Llevaban siete años de relación cuando los deportistas Fernando González y Luciana Aymar se dijeron el “sí, acepto”, en una increíble boda estilo “boho chic” en el centro de eventos Hilaria, en Huechuraba.
Con una decoración romántica, cómoda y relajada, la pareja recibió a 270 invitados, quienes llegaron al recinto a las seis de la tarde y festejaron hasta la madrugada del pasado sábado.
Una fiesta “prendida”
La organizadora de esta esperada boda reveló que fue el extenista, Fernando González, quien se preocupó de que la fiesta fuera “prendida”. Para ello, tomó contacto con la banda Tomo como Rey y eligió una playlist personalizada.
“Todo lo referente a las bandas musicales es cien por ciento de Fernando. Él se preocupó de la fiesta, que fuera un matrimonio prendido y que todos sus invitados estuvieran súper cómodos”, dijo Constanza Provens, la wedding planner del evento.
Fue un ambiente familiar y lleno de amigos y amigas, incluso algunas argentinas, como la ex selección de hockey Las Leonas, donde Luciana Aymar jugaba y con quienes ganó cuatro medallas olímpicas.
Y los invitados más especiales fueron, sin duda, Félix de tres años y Lupe de uno, los hijos del extenista y la exhockista, quienes también pudieron disfrutar del matrimonio con distintos juegos y sorpresas. “Estoy súper agradecido, muy enamorado, enormemente feliz y completo por tener dos personas maravillosas como Félix y Lupe”, reconoció González en el evento.
Una historia de amor desde 2008
Fernando González y Luciana Aymar se conocieron en su participación en los Juegos Olímpicos de Beijing, en el año 2008. A pesar de haber conversado mucho, cada uno se fue a su país a seguir practicando: González a Chile y Aymar a Argentina.
En 2016, ambos se reencontraron en Miami, donde ella lo invitó a tomar algo, pero acompañados con otros amigos. Sin embargo, revelaron en una entrevista de Canal 13 que González quería salir solo con ella, y después de la insistencia, la argentina aceptó.
Recuerdan como anécdota que en la primera cita, el ex tenista apareció con una polera de Olaf, el muñeco de nieve de la película infantil Frozen, y que ella se cuestionó haber aceptado la invitación. Pero definitivamente no se arrepintió, pues comenzaron a salir y, a los pocos meses, la deportista se estableció en Chile.
“Hablamos, dijimos ‘parece que va en serio, estamos viajando un montón. Hagamos base en Chile’. Yo me la jugué”, recordó Aymar.