La tumba del célebre faraón egipcio Tutankamón ha sido restaurada para minimizar los daños provocados por los visitantes.

El trabajo, realizado por el Instituto de Conservación Getty después de años de investigaciones y presentado oficialmente el jueves, busca reducir las raspaduras y el daño causado por el polvo, así­ como los microorganismos que crecen con el aliento y la humedad que traen los turistas.

El arqueólogo Neville Agnew, uno de los responsables del GCI, explicó que la tumba no estaba en condiciones "tan malas" cuando comenzó el proyecto, ya que el estado de las pinturas era relativamente estable.

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Los frescos fueron dañados principalmente por unos hongos que causaron centenares de pequeñas manchas marrones que salpican las pinturas, algo único en una tumba del Valle de los Reyes, pero los investigadores tienen certeza de que ya no representan un peligro.

"Creemos que los puntos marrones surgieron porque la sellaron demasiado rápido. Había mucha humedad y aparecieron hongos. Hoy los hongos están muertos, nunca crecieron desde que Carter abrió la tumba, podemos comparar las fotografías", dijo Agnew.

No obstante, los conservadores no han querido retirarlos porque han penetrado la capa de pintura, por lo que se podría causar daños a los pigmentos.

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Además, según argulle Agnew, "las manchas marrones forman parte de la historia de la tumba".

La tumba casi intacta del niño faraón, que data de hace más de 3.000 años, fue descubierta en 1922 por Howard Carter en el Valle de los Reyes, en la margen occidental del rí­o Nilo a la altura de Luxor.

Para muchos, este faraón encarna la gloria del antiguo Egipto, ya que su tumba contení­a tesoros de la 18va Dinastí­a, que reinó de 1569 a 1315 a.C.

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