La escena era espantosa, según el testimonio de distintos testigos. El 15 de abril de 2013, a eso de las 14:50 horas dos poderosos estruendos detuvieron el tiempo cerca de la línea de meta del maratón de Boston, el más antiguo de Estados Unidos y uno de los mayores orgullos de una ciudad de casi 5 millones de habitantes.
Casi al unísono dos bombas explotaron y acabaron con la vida de tres personas, hirieron a más de 260 y otras 17 perdieron alguna extremidad. Pero no solo eso.
Los fallecidos, Lingzi Lu, de 23 años, estudiante de posgrado de China; Krystle Campbell, de 29 años, gerente de un restorán de Medford; y Martin Richard, un niño de 8 años de Boston; miraban a los corredores alcanzar la meta tras los 42,195 km de recorrido cuando un estruendo acabó con sus vidas.
Estratégicamente, los terroristas pusieron en ese punto —acaso el que congrega más gente en todo el recorrido— dos mochilas cargadas con bombas de clavos y metralla fabricadas por ellos mismos.
Le agregaron un detonador y al menos por cinco días sumieron a una ciudad y a casi todo Estados Unidos en estado de pánico.
Una investigación liderada por el FBI dio inicio a una dramática cacería humana que cerró por completo Boston y acabó con un violento tiroteo en Watertown.
En su escape, los terroristas también dispararon y mataron a un oficial de policía de un campus universitario. Y según el New York Times, un número desconocido de espectadores, corredores y socorristas aún experimentan el trauma emocional de ese día.
Las primeras horas
¿Quién fue el responsable de las bombas puestas en la recta final del maratón?
En su recién estrenada docuserie Cacería implacable: el atentado del maratón de Boston, Netflix se adentra en la investigación del caso.
Con el olor a pólvora todavía en el aire, la policía de Boston entregó la investigación al FBI, quienes comenzaron con la revisión de cámaras del lugar del atentado. ¿La razón? La escena del crimen estaba tan contaminada con huellas de pisadas y rastros del público del maratón, que poco y nada se pudo rescatar más que la ciencia del artefacto explosivo: dos bombas fabricadas con una olla a presión y metralla casera ocultas en mochilas.
Tras varias horas de revisión exhaustiva de cientos de cámaras de seguridad, al día siguiente del atentado el FBI logró dar con una persona de interés.
Un sospechoso de gorra blanca que aparece en una de las imágenes con un sutil movimiento. Apenas visible, el hombre deja una de las mochilas cargadas con explosivos, entre decenas de personas, en el suelo.
Más tarde se supo que se trataba de un joven de 19 años, que luego se lo ve retirarse del lugar junto a un cómplice, de gorra negra, quien resultó ser su hermano mayor.
La investigación ahora se fija en darle una identidad y una historia a esas dos personas, gorra blanca y gorra negra. Pero ocurrió un nuevo acontecimiento.
Planificado o no, el hallazgo de la imagen de los sospechosos fue filtrado por un medio local y rápidamente la ciudad fue testigo de una brutal cacería policial de dos sujetos anónimos.
Cacería humana: los terroristas del maratón de Boston
Mientras los sobrevivientes del atentado recibían operaciones a sus heridas complejas, a menudo críticas, en la parte inferior del cuerpo y las extremidades, otra tragedia sorprendió a la ciudad.
Una noche después del atentado, el policía universitario Sean Collier del Massachusetts Institute of Technology de Cambridge fue emboscado y acabó muerto a causa de múltiples heridas de bala.
La policía descubrió que además los autores del crimen le robaron su arma de servicio.
Cuando lograron conectar los dos hechos, los investigadores se dieron cuenta que en su escape los sospechosos abordaron a un conductor que revisaba su teléfono celular con su vehículo detenido.
Lo amenazaron, cargaron su vehículo con sus explosivos caseros y lo secuestraron.
En un diálogo con sus captores, donde le aseguraron que no lo matarían si seguía cuidadosamente sus instrucciones, estos le reconocieron ser los autores del atentado en la maratón de Boston.
Planeaban seguir cometiendo atentados, para ello contaban con más bombas, pero en algún punto de Watertown debieron abastecerse de combustible.
Cuando el menor de los hermanos bajó a pagar y el mayor guardó la pistola en la guantera, el rehén que iba al volante aprovechó el breve descuido para huir corriendo desenfrenadamente.
