Australia es de los países con menor población por kilómetro cuadrado. Sus ciudades aisladas entre sí dejan espacio para que se desarrolle ampliamente la naturaleza silvestre. Por eso mismo, se ha vuelto un gran atractivo. Es un país que posee especies únicas en el mundo, que se han convertido en icónicas, como el koala y el canguro. Pero el alto interés por los animales nativos, sumado a la masificación del turismo, los ha terminado exponiendo a un ambiente de alto estrés y hostigamiento en parques que reciben miles de visitantes al día.

Son pocos los lugares que limitan los flashes de las cámaras. Por un buen monto de dinero, la mayoría de estos sitios ofrece alimento para darles a los marsupiales. Así, expuestos a las luces y sobrealimentados, los animales nativos han sufrido el turismo irresponsable.

Pero hay zonas en Australia donde ocurre exactamente lo contrario.

La ruta costera desde Melbourne a Sydney, entre el estado de Victoria y el de New South Wales, es perfecta para presenciar las especies nativas en su estado natural. Cruzarse y admirar decenas de animales es un panorama habitual. Canguros, koalas, wombats, wallabies, delfines y más; todos repartidos a lo largo de 1.200 kilómetros. Los paisajes además son variados. Y las paradas esenciales en el trayecto son tres.

1. Parque Nacional Wilsons Promontory

A tres horas al sur de Melbourne se encuentra esta reserva natural, una parada imprescindible en el estado de Victoria. Los alrededores están repletos de montañas, bosques, playas de arena blanca y, para los aventureros, largos trekkings.

La atención es clave en el camino, ya que cuando el sol se esconde los animales salen a pasear y cruzan la carretera sin cuidado. Canguros y wallabies, una especie de canguro más pequeño, son los que más saltan de un lado al otro de los autos.

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Wilsons Promontory

Wilsons Promontory. Crédito: Laura Nevay/Creative Commons[/caption]

El camping al interior, Tidal River, cuenta con todas las facilidades; lugares para estacionar y acampar, parrillas, electricidad, agua y duchas. Pero lo mejor, sin duda, es que en los alrededores se puede ver un híbrido de oso con roedor, llamado wombat. Este marsupial es bastante amigable: mientras masca con tranquilidad la hierba, puede acercarse por cuenta propia y hasta buscar interactuar con las personas.

La mayor atracción del parque es el monte Oberon. Llegar a la cima implica caminar 7 kilómetros y la dificultad es media-baja. Desde arriba se tiene una vista en 360 grados. Las horas más recomendadas para subir son el amanecer y el atardecer. En la tarde se pueden ver más animales; en la mañana, aves.

2. Raymond Island: la isla de los koalas

Otra de las paradas fundamentales es Raymond Island, situada en Gippsland Lakes, East Gippsland. Esta isla es un santuario natural: en 1953 el gobierno australiano trasladó más de 300 koalas desde diferentes lugares a esta zona para protegerlos. Por eso, se le conoce como "la isla de los koalas".

Para cruzar a la isla hay que tomar un ferry, en un trayecto de menos de 10 minutos. Es gratis para quienes van caminando; y para los vehículos cuesta alrededor de 6.000 pesos chilenos. No es necesario un auto para recorrer la isla: las distancias son cortas y las sorpresas se encuentran en el camino.

Escondidos entre los eucaliptus están los koalas. En un rango de 20 metros se pueden ver hasta 18 de estos ejemplares, durmiendo o comiendo en las copas de los árboles. Emiten un fuerte sonido para comunicarse, algo como un mugido pero más agudo. En todo caso, no es fácil escucharlos: duermen aproximadamente 22 de las 24 horas del día.

Los acompañan otros animales nativos, principalmente wallabies que habitan el sur del país. Y como en todo Australia, los canguros también se pasean entre los árboles.

Dar vuelta a la isla no lleva más de 45 minutos a pie, pero las ganas de admirar el paisaje pueden capturar varias horas del día. Ver koalas en su hábitat natural es un privilegio, suelen esconderse muy bien y moverse muy poco.

3. Pebbly Beach: la playa de los canguros

En el estado de New South Wales se encuentra el Parque Nacional Murramarang; y dentro del él, Pebbly Beach. Esta playa de aguas turquesas tiene una particularidad: la mayoría de sus habitantes son canguros.

Tranquilos y amigables, se pasean por la playa. Se ven machos, hembras y varias crías que se esconden dentro de las bolsas de sus madres. Los canguros del norte se destacan por ser boxeadores, pero los del sur son más pequeños y pacíficos, sobre todo los de esta playa que acostumbran a cruzarse con seres humanos.

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Los canguros de Pebbly Beach. Crédito: Rosario Mendía[/caption]

El camping tiene un costo aproximado de 15.000 pesos chilenos, y los animales se pasean libres entre los sitios. Está estrictamente prohibido alimentarlos y tampoco se pueden tocar; sin embargo, es probable que por iniciativa propia, mientras se pasea o se toma sol, ellos mismos se acerquen a interactuar.

Durante todo el recorrido entre Melbourne y Sydney es común cruzarse con grandes manadas que pueden llegar a agrupar hasta 50 canguros. En los terrenos al borde de la carretera se les puede ver a todos juntos, dando largos saltos en libertad.