El pasado jueves, 26 de enero, la Tierra tuvo una extraordinaria visita. Se trató de un asteroide llamado BU 2023, que fue descubierto por Gennadiy Borisov, un astrónomo aficionado, desde un observatorio en Crimea, en el este de Europa, y que pasó cerca de Sudamérica, a las 16:27, hora de Chile.
“Este es uno de los acercamientos más cercanos de un objeto cercano a la Tierra conocido jamás registrado”, dijo Davide Farnocchia, ingeniero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la agencia espacial en Pasadena, California.
Y es que el asteroide del tamaño de un camión, según informó la NASA, iba a pasar diez veces más cerca que el grupo de satélites de comunicación que dan vueltas por encima de nuestro planeta. La predicción se cumplió, pues en uno de los momentos cuando The Virtual Telescope Project 2.0 pudo captarlo, este se encontraba a aproximadamente 37.000 kilómetros de nosotros y, después se registró que la distancia mínima que alcanzó fue de 3.600 km.
Así, BU 2023 se convirtió en el cuarto asteroide más cercano a la Tierra de la historia y no alcanzó a golpear la atmósfera, por ende, no le pasó nada a nuestro planeta.
¿Qué pasaría si un asteroide golpea al planeta?
Cuando un asteroide choca contra un planeta, se llama evento de impacto. No son comunes, no obstante, los efectos de uno masivo serían enormemente dañinos para toda la vida en el planeta, sin la necesidad de tener un diámetro exagerado.
De hecho, los científicos afirmaron que un asteroide tendría que ser de aproximadamente 11.265 metros de longitud para que su impacto acabe con la mayor parte de la vida en la Tierra.
Sin embargo, el asteroide BU 2023 que estuvo cerca de la Tierra ayer era del tamaño de un camión (de 3,5 a 8,5 metros de ancho), por lo que, en la escala del universo, no representó ningún peligro para el planeta.
Además, en caso de que lo hubiese hecho, la NASA confirmó que este se habría convertido en una bola de fuego y desintegrado en gran medida, sin causar daño en la atmósfera. Según indicaron, en este caso hubiesen caído algunos escombros grandes, como si fuesen pequeños meteoritos.
Los asteroides que ya cayeron en la Tierra
En 2013, un asteroide tipo rocoso de unos 20 metros de diámetro y una masa de más de 10.000 toneladas cayó en el planeta, generando una bola de fuego que explotó en la ciudad rusa de Chelyabinsk. Se estima que la explosión liberó una energía equivalente a casi 30 bombas atómicas.
Sin embargo, por la composición del asteroide y el ángulo en el que entró a la atmósfera, el daño se limitó a ventanas rotas, estructuras de edificios comprometidas y pocas personas con heridas leves.
Después, una imagen conocida, es la del cráter de Barringer, en Arizona, Estados Unidos. Esto sucedió hace unos 50.000 años, cuando un asteroide de aproximadamente 50 metros impactó en Arizona, Estados Unidos, dejando un cráter de más de un kilómetro de diámetro y casi 200 metros de profundidad. Estaba compuesto de hierro y níquel, razón por la que pudo formar una huella de ese tamaño.
De hecho, en la península de Yucatán en México, también hay un cráter llamado Chicxulub que tiene 180 kilómetros de diámetro. Se cree que sucedió hace 66 millones de años, aniquilando a una gran cantidad de especies del planeta, incluidos los dinosaurios. Tenía un diámetro estimado de 10 y estaba compuesto de silicio y carbono.
A pesar de que los anteriores son casos poco comunes, hay meteoritos -pequeñas piezas que podrían ser originadas de asteroides o cometas- que caen todo el año en el planeta, sin causar daño alguno.
Los científicos estiman que al menos 10.000 meteoritos chocan contra la tierra o el mar anualmente.