel.
El después de la muerte de Avicii: una familia detrás
Su padre, Klas Bergling, un tiempo después del fallecimiento de su hijo contó que ellos, como su familia, querían que Tim dejara las giras mucho antes de lo que él decidió.
—El negocio te absorbe y Tim era demasiado exitoso. Cuando viajaba y hacía música era feliz. Tenía altibajos, pero producía y era creativo. Y como padres, nos sentábamos en Estocolmo y esperábamos que volviera a casa a descansar
Y hasta el momento de su muerte, el mundo desconocía que a Avicii también lo acompañaba una pareja: su novia, Tereza Kacerova, una modelo checa que tenía un hijo, llamado Luka, con los que Tim compartía su vida.
—Cada vez que recuerdo algo que nunca terminamos, se me parte el corazón. Nunca acabamos la maratón de Harry Potter, no me has visto llorar tras la muerte de Snape. Nunca terminé de convencerte de que nuestra hija se llamase Serafina. No terminaste el tatuaje en tu antebrazo de un rostro que se parecería al mío— escribió en su cuenta la modelo, mientras compartía fotografías de sus recuerdos con Tim en una montaña rusa, el DJ paseando al niño en un cochecito o incluso durmiendo la siesta juntos.
Además de su legado musical, Avicii dejó detrás una fortuna de 70 millones de dólares que, en vida, sentía que no necesitaba y que prefería dárselo a “quienes más lo necesitaban”. Su familia, fiel a los principios de su hijo, decidió abrir la Fundación Tim Bergling que comenzó concientizando sobre la salud mental y la prevención del suicidio, para después trabajar en el cuidado del medioambiente y las especies en extinción.
—Nuestro querido Tim era un buscador, un alma artística frágil en busca de respuestas a las preguntas existenciales. Un perfeccionista que viajó y trabajó duro a un ritmo que lo condujo a un estrés extremo. Cuando dejó de viajar, quiso encontrar un equilibrio en la vida para ser feliz y ser capaz de hacer lo que más le gustaba: la música. Verdaderamente luchó con los pensamientos acerca de la relevancia, la vida, la felicidad. No pudo seguir. Quería encontrar paz— escribieron sus padres.
Si necesitas apoyo o tienes dudas sobre salud mental, puedes contactarte con Salud Responde al 600 360 77 77 .