El sujeto logró entrar a otra tienda y le advirtió al dependiente de la situación. La policía llegó de inmediato y ahora sí lograron identificar a los sospechosos de la masacre en Boston gracias a mejores imágenes.
Eran Dzhokhar (19) y Tamerlan Tsarnaev (26) resultaron ser las dos personas de interés para el FBI y las autoridades, que ahora los rastreaban por el GPS del vehículo sin que ellos supieran.
A contrarreloj, la policía comenzó a movilizar a sus patrulleros e inevitablemente, en la misma Watertown, uno de ellos los detuvo dando inicio a un aparatoso tiroteo en una zona residencial.
Los dos hermanos bajaron del vehículo y se enfrentaron a las autoridades, uno de ellos incluso lanzó bombas, lo que ocasionó más de una gran explosión.
En el intercambio de disparos, Tamerlan resultó herido y entre el ruido, Dzhokhar volvió a subir al auto iniciando una nueva huida.
En la docuserie de Netflix se explica que el menor de los Tsarnaev le pasó la camioneta por encima a su hermano causando su muerte instantánea.
Luego, el muchacho escapó a pie dos cuadras más adelante y se refugió en el patio de una de las casas. Así logró mantenerse oculto hasta cinco días después del atentado en Boston, pese a la presencia de cientos de policías en los alrededores y la constante búsqueda.
Finalmente, la llamada de un vecino alertó a los policías. El hombre encontró rastros de sangre en su patio y su bote, el que mantenía estacionado en su patio.
Tras una aparatosa operación policial que incluyó la presencia del SWAT, francotiradores y una negociación para que se entregara, Dzhokhar Tsarnaev fue atrapado con vida.
Debido a sus heridas, el terrorista debió ser trasladado al Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, donde fue interrogado por miembros del FBI, la CIA y el Departamento de Defensa estadounidense.
El sueño americano de los hermanos Tsarnaev
Dzhokhar Tsarnaev, el más joven de los terroristas, y su hermano mayor Tamerlan, habían llegado a Estados Unidos junto con su familia una década antes desde Kirguistán, después de vivir brevemente en la región rusa de Daguestán.
¿Qué pudo haberlos llevado a cometer un atentado terrorista? Tamerlan arribó a su nueva patria con la ambición de destacar en el boxeo profesional. Fue un peleador con varias victorias, entrenado con rigor por su padre, e incluso recibió la invitación a participar en las Olimpiadas. Pero una nueva regla sobre su ascendencia le impidió representar a EEUU y comenzó una profunda desilusión con su país de adopción.
El documental plantea que ahí el sueño americano pasó a transformarse en pesadilla.
Según la docuserie de Netflix, el mayor de los Tsarnaev se acercó más al Islam e incluso pasó seis meses en Daguestán en 2012, un año antes de la masacre en Boston. Los analistas sugieren que el viaje puede haber sido un paso crucial en su camino hacia la adopción de puntos de vista extremistas y la decisión de planificar el ataque.
En el camino, Tamerlan se convirtió en una figura paterna para su hermano menor, un universitario que era parte del equipo de lucha libre.
¿Qué sabemos acerca de sus motivos? Tsarnaev dijo que él y Tamerlan habían estado motivados para atacar a Estados Unidos en parte debido a sus acciones militares en Irak y Afganistán, y lo que ambos vieron como una conspiración más amplia contra los musulmanes.
La investigación arrojó que los dos hermanos poseían exactamente seis bombas de fabricación casera, varias armas de fuego y un fusil.
Tsarnaev le dijo a los interrogadores del FBI que él y su hermano habían planeado usar bombas de olla a presión y otros artefactos explosivos caseros, sin cómplices.
Primero, consideraron ataques suicidas para el 4 de julio, pero finalmente decidieron atacar antes.
Las autoridades dijeron que las bombas estaban diseñadas para disparar fragmentos afilados de metralla a cualquier persona cercana y mutilarlos gravemente.
¿En qué está hoy Tsarnaev?
Tras el tiroteo que condujo a la muerte de su hermano Tarmerlan, Dzhokhar Tsarnaev fue detenido tras varios días prófugo. Más tarde fue acusado por amplios cargos de terrorismo.
En 2015 fue declarado culpable de cada uno de los 30 cargos principales y condenado a muerte. La sentencia de muerte fue anulada en 2020 y restablecida por la Corte Suprema en 2022. Desde entonces, los abogados de Tsarnaev se encuentran apelando la decisión.
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