La Inteligencia Artificial (IA) ya está bastante inserta entre nosotros, pero no deja de sorprender. Recientemente, un grupo de investigadores de Singapur desarrolló una tecnología que es capaz de “leer” la mente humana y comprender cómo el cerebro percibe el mundo y su alrededor.
Esta nueva herramienta es capaz de analizar las imágenes que se generan a partir de las señales cerebrales y ofrece una visión de los pensamientos e imaginaciones humanas.
Cómo funciona la Inteligencia Artificial que puede leer la mente
La IA que puede leer la mente se bautizó como MinD-Vis. Se trata de una tecnología que se basa en una resonancia magnética funcional (fMRI), que permite a los investigadores capturar imágenes de la actividad cerebral en tiempo real. Así es como logra leer los pensamientos.
MinD-Vis funciona así: las señales cerebrales que se recopilan resonancia magnética se convierten en datos que una Inteligencia Artificial —equipada con algoritmos de aprendizaje automático— recibe. Entonces, la IA trabaja para decodificar y analizar estas señales, y después genera imágenes de baja calidad que reflejan lo que la persona estaba pensando.
Después, con todo ese contenido y mezclando el aprendizaje y el procesamiento, es capaz de transformar esas imágenes de baja calidad en representaciones visuales mucho más detalladas y nítidas.
“Así como ChatGPT comprende el lenguaje natural de los humanos, esta IA puede captar las actividades cerebrales y luego traducirlas a un lenguaje comprensible para Stable Diffusion (una IA que transforma texto en imágenes)”, aseguró uno de los líderes del proyecto, Jiaxin Qing.
Además, el equipo explicó que este proceso es progresivo, lo que significa que, mientras más entrenen a la IA analizando y procesando los datos de las señales cerebrales, se mejorará la precisión de los patrones y generará imágenes mucho más realistas.
También advirtieron que el fin de este proyecto no es invadir la privacidad de las personas al poder acceder a sus pensamientos internos, sino crear una herramienta poderosa para la investigación médica y científica, en especial en los campos de psicología y neurociencia. Así, podrían llegar a diagnósticos y tratamientos más precisos en algunos trastornos y deficiencias cognitivas.