Con la sonrisa que la caracteriza, Paulina Urrutia, la actriz, esposa del fallecido Augusto Góngora y protagonista de La memoria infinita, compartió una conversación íntima sobre cómo fue grabar un pedazo importante de su vida con Augusto y cómo se siente ahora, en un “duelo compartido” con quienes han vivido la película junto a ella.
La memoria infinita de Maite Alberdi está nominada a los Premios Óscar 2024 como Mejor documental, demostrando así que la historia de amor entre Augusto y Paulina continúa tocando los corazones del planeta entero, algo que ella reconoce y le entusiasma en desmedida.
Estas son las reflexiones de Paulina frente a la muerte de Augusto y el fenómeno de la película que inmortalizó cómo acompañó al periodista en su enfermedad.
Paulina Urrutia comparte sus reflexiones por la muerte de Augusto Góngora
Paulina relató que, a todo lado que va, encuentra cariño y comprensión. “La película tiene un recibimiento de la gente de una manera tan transversal y creo que tiene que ver con el cariño, el respeto y la dignidad con la que fuimos tratados, y al mismo tiempo esa capacidad de no ocultar cosas y no romantizar nada, pero aún así llenar de luz, como lo hace la vida”.
Según la actriz, el relato de La memoria infinita es “un momento por el cual todos los seres humanos tenemos que atravesar, un momento complejo y difícil que tiene la vida”. Por ello, demostró su gratitud a la directora Maite Alberdi, quien creó “una película que ilumina, que baja las barreras del miedo frente a tabúes tan grandes como estas enfermedades (Alzheimer)”.
“Y hacerlo desde la capacidad de resiliencia que todos los seres humanos tenemos, no a través del sufrimiento”.
Paulina también reconoció que la espontaneidad que se vio en cámaras fue porque tanto ella como Augusto estaban acostumbrados a tener el lente encima, él al ser periodista y ella en su carrera como actriz.
“Augusto falleció, pero está más vivo que nunca, gracias a uno de los lenguajes en el cual él creyó y amó tanto como el periodismo y el cine”, dijo, con emoción.
Y aunque al inicio, ella se resistió en no grabar el documental por miedo a la exposición, ahora se siente tranquila y feliz. “Es como si Augusto me tocara el hombro y me dijera, ‘¿viste que había que hacerla?’”, mencionó mientras sonreía.
“Yo creo que Augusto es el más feliz de todos nosotros (...) Me lo imaginaba con la manito en la boca, ¿saben? Augusto siempre era muy bueno para reírse, pero ya cuando ponía la manito en la boca era por emoción. Entonces me lo imagino así, feliz, con la manito en la boca”, dijo, mientras se llevaba la mano sobre los labios.
Además, reconoció que cada vez que mira La memoria infinita, se queda pegada viendo a Augusto: “En la última parte, yo siempre veo mi mano cuando le hago cariño y lo toco. Y es que siento como si verdaderamente lo pudiera tocar de nuevo”.
“Es un poco lo que dijo la Maite. Estoy viviendo un duelo compartido (...) Vienen personas y expresiones de cariño, fuerza y ánimo, no solamente aquí en Chile, sino en tantas partes donde he podido estar y es un regalo para mí”.
“Ha sido, como diría Augusto Góngora, perfecto”.