No será la primera vez que La Niña visite Chile. Los pronósticos del clima anunciaron que durante los próximos meses se acentuará este fenómeno meteorológico en el país, cambiando el patrón de precipitaciones al que recién nos estábamos acostumbrando.
Pero la historia ya le enseñó a los climatólogos que la megasequía presente hace más de 15 años en el país, en parte, fue provocada por la falta de lluvias que trajo consigo La Niña en los años pasados. Y en esta próxima llegada, el panorama podría ser similar.
“La Niña nos acompañó la última vez durante tres años consecutivos. Entre el 2020 y el 2023. Y sus efectos fueron acentuar la sequía que ya nos afectaba. Nosotros tuvimos en la zona central una gran sequía entre 2008 y 2023, y esa triple Niña la empeoró y exacerbó”, comienza a explicar a La Tercera el climatólogo Raúl Cordero, de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
Es decir, la combinación del fenómeno La Niña con la sequía chilena hizo que el país experimente años “extraordinariamente secos”.
Las consecuencias que tuvo el fenómeno La Niña en Chile en años anteriores
Repasando los antecedentes de la última La Niña que llegó al país, según el investigador e ingeniero físico de la Usach, Edgardo Sepúlveda, el síntoma más fuerte en Chile fue la falta de precipitaciones y la sequía.
“Es muy probable que el próximo año volvamos a la tendencia de no alcanzar el acumulado anual de lluvia”, le dice a LT.
Y es que con La Niña en la zona central, en invierno no llueve prácticamente nada, pero hace más frío. Mientras que en verano, el fenómeno puede equilibrar las altas temperaturas: “Los veranos marcados por La Niña no fueron extremadamente calurosos”, agrega Cordero.
Esto, según el experto, en parte es una buena noticia para la zona central, pues “en veranos marcados por La Niña, el riesgo de tener megaincendios no es tan alto como en años marcados por El Niño”.
Pero el extremo sur del país no corre la misma suerte. “En el verano en la Patagonia sí hay lluvia, pero con La Niña, ya no hay esa lluvia y el riesgo de incendios se dispara”. Cordero recuerda el incendio en las Torres del Paine en 2011, donde la falta de precipitaciones y las temperaturas cálidas fueron propicios para que se genere un fuego voraz.
Sepúlveda, por su parte, explica que “La Niña y la menor temperatura debería mitigar en cierta medida los incendios forestales durante el verano, pero también está el tema de que la precipitación baja hace que la vegetación esté más seca y esto también es combustible para un incendio”. Es decir, la incidencia de los incendios sería relativa.
Por otra parte, en el extremo norte de Chile, La Niña puede potenciar el llamado invierno altiplánico. Es decir, con el establecimiento de este fenómeno meteorológico, el altiplano chileno podría tener más lluvias y, por ende, más riesgo de aluviones.
El impacto de La Niña sobre la economía en Chile
La sequía y bajas temperaturas propiciadas por La Niña también ha causado estragos en las industrias agrícolas y ganaderas de la zona centro en el pasado. Sin embargo, no se ha sentido tan fuerte —en comparación a Argentina, por ejemplo— dado que la economía chilena no depende en gran magnitud del sector agrícola y agroexportador.
“No es que sea bueno para nosotros, pero el efecto económico es diferente. Para nosotros, la agricultura es un elemento importante en nuestra economía pero no es la clave, en cambio para Argentina sí. Por esto, para ellos el costo económico de una Niña es mucho mayor que para Chile”, dice Cordero.
Lo que sí es que la sequía en el país se puede traducir en que el precio de los alimentos suba un poco más, pero no más que eso. “Es poco probable que el fenómeno nos lleve a nosotros una crisis económica. Nuestra exposición no es comparable con la que tienen países vecinos como Argentina, que es el máximo ejemplo”.