Tener una vida ajetreada puede provocar que, de vez en cuando, no le tomemos la suficiente importancia a tareas cotidianas y sencillas.
Una de ellas es cambiar las sábanas de la cama con frecuencia. Tan solo pensar en esa acción podría causarte molestia o pereza, sin embargo, debes comprender que todos deberían llevar a cabo ese hábito de higiene.
La razón es muy simple: cada noche pasamos alrededor de 8 horas sobre la cama, y durante ese proceso, en ese espacio se van acumulando restos de piel, maquillaje, polvo, ácaros, bacterias, secreciones corporales, olores e incluso pelos de mascota. En resumen, una gran dosis de suciedad.
Mientras más tiempo transcurra sin reemplazar las sábanas, más estaremos compartiendo directamente con esa suciedad.
Con qué frecuencia se deben lavar las sábanas
Según explicó a la BBC Lindsay Browning, neurocientífica y experta en sueño, lo óptimo es realizar un cambio de sábanas al menos una vez a la semana. Como máximo, cada dos semanas.
“Si no lavas las sábanas lo suficiente, las células muertas de tu piel se acumularán en estas sábanas”, recalcó la experta al medio británico.
Pese a que se podría pensar que en invierno no es necesario cambiarlas con tanta frecuencia, debido a que las temperaturas bajan y se suda menos, Browning mencionó que aún así en esa época se debería hacer una vez por semana para mantener la limpieza.
En otra vereda están los que creen que ducharse por las noches también evita la responsabilidad de cambiar esa ropa de cama tan seguido. Sin embargo, durante esa temporada los alérgenos suelen acumularse en esa zona, lo que luego podría provocar congestión, de acuerdo a Browning.
Qué pasa si no se cambian las sábanas
Cuando las sábanas permanecen en el colchón durante más tiempo de lo recomendado, por ejemplo, no han sido cambiadas en meses, los efectos se verán reflejados en la salud.
Sofía Luján, médica del Laboratorio de Sueño de Fleni, dijo al periódico Clarín que cuando la ropa de cama no está en óptimas condiciones, por suciedad o mal olor, la calidad del sueño empeora. A eso se suma que promueve el desarrollo de alergias respiratorias y cutáneas, debido a la presencia de polvo, ácaros y otros elementos.
En el caso de las personas que sufren de asma, dermatitis atópica y distintas alergias, existe la posibilidad de que los síntomas de sus enfermedades se exacerben, según explicó al medio argentino Gabriel Noriega, jefe del servicio de Dermatología del Hospital Británico.
Los expertos coinciden en que la cama debe ser un espacio sagrado, y para lograrlo, es esencial comenzar a preocuparse más por cambiar las sábanas regularmente. Ese sencillo paso evitará tener que lidiar con malos olores y suciedades innecesarias, y al mismo tiempo, cuidar más nuestro sueño.
“Si nos metemos en la cama y nos sentimos relajados, cómodos y felices, ese olor a ropa de cama nueva nos ayuda a sentirnos tranquilos y felices”, asegura Browning.