Un rascacielos de 28 pisos en Chicago es el nuevo hogar de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán. Después de haber sido extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos, el hombre de 33 años está arrestado en el Centro Correccional Metropolitano, un lujoso recinto que se construyó en 1975.
Su padre, El Chapo, fue condenado a cadena perpetua en 2019, mientras que Ovidio —alias El Ratón— fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas en Estados Unidos.
En la primera comparecencia ante un juez, El Ratón se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.
Mientras espera que su proceso avance, se mantendrá en esta cárcel, también conocida como Triángulo de Hierro, cuyas peculiares características la hacen muy distinta a una penitenciaría tradicional.
Cómo es la cárcel donde está Ovidio, el hijo de El Chapo Guzmán
El Centro Correccional Metropolitano de Chicago es un imponente edificio triangular de hormigón. Tiene 28 pisos y fue diseñado por el arquitecto Harry Weese.
Para la ventilación, cuenta con pequeñas rendijas verticales de 13 metros de ancho por 2.30 de alto, posicionadas irregularmente hacia el exterior para evitar fugas. En comparación a otras cárceles, estas ventanas no cuentan con rejas.
“No hay rejas. Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, se lee en un artículo publicado en 1995 que recogió el medio local Chicago Tribune.
Además, el entonces juez James B. Parsons, del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, aseguró que se trata de una cárcel “lujosa”.
Hasta ese momento, los presos podían estar en el patio (que está en la azotea), dos veces por semana. No obstante, está cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros y se lleven a algunos de los presos.
Aún así, es un espacio donde se puede jugar basketball, volleyball o hacer ejercicio. Además, los presos podían visitar la biblioteca, videoteca y capilla tres veces por semana.
“Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana”, dijo el primer director de la cárcel, William Nelson, en la inauguración de 1975.
En ese momento, la construcción costó cerca de 10.2 millones de dólares, según Chicago Tribune. No obstante, esa cifra hoy equivaldría a casi 60 millones de dólares.