El número de niñas diagnosticadas con pubertad precoz aumentó durante la pandemia de COVID-19 debido a factores de riesgo potenciales como el aumento de tiempo de pantalla y menos actividad física, según un nuevo estudio publicado en el Journal of the Endocrine Society.
El número de niñas derivadas a endocrinólogos pediátricos por pubertad precoz ha aumentado significativamente en los últimos dos años, debido potencialmente a la pandemia de COVID-19.
Se habla de pubertad precoz cuando los cuerpos de los niños empiezan a transformarse en cuerpos adultos demasiado pronto.
Empiezan a desarrollar cambios físicos antes de los 8 años, como brotes mamarios en las niñas y testículos más grandes en los niños.
El COVID-19 también se ha relacionado con enfermedades endocrinas como la obesidad, que se sabe que contribuye a la pubertad precoz en las niñas.
“Nuestro estudio confirma el aumento de los diagnósticos de pubertad precoz durante COVID-19 e identifica los factores que contribuyen a ello, como los malos hábitos alimentarios y de ejercicio, el exceso de tiempo frente a la pantalla y las alteraciones del sueño”, afirma el autor del estudio, el doctor Mohamad Maghnie, de la Universidad de Génova y el Instituto Giannina Gaslini de Génova (Italia).
“Encontramos un aumento de peso entre las niñas diagnosticadas de pubertad precoz durante la pandemia, y el aumento rápido del peso corporal se asocia a un desarrollo puberal avanzado”, añade.
Pubertad precoz
Los investigadores evaluaron la incidencia de la pubertad precoz antes y después de la pandemia de COVID-19 en 133 niñas de Italia.
También examinaron la posible relación entre el COVID-19 y los cambios de estilo de vida relacionados con la pandemia.
Encontraron 72 casos de pubertad precoz antes de la pandemia de COVID-19 (enero de 2016 a marzo de 2020) y 61 casos entre marzo de 2020 y junio de 2021, lo que equivale a cuatro nuevos casos al mes.
Los investigadores también encontraron que las niñas diagnosticadas con pubertad precoz durante la pandemia COVID-19 tendían a tener puntuaciones más altas de índice de masa corporal (IMC) que las niñas que no lo hicieron.
Estas niñas pasaban una media de 2 horas al día utilizando dispositivos electrónicos, y el 88,5% de ellas dejaron de realizar cualquier actividad física.
“El papel del estrés, el aislamiento social, el aumento de los conflictos entre los padres, la situación económica y el mayor uso de desinfectantes de manos y superficies representan otras hipótesis potencialmente interesantes sobre por qué está aumentando la pubertad precoz en la juventud”, afirma Maghnie.
“Aunque no puede descartarse por completo la consecuencia de la adaptación biológica”